El talento goleador de Dayro Moreno, el máximo artillero del fútbol colombiano en los torneos cortos (lleva 170) ha sido opacado por sus actos de indisciplina, que han impedido, por ejemplo, que hubiera tenido más continuidad con la Selección Colombia, a pesar de haber hecho parte de la misma generación de Radamel Falcao García, Abel Aguilar, Fredy Guarín y David Ospina, entre otros.
Dayro, nacido el 16 de septiembre de 1985 en Chicoral (Tolima), es el tercero de cuatro hermanos. Mostró condiciones en su pueblo natal hasta llegar a las divisiones menores del Once Caldas, el equipo en el que debutó como profesional.
“Tenía 16 años cuando llegó. Era diferente a todos y siempre se le veía con buena ropa y se echaba lociones finas. También llevaba buenos guayos y ya tenía la moda de los tatuajes y los aretes”, recordó José Miguel Rodas, exkinesiólogo del Once Caldas y uno de los mejores amigos de Dayro, en una nota en EL TIEMPO en 2014. En esa época nació su primer apodo: le decían 'Peluca'.
El 27 de abril de 2003, Luis Fernando Montoya lo puso a debutar como profesional en el club blanco. Fue titular en la tarde en que el Once Caldas obtuvo su primera estrella, pero lo sacaron a los cinco minutos: lo pusieron para cumplir con la norma que obligaba a poner un Sub-20 como inicialista. Pero poco a poco se fue consolidando, hasta llegar a ser titular, el primero de julio de 2004, en la formación del Once para la final de la Copa Libertadores contra Boca Juniors.
“Era un joven muy ‘confianzudo’. Le hablaba a todo el mundo y se metía en las conversaciones. Se fue ganando el cariño de todos los grandes: Juan Carlos Henao, Arnulfo Valentierra, Édgar Cataño... Era como la mascota”, recordó Rodas.
En el Once Caldas se destacó por su generosidad. “Me decía que averiguara en las inferiores qué jugador estaba mal de guayos y luego mandaba a regalarle guayos. También les daba dinero a los jóvenes que estaban necesitados. Yo le decía que no hiciera eso, pero me respondía que no le importaba, que él quería ayudar porque iba a tener muchas cosas”, dijo Rodas.
Pero así como se destacaba por su talento, también la indisciplina le jugó malas pasadas. Era muy amigo de la rumba. En uno de sus pasos por el Once Caldas, tuvo una celebración de gol muy recordada: se fue a abrazar un dummie de una botella del aguardiente que por esa época patrocinaba al club blanco. En 2005 lo sancionaron por indisciplina pero después le levantaron el castigo.
Por culpa de su indisciplina, una vez el Once Caldas se quedó sin técnico. Fue en noviembre de 2007. Dayro venía de anotar el gol del triunfo de Colombia frente a Argentina, en la eliminatoria para el Mundial de Sudáfrica, y no se le ocurrió una cosa mejor que quedarse celebrando en Bogotá, en un sitio nocturno de la Zona Rosa. Por esa razón, se presentó tarde a los entrenamientos de su club, que ese fin de semana enfrentaba a Nacional en Medellín. El DT Santiago Escobar decidió dejarlo por fuera y los directivos, encabezados por el presidente del club, Jairo Quintero, presionaron para que lo pusiera. Escobar renunció al cargo.
“El nunca negó tomarse unas (copas) como sí lo hacen otros. A un par de entrenamientos llegó mal, pero siempre daba todo en la cancha. Yo en la semana le daba suero y Pedialyte; llegaba el momento del partido y hacía goles, es un diferente a todos”, recordó Rodas.
A todos los equipos a los que fue se destacó como artillero. Sin embargo, sus experiencias en el extranjero no fueron buenas. En Atlético Paranaense, en Brasil, solo jugó dos partidos, en 2007. En el Steaua de Bucarest, a pesar de estar acompañado por otros dos colombianos (Juan Carlos Toja y Róbinson Zapata), no se adaptó y tuvo problemas con los técnicos. En Xolos de Tijuana pidió ser transferido tras su primer semestre en el club.
En cambio, en Colombia siempre se destacó como artillero. Ha sido seis veces goleador de la Liga: dos con Once Caldas, dos con Millonarios y dos con Nacional. Pero ahora la indisciplina le jugó una mala pasada. A pesar de que llevaba diez goles este semestre, el club lo despidió este martes. A los 33 años, Dayro tendrá que empezar de nuevo.
DEPORTES
Comentar