Para cualquier equipo, para cualquier selección, enfrentar a Argentina, a esta, a cualquiera, implica desafiar un problema llamado Messi. Hay estrategias: algunos le ponen un hombre a que le respire en la nuca; otros lo vigilan con dos o tres marcadores escalonados; le intentan bloquear sus posibilidades de pase o evitar que le llegue el balón... Hay formas, pero no garantías. El desafío le toca ahora a la Selección Nacional.
Cuando la Colombia de Pékerman ha enfrentado a Messi, ya ha usado la estrategia de ponerle un hombre a que se le pegue, a que lo anticipe, lo persiga, lo asfixie y no lo deje ni recibir el balón –o lo intente–. En la pasada eliminatoria, en Buenos Aires, Messi fue suplente y cuando entró, Alexánder Mejía se convirtió en su sombra. “El profe me pidió que lo siguiera por donde fuera”, confesó Mejía, quien hoy no está convocado. Quedaron 0-0.
La marcación individual está entre las posibilidades, pero no es suficiente. El español Xabier Azkargorta, que lo enfrentó cuando era DT de Bolivia, tiene una opinión contundente. “¿Cómo se para a Messi? Si está bien, rezando...”, dijo. Aunque reveló una estrategia. “Si Messi no está tan bien, hay que tener una defensa escalonada y de continuas ayudas”, respondió a la consulta de EL TIEMPO.
Algunos de los mejores DT del mundo reconocen que anular a Messi es casi imposible. Guardiola, actual orientador de Manchester City y quien fue su entrenador en el Barcelona, propuso hace poco: “Habrá que estar cerca e intentar que reciba lo menos el balón, intentar ayudas, pero aun así tiene capacidad para salir”.
Mourinho, técnico del Manchester United, llegó a confesar que cuando lo tenía que enfrentar, pasaba horas pensando cómo marcarlo, pero colectivamente, ya que, dijo, “es imposible marcarlo al hombre”.
Otro MessiHay que tener en cuenta que el Messi de la selección no ha podido ser el mismo del Barcelona. En Argentina le cuesta, se le dificulta ser ese jugador estelar porque carece del acompañamiento que necesita y termina con expediciones solitarias. Jorge Valdano –exfutbolista y extécnico gaucho– opina que en Argentina, Messi no es el mismo porque a diferencia del Barcelona, sus compañeros lo buscan menos o demasiado tarde, cuando él ya está marcado. “Juega con menos confianza”, escribió en su más reciente libro.
En este contexto, Colombia podría insistir en ponerle un escolta que esté al acecho –Carlos Sánchez o Daniel Torres–, como lo hizo Mejía, o intentar bloquearlo colectivamente, como propone Guardiola. Se especula que pondría tres volantes de marca para copar la mitad, para evitar que le llegue la pelota o impedir que tenga opción de pase.
Como seguramente Messi también intentará resolver solo, habrá que escalonarlo, como dice Azkargorta, y correr el riesgo, ya que no hay garantía de que se le pueda desarmar.
Todas son estrategias para intentar minimizar un riesgo que de todas maneras seguirá latente. Porque Messi suele encontrar salidas a cualquier túnel. Como bien dijo el defensor italiano Giorgio Chiellini, “con Messi solo puedes persignarte...”.
PABLO ROMERO
Redactor de EL TIEMPO
En Twitter: @PabloRomeroET
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