Hace 40 años, todo el mundo daba por sentado, literalmente, que enfrentar a Brasil era una derrota segura, al menos en selecciones de mayores. Y cuando se les lograba sacar un punto, se desquitaban con todo. En ese entonces hubo un gesto de impotencia pura en el que su protagonista, Eduardo Emilio Vilarete, quedó marcado.
La sentada de Vilarete en el balón hacía parte de la leyenda del fútbol nacional, hasta que hace un par de meses, alguien encontró un video del Canal 100, que pasa juegos antiguos de Brasil, en el que, por fin, hubo un registro de la acción.
El atacante samario nunca había visto la imagen hasta ahora. “Buena esa, Jose. Hasta ahora veo la sentada en el balón. Joda, esperé 40 años pa verme. Gracias, campeón”, escribió Vilarete en el muro de Facebook de este periodista, que compartió las imágenes.
¿Cómo fue la historia? En 1977, Colombia enfrentó a Brasil y Paraguay en las eliminatorias para el Mundial de Argentina. Y el primer partido, el 20 de febrero, fue una sorpresa: 0-0 en El Campín. Era la primera vez que Colombia, que por entonces alternaba entre la camiseta blanca atravesada por la bandera y la zapote, lograba sacarle un empate en un partido oficial al entonces tricampeón del mundo. Eso tuvo consecuencias. Por ese resultado, echaron al técnico, Oswaldo Brandao.
El desquite, decíamos, fue terrible. Con otro entrenador, Claudio Coutinho, Brasil se jugaba el paso a una segunda ronda de unas eliminatorias atípicas: los ganadores de los tres grupos en que se dividieron, y en las que no participaba Argentina por ser el país sede, debían enfrentarse después en un triangular en cancha neutral, por dos cupos directos y un repechaje. Fue una paliza: frente a 132.764 espectadores, los brasileños, que ese día jugaron de azul, ganaron 6-0.
Cuando Marinho Chagas, un zaguero de remate muy potente, que murió en 2014, anotó el cuarto gol casi desde la mitad de la cancha, vino la famosa sentada de Vilarete.
“Cuando el mono Marinho le hace el cuarto a Luis Gerónimo (López), el tipo salió a cantarlo como loco y se estuvo celebrándolo como tres minutos. Yo, no sé, por reflejo, quizá, por bronca, yo qué sé, la vaina fue inconsciente. Llegué y tin, me senté sobre el balón. Ñerda, cuando regresamos a Colombia me chiflaban en todos los estadios porque la vaina no les gustó ni a los brasileños ni a los colombianos”, le dijo Vilarete hace algunos años a Andrés Salcedo, en una entrevista para la revista SoHo.
Yo, no sé, por reflejo, quizá, por bronca, yo qué sé, la vaina fue inconsciente. Llegué y tin, me senté sobre el balón. Ñerda, cuando regresamos a Colombia me chiflaban en todos los estadios
Esa noche de marzo de 1977, la cosa pasó medio inadvertida y las críticas fueron más a la goleada que a la sentada. “Luchamos e hicimos lo que pudimos, pero nos encontramos con un rival que nos superó en todo. Realmente estamos apenados con esta derrota, pero debemos reconocer que nada nos salió bien”, dijo Vilarete ese día. Y en la columna que publicó en EL TIEMPO al día siguiente, Hernán Peláez Restrepo escribió: “Mientras sigamos participando en grupos donde esté Brasil no tenemos absolutamente nada que hacer.
En esa época nos conformábamos con muy poco. Apenas regresó a Colombia, el técnico de esa Selección, Blagoge Vidinic, declaró: “Tenemos un gran equipo que fue capaz de reunir 160 mil personas en el Maracaná, y el cual, ante la derrota, demostró tal dignidad que esto ha quedado allí como un valioso ejemplo ante la adversidad”.
En el mismo año en que Vilarete jugó su último partido con la Selección, 1985, Colombia le ganó por primera vez a Brasil, con un gol de Víctor Lugo, en el estadio El Campín. Eso fue el 15 de mayo de ese año. Cuatro días después, Vilarete le pegó a un árbitro, Jorge Zuluaga, y fue suspendido 40 fechas. Nunca volvió a la Selección Colombia. De ahí se fue a jugar y a hacer goles al Deportivo Quito, de Ecuador, y luego jugó en Perú.
#Vilarete, un extraordinario cabeceador y un gran delantero, jugó 20 partidos en la Selección. Marcó seis goles, uno de ellos, cómo no, a Brasil, en un amistoso en Bogotá, el primero de febrero de 1981. Pero el juego que lo marcó con la camiseta zapote fue el de la sentada en el balón en el Maracaná, que, 40 años después, por fin pudo ver en una pantalla.
JOSÉ ORLANDO ASCENCIO
Subeditor de Deportes
@josasc
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