Horas antes de que se disputara el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y River Plate, un video muestra a una niña que está siendo utilizada por una mujer para esconder bengalas y poderlas ingresar al estadio. El doloroso retrato de una sociedad enferma.
Al final de todo este novelón trágico y cómico, esa imagen tendrá un alto valor simbólico. La grabación dura apenas 11 segundos y fue hecha de forma clandestina desde el interior de un carro. En un plano torcido vemos a una mujer, que puede ser la madre, agachada sobre la pequeña y pegándole al vientre, con cinta adhesiva, las bengalas.
La niña, inocente de llevar una carga mortal de pólvora adherida a su cuerpo, sonríe mirando a un grupo de personas que observan la escena con indolencia.
Esa indiferencia tan dolorosa frente a la crueldad contra una pequeñita es la manifestación del agotamiento de una sociedad anestesiada por el desánimo, la inmoralidad, enferma e incapaz de levantar la cabeza y salir hacia cualquier objetivo.
Esta sociedad 'futbolera', la de allá o la de acá, es el marco de una historia en la que las pedradas, los gases pimienta, los asesinatos, los insultos y el 'todo vale para ganar', parecen normales a un destino trágico: un partido de fútbol. Hombre y paisaje fundidos en el exterior de las calles y al interior de los conflictos de cualquiera de estas sociedades latinoamericanas.
Gente invadiendo, huyendo o simplemente poniéndose a salvo ante el miedo creciente que los va acorralando; todo bajo los lentes de las cámaras y en televisores que encuadran a la perfección a todos estos personajes de una obra absurda en la que simplemente corren de un lado para el otro.
Y en medio de todo ese caos, la imagen de una niña indefensa, juguetona, a quien una persona adulta le pega bengalas bajo la camiseta de un equipo de fútbol con el fin de evitar los controles policiales y entrar así con los artefactos al partido.
Son muchos los relatos e informes periodísticos que han retratado, con mayor o menor fortuna, la violencia en el mundo del fútbol. En este caso, nos asalta en vivo y en directo la peste que ha infectado a la sociedad y a sus personas: el miedo que paraliza, el miedo a intervenir para que no le amarren cargas de pólvora a un niño, el miedo producido por una depresión económica y social, el miedo generalizado, la indiferencia ante la injusticia.
Cualquiera puede ver el futuro que nos espera a las sociedades del fútbol si no hay una fuerte intervención y sanción por parte de las autoridades, de la prensa deportiva y de los dirigentes frente a estos hechos. Es como un huevo de serpiente. A través de la fina membrana se puede distinguir un reptil ya formado.
Carlos Castelblanco
Universidad de los Andes
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