A dos horas del pitazo inicial del partido Colombia-Chile, un ambiente festivo invade a la 'Casa de la Selección' en lo que será el último partido de las eliminatorias mundiales de fútbol a Rusia 2018.
Con el paso de las horas, como es tradicional, la ciudad se transformó en amarilla, el color del equipo dirigido por el argentino José Néstor Pékerman.
El Centro de la ciudad es un hervidero a esta hora, no solo por los 34 grados centígrados y el sol a plenitud, sino porque los ciudadanos tratan de desocuparse de sus oficios y tareas para marcharse al estadio o quedar libres para seguir el partido a través de la transmisión por televisión.
"Lo importante es no tener que estar ocupado a las 3:30 (hora del comienzo). Yo ahorita salgo al estadio a ver qué boleta consigo, norte o sur", dijo Manuel, un vendedor de libros cerca al Centro Cívico.
En horas de la mañana la calle 72, entre carreras 46 y 47, en los alrededores del estadio Elías Chegwin, el principal escenario de reventas de boletas, cerca de un centenar de personas ofrecían y compraban los tiquetes que eran adquiridos, en su mayoría, por hinchas llegados del interior del país.
"Esto siempre se mueve: las de norte y sur son las más caras: valen 180 mil pesos (precio de taquilla es de 60 mil), oriental están a 250 mil (vale cada una 200) y las de occidental, a 400 mil (vale cada una 350 mil)", manifestó Rafael, un revendedor.
"Uno busca boleta aquí, pero con gente que uno vea que sea firme, para evitar una falsificación", dijo Arcesio, un aficionado llegado de Medellín, que adquirió una boleta de norte.
Los reventa de boletas se trasladaba, después de una de la tarde, de la 72 a los alrededores del estadio Metropolitano Roberto Meléndez, escenario del partido.
BARRANQUILLA
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