El éxito de La elástica está en el cambio de dirección. Es de esos engaños lindos, que siempre quiere ver uno en una cancha de fútbol. La jugada es sencilla en su descripción, pero dificilísima de hacer en la cancha, solo reservada para genios: primero, se le muestra la pelota al rival, algo así como si le estuviera diciendo “¿la quieres?”. Luego se engancha hacia un lado. Y después, un brusco cambio de dirección, con el borde externo, con la suela, incluso con el taco. Ahí, el poseedor del balón ha ganado varios metros mientras el defensa se da cuenta de que debe ir por ella, ya en clara desventaja.
La historia señala como el creador de La elástica a Sergio Echigo, un jugador brasileño, pero de ancestros japoneses, que apareció en Corinthians en 1963 y apenas duró un par de años en el club más popular de Sao Paulo, antes de irse a equipos menores y terminar su carrera en un club japonés, el Towa Estate Development (que hoy juega con otro nombre, Shonan Bellmare).
La carrera de Echigo no tuvo mayor trascendencia, pero la jugada que “inventó” sí resultó ser una gran herencia. Al lado de Echigo surgió en Corinthians otro futbolista que aprendió muy bien cómo era La elástica. Y se hizo famoso con ella. Su nombre, Roberto Rivelino.
El día que quiera ver el significado de la palabra magia en el fútbol, busque los videos de la Selección de Brasil de 1970. Fútbol en estado puro. Genios trabajando para maravillar a las tribunas. El técnico de ese equipo tuvo que buscar la fórmula para juntar a los cinco números 10 más importantes del momento y le salió perfecta: Pelé, Gerson, Tostao, Rivelino y Jairzinho, juntos. Y Rivelino se dio el lujo de hacer una elástica en plena final, contra Italia. También fue Rivelino quien dejó el testimonio, en video, de un gol nacido de una elástica, ya con la camiseta de Fluminense, en un partido frente a Vasco da Gama en ese templo llamado Maracaná.
La elástica es una herencia brasileña por excelencia. Aunque también hubo otros intérpretes de este lado del mundo. Uno de ellos brilló en Colombia, el peruano Julio César Uribe. El diario español As hizo alguna vez una selección de las mejores elásticas de la historia y quedó, entre esas 10, una de Uribe, con la camiseta del Junior de Barranquilla. Fue en el estadio Pascual Guerrero, frente a otro equipo lleno de magia en esa época, el Deportivo Cali de Redín y el ‘Pibe’ Valderrama. Uribe frenó en una esquina del área, engañó a Félix Polo, se fue a la raya, luego fue dejando atrás rivales para finalmente rematar, casi sin ángulo, y meterla por el palo del arquero, el paraguayo Roberto Fernández. Todavía hay hinchas aplaudiendo.
Ronaldo (el brasileño, no el portugués) la llevó a España cuando lo contrató el Barcelona. Y Ronaldinho, con la misma camiseta, se encargó de inmortalizar el legado que inició Sergio Echigo, que hizo popular Rivelino y que después imitaron otros cracks como Cristiano Ronaldo (ahora sí, el portugués) y Zlatan Ibrahimovic. Pero esa jugada tiene los colores verde y amarillo marcados en su corazón.
JOSÉ ORLANDO ASCENCIO
Subeditor de EL TIEMPO
En Twitter: @josasc
