Las peticiones de la Asociación de Futbolistas Profesionales de Colombia (Acolfutpro) le pusieron los pelos de punta a la Dimayor, y terminarán poniéndoselos a la Federación de Fútbol entera.
Yo que he visto de todo en este fútbol, desde vetos y pactos laborales, dirigentes esclavistas, empresarios que llegan hasta la trata de personas, no pagos salariales, dobles contratos o gambetas parafiscales, espero para los trabajadores del fútbol todo el respeto, las garantías y derechos; entre ellos, los derechos legítimos de asociación, de igualdad de los empleados (es explícito al referirse a hombres y mujeres), a la protesta, a la seguridad social, a la negociación colectiva y, quizás el más simple y básico de todos: el derecho a ser escuchados.
Esa no es una de las 12 peticiones formales que ha presentado Acolfutpro, pero es la primera que están negando los directivos del fútbol nacional. Antes de hablar de cualquier pliego y de su conveniencia o de negociarlo, se debe respetar el mínimo derecho a ser escuchados.
¿Por qué no lo hacen? ¿Por qué cerraron la posibilidad? Simple: para no validarlos, para no darles espacio, para no legitimarlos, para no convertirlos en sus interlocutores. Ellos son los dueños del negocio, ellos son los patronos y ellos, equivocadamente, creen que no tienen nada de qué hablar y menos qué oír de sus trabajadores. Los ministerios del Trabajo y Deportes, y la misma Fifa, ya conocen la situación y el reclamo.
Desde algunos sectores, con el burdo argumento de que es una protesta de futbolistas millonarios, de peticiones extravagantes, insólitas y desmedidas de jugadores con salarios exorbitantes, han querido ridiculizar con sofismas derechos de trabajadores del fútbol, que es lo que son los futbolistas.

Jugadores de Millonarios también protestaron, en el partido contra Patriotas.
Carlos Ortega / EL TIEMPO
Es evidente que hay superestrellas que ganan mucho dinero, pero está claro que no son la inmensa mayoría de los 1.117 integrantes de Acolfutpro. Messi, Cristiano, Neymar, Bale, Pogba, Griezman y tantos otros son multimillonarios gracias a su trabajo en ligas que tienen fuertes asociaciones de futbolistas con significativos logros colectivos para ellos y ellas, para los de arriba y los de abajo.
El domingo, en estas páginas se publicó un informe en el que se demuestra que incluso los puntos económicos más críticos de las peticiones de los futbolistas colombianos –como la participación sobre los derechos de TV, el producido de un partido de la Selección Colombia, un plan complementario de salud de los jugadores y de sus familias y entradas para los partidos de la Selección y de los torneos locales– forman parte de diferentes maneras de los acuerdos colectivos (¡acuerdo colectivo que también niegan acá!) y se aplican en los países más poderosos del fútbol de Suramérica y Europa.
Como trabajador que soy (es lo único que soy) defenderé siempre los derechos que tiene todo trabajador, empezando por el básico, por el mínimo: ser escuchado.
¡Que los oigan!
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
@MelukLeCuenta...