Carlos Queiroz, el técnico de la Selección Colombia, pagó el 2-2 amistoso contra Brasil de anoche en Miami con la misma moneda que puso en el mostrador de la pasada Copa América.
El mismo esquema básico, la ‘táctica madre’ 4-3-3 que al ataque ubica a los centrales a 45 metros del arco de David Ospina, pone al menos siete hombres en campo contrario; que basa su idea en la velocidad de ataque en las bandas, juego largo, presión, fuerza en la mitad y orden atrás.
Esa fue la cara del equipo. De ese lado cayó la moneda en el primer tiempo de igual a igual –y sin James ni Falcao–, contra el poderoso Brasil campeón continental. Una Colombia fuerte, atenta, intensa y con personalidad que remontó el sorpresivo 1-0 en contra con el cabezazo de Casemiro en un córner, a los 19 minutos. Libre, le ganó el salto a Tesillo, que vivió una noche de pesadilla: Richarlison le pegó un baile de escuela de samba en carnaval.
Colombia hizo lo más difícil: volteó el marcador antes de irse al descanso con dos goles de Muriel, el extremo derecho. El 1-1, de penalti a los 25 minutos por falta clara en su contra (una patada de Kung Fu en el pecho le dio Alex Sandro). El 2-2 tras un jugadón a la velocidad del relámpago de Roger Martínez, que en su banda, la extrema izquierda, le hizo un sombrero de mariachi a Marquinhos, la pasó al centro delantero Duván Zapata, que la rodó a la derecha para el latigazo del 2-1 de Muriel, a los 34 minutos.
A pesar de la victoria parcial a toda velocidad, a toda testosterona, a mayor posesión de pelota y a cinco llegadas, en defensa el equipo daba ventajas y también tuvo que sortear cinco llegadas muy claras de Brasil. ¿Ya dije que Richarilson le pegó un baile de sambódromo a Tesillo?
El sello de la moneda de esta Colombia de Queiroz fue el segundo tiempo: la Selección se echó atrás, retrasó a los extremos para esperar con cinco hombres en el medio adelante de una defensa que, entonces, jugó pegada a las 18 de Ospina: el equipo reculó 30 metros quizás con la idea de fraguar un contragolpe que no salió; aguantando a un Brasil que reaccionó con el impulso de Neymar, quien marcó el 2-2 tras un balón largo a la espalda de Tesilllo y centro de Dani Alves. ¡Y a Neymar no le dieron un penalti! ¡Y Colombia no remató al arco!
Cara y sello de la misma moneda que se pagó en la Copa América; la misma cara del partido contra Catar, el mismo sello del juego contra Chile. El precio de Queiroz para Colombia se cotiza con o sin James, con o sin Falcao. Y su moneda busca su valor exacto.
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
@MelukLeCuenta