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Falcao subió al cielo, erró un penal y cayó 5-3 en Liga de Campeones
Radamel Falcao

Radamel Falcao García, delantero colombiano.

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Falcao subió al cielo, erró un penal y cayó 5-3 en Liga de Campeones

Partidazo en el juego de ida de los octavos de final entre Manchester City y Mónaco.

Radamel Falcao García llegó a Manchester y en el City lo temían. Sabían que debían prestarle atención, que ya había retomado el nivel que lo convirtió en uno de los mejores delanteros del mundo. El delantero colombiano pisó el césped del estadio Ciudad de Manchester con bombos y platillos y él no podía ser inferior; no lo fue: anotó dos goles, uno de ellos un tremendo golazo, y erró un cobro penal en la derrota 5-3 del Mónaco en el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones. Poca recompensa para un nivel superlativo para el atacante.

Desde los primeros minutos creó problemas a la defensa del Manchester City. Merodeó el área rival, se movía entre los centrales, bajaba a pivotear, buscaba a sus compañeros para que jugaran por las bandas. 

El equipo dirigido por el español Josep Guardiola pegó primero. A los 26 minutos Raheem Sterling aprovechó un centro para adelantar a los ingleses. Fue Falcao quien recogió el balón, lo llevó al medio campo y arengó a sus compañeros: “vamos… vamos”. Su novela estaba al caer.

Unos minutos después una mala salida del City le permitió a Bernardo Silva ser el eje de un letal contragolpe, mientras Radamel Falcao silenciosamente iba ubicándose en el área. El portugués arrumó rivales, descargó el balón por la banda derecha a Fabinho quien lanzó un centro y ahí, en donde el colombiano se siente en su hábitat, saltó por encima de los rivales y de cabeza martilló contra el suelo el balón. Fue el gol del empate, el que gritó con furia en la celebración, en la que se elevó por los cielos de Manchester para decir aquí estoy.

Su fallo

Una falta de Nicolás Otamendi sobre el colombiano fue señalada como penal. Al cobro fue Falcao. Acomodó el balón, se tomó su tiempo, no pateaba porque el estadio lo silbaba y no le permitía escuchar el pito del árbitro. El suspenso se apoderaba de todo el mundo. Emprendió carrera, hizo su popular parada, pero Willy Caballero lo aguantó bien y le atajó su cobro. Radamel no podía creerlo. Era la oportunidad de sacar más ventaja, pero increíblemente no lo mandó al fondo de la red.

“Tuve la suerte de escoger el lado bueno. Había estudiado los lanzamientos de Falcao y del resto de lanzadores del Mónaco. Afortunadamente adiviné el lado”, reconoció el arquero del Manchester City finalizado el encuentro.

Un ‘pincelazo’

Radamel Falcao no se iba a quedar con ese malestar, con el sinsabor de estar teniendo una destacable actuación y tener el infortunio de errar un cobro penal. Un pelotazo largo para el colombiano le permitió parar el balón, acomodar el cuerpo e ingresar en el área. Ahí, le ganó de fuerza a Stones y quedó de frente al arco. Todo el mundo esperaba un remate cruzado, pero su genialidad se volvió a hacer presente. Caballero salió para hacerle ver pequeño el arco y él en fracción de segundos le pica el balón como si fuera un pincelazo en el lienzo. El arquero impotente ve cómo su remate la cuelga y se le mete en la portería. Era el 2-3, Mónaco explotaba de júbilo y el mundo del fútbol quedaba maravillado con tremenda definición.

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