El primer partido oficial de la temporada para Millonarios resultó mucho más parecido a los tres amistosos que había jugado este año que a lo que había hecho en el remate de 2017, cuando celebró su estrella 15. Le sigue faltando efectividad, definición. Por esta razón, el equipo sigue sin celebrar un gol (ya lleva cuatro partidos en esas) y no pudo derrotar a una nómina más bien experimental de Atlético Nacional, en el partido de ida de la Superliga. El campeón del primer torneo oficial del año se conocerá el próximo miércoles, en el estadio Atanasio Girardot.
Millonarios hizo mucho más por el partido, sobre todo en el primer tiempo. Y era normal: mismo cuerpo técnico (aunque Miguel Ángel Russo, la cabeza del equipo, se recupera de una infección urinaria en la clínica Santa Fe de Bogotá), y casi la misma base que salió campeona en diciembre. Por eso, en el primer tiempo arrancó con el impulso del título y logró las mejores opciones del partido, en especial un bombazo de Ayron del Valle que puso a temblar el horizontal. En el segundo se le notó que está en pretemporada y se fue quedando físicamente.
Solo había dos piezas nuevas en Millos: una, el portero Wuilker Faríñez, a quien no hubo cómo medirlo porque Nacional no hizo un solo remate al arco en todo el partido. La otra, el delantero Roberto Ovelar, que cumplió, con las mismas virtudes y defectos, el mismo papel que hacía Duvier Riascos, que este miércoles jugó un ratico con Vasco da Gama en la Copa Libertadores, frente a Universidad de Concepción. Al paraguayo se le abona su intención de juntarse, de pedir la pelota, de moverse. Y se le critica que, en realidad, no pudo rematar al arco.
“A veces pasa eso, no llega el gol, pero eso a nosotros no nos preocupa. No jugamos contra cualquiera, jugamos contra Nacional. El balance fue positivo”, dijo Hugo Gottardi, el DT encargado de Millos. “Hablé con Faríñez al final, le dije que tuvo un buen partido, Nacional no nos llegó”, agregó.
En Nacional, su nuevo técnico, Jorge Almirón, no puso a ninguno de los refuerzos extranjeros en la cancha. Nueve de los 11 titulares verdes venían de la nómina del año pasado y solo debutaron oficialmente Helibelton Palacios y Jorman Campuzano, ambos con un aceptable balance. Como todavía no ha tenido mucho tiempo para darle al equipo el toque que quiere, Nacional se dedicó a aguantar en la primera etapa; esperó en su campo, intentó sacar al ataque a los laterales, pero quedó sin espacio para salir, sobre todo por una muy buena labor de Jhon Fredy Duque, al que no se le notó la pretemporada.
Ya en el segundo tiempo, Nacional agarró un poco más la pelota, pero esa posesión era más para evitar que Millonarios la tuviera que para generar algún peligro. Incluso terminó reforzando la marca con el debut del argentino Gonzalo Castellani en lugar de Raúl Loaiza, quien se fue de la cancha con una amarilla por una fuerte patada a Harold Santiago Mosquera. Y luego, cuando Gottardi mandó a Christian Huérfano a reforzar el ataque, puso a debutar a su otro compatriota, Diego Braghieri, pero en lugar de Edwin Velasco, para jugar como lateral. Ganó mucho en marca y le sirvió para atajar el empuje azul, pero también renunciaba a atacar.
Millos estuvo a punto de sufrir un nuevo capítulo de la maldición de los últimos minutos cuando Nacional, en su única opción de peligro en todo el partido, casi anota con un remate de Jeison Lucumí que se estrelló en el travesaño. Y también lo pudo ganar al final: en un rebote tras un mal cobro de tiro libre de Santiago Montoya, Huérfano le pegó de primera: la bola se fue afuera, por muy poco.
Fue un poco más Millos. Le falta el gol, aunque el cuerpo técnico está tranquilo. Nacional apenas comienza a forjar su idea. Habrá que ver si en ocho días las ideas cambian. Hay un título en juego.
JOSÉ ORLANDO ASCENCIO
Subeditor de Deportes
En Twitter: @josasc
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