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Meluk le cuenta... (El superclásico)
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Meluk le cuenta... El superclásicoNacional, tras los primeros 15 minutos de presión e intensidad de Millonarios, adelantó sus líneas y después del minuto 20 controló la pelota, el partido y empezó a meter miedo con su juego de dos o tres cortas y una larga, con lo que burló el mediocampo de Millos, correlón, luchador y abierto.
Meluk le cuenta

EL TIEMPO

Meluk le cuenta... (El superclásico)

Creí que Nacional sería más calculador y le cedería la iniciativa a Millos. ¡No le pegué a nada!

El viernes pasado, en la víspera del superclásico del país entre Millonarios y Nacional, dije en el programa Conexión de Win Sports que para Nacional sería un buen resultado el empate de visitante contra el líder de la Liga.

De inmediato, mi compañero Sergio Galván, el máximo anotador de todos los tiempos en Colombia, ripostó: “No: eso se podrá decir solo por cómo se dé el partido, por como salga el trámite del juego”. Él acertó, porque el 1-1 sí resultó un buen resultado... ¡pero para Millonarios!

Además, creí que Nacional sería más calculador y le cedería la iniciativa a Millos para intentar liquidar con su juego largo. Y no: su papel ofensivo fue evidente. ¡No le pegué a nada!

Nacional, tras los primeros 15 minutos de presión e intensidad de Millonarios, adelantó sus líneas y después del minuto 20 controló la pelota, el partido y empezó a meter miedo con su juego de dos o tres cortas y una larga, con lo que burló el mediocampo de Millos, correlón, luchador y abierto. Además, con su regreso, Barcos enloqueció a Rambal, Carrillo y al mismo Duque.

A propósito: Duque, el volante de marca, resultó un celador personal de Rovira, otro volante de marca que en Nacional da el famoso ‘primer pase’. Y fue justamente Duque, en un duelo contra Mafla, otro hombre de seguridad, el que generó el gol del 1-1. Millos llegó al empate a pura lucha, a pura fuerza, a puro orgullo. Cuando el fútbol no alcanza, a veces así toca y a veces así funciona. Montoya, primero, y Silva, después, cuando relevó a Pérez, no pudieron con la carga creativa. Imprecisos y absorbidos. Les quemó la pelota.

En cambio, el portero Faríñez estuvo sensacional con un manotazo de gato justo antes del 1-1, y con una triple atajada fantástica a puro reflejos y velocidad después del empate.

Sí: el tercer remate estaba invalidado por fuera de juego, pero la parada hace parte de la espectacular secuencia rebotada al mundo hasta por las redes sociales de la Fifa.

Nacional, con su superioridad de trámite y control en la mitad; con su amenaza de juego largo y vertical, y su ubicación a la espalda de los volantes de marca de Millos, puso más fútbol, jugó mejor; pero eso a veces no alcanza.

El superclásico fue también muy caliente y para guapos. En una difícil mezcla de fuerza, choques, golpes y faltas, el árbitro Luis Sánchez falló: Duque trabó a Mafla en el inicio de la jugada del empate, y no hubo pitazo; además, Duque le metió una plancha de expulsión a Barcos. No hubo tarjeta. Como tampoco debieron terminar el partido el portero Cuadrado, por tirarle una patada sin balón y con bola muerta a Ovelar, ni Vladimir Hernández, que le pegó en la cara a Palacios en un salto.

Nacional fue más. Millos luchó más. Y el superclásico fue el superclásico.

Meluk le cuenta…

GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
En Twitter: @MelukLeCuenta

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