Para un escritor de periódicos repetir lo mismo que ya dijo, y con el agravante de haberlo dicho hace poco tiempo, es todo un pecado. Pero lo que en mi en trabajo es un dolor de cabeza, para el técnico Carlos Queiroz, en el suyo, son buenas noticias: la Selección Colombia que empató 0-0 contra Chile es igualita a la de los dos amistosos de hace un mes contra Venezuela (0-0) y Brasil (2-2), se rige por sus principios y fundamentos impuestos desde la pasada Copa América, el equipo está jugando siempre igual, a lo que él quiere; con sus virtudes y sus defectos.
A ver: contra Chile, como ocurrió en la pasada Copa América con James y Falcao o en los amistosos recientes sin ellos, el equipo insistió en el mismo esquema básico, esa ‘táctica madre’ 4-3-3 que al ataque ubica a los centrales a 45 metros del arco de David Ospina, pone al menos siete hombres en campo contrario; que basa su idea en la velocidad, el juego largo, la presión, la fuerza en la mitad y el orden atrás.
Cuando tuvo que defender, Roger Martínez primero y Yairo Moreno, después, se retrasaron mucho en la izquierda para ser el apoyo de William Tesillo.
De nuevo, atrás el equipo no admitió quejas. Soportó los primeros 10 minutos de un Chile intenso. Colombia se adueñó del partido después del minuto 15 cuando Juan Guillermo Cuadrado tuvo la primera opción de gol, justo cuando Gary Medel, el pitbulll de seguridad chileno que iba a morderle el balón, se lesionó.
Colombia fue otra vez el mismo equipo fuerte, atento, intenso y con personalidad, que juega a toda velocidad y con toda la testosterona. Y cuando Chile cambió la agresividad por la agresión, Colombia también fue fuerza y guapeó con personalidad y canillas de acero.
Los intelectuales del juego insisten en que estos partidos son para ensayar y evaluar modos y maneras. Colombia puede tener muchas cosas buenas, como su despliegue físico, su idea de velocidad y verticalidad y, especialmente, su trabajo defensivo: ¡en 9 de los 11 partidos dirigidos por Queiroz, no le han hecho gol! Eso es el 81 por ciento. ¡Buenísimo!
Pero el gran defecto del equipo, que tuvo media docena de opciones de anotar contra Chile y al que el juez, que debió tener un perro lazarillo en el campo, no le dio un penalti evidente, es que le cuesta hacer goles. No la mete o la mete muy poco. Y en el fútbol todas las bellezas tácticas y estratégicas, las maravillas de funcionamientos exactos y sincronizados inimaginables no igualan un gol. Un equipo para ser realmente bueno tiene que hacer el gol necesario para ganar. ¿Y el gol, dónde está?
Esta columna sobre la Colombia de ayer es muy parecida a todas las de este año del equipo y eso es bueno para Queiroz: la Selección funciona igual con o sin James, con o sin Falcao. Y eso está bien. Pero James, el mejor futbolista por mucho de Colombia, ha destrabado con goles y asistencias muchos juegos. Siempre hará falta James. Ya volverá...
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
@melukLeCuenta
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