A las 6:50 de la tarde de ayer, en un escueto comunicado publicado en sus redes sociales, Millonarios anunció el fin de la era Miguel Ángel Russo. El argentino no pudo revalidar en 2018 todo lo bueno que había conseguido en 2017. Eliminado de todo, Millos jugará el domingo el clásico frente a Santa Fe, solo para cumplir el calendario y darle una despedida al técnico que le dio sus dos últimos títulos, la estrella 15 y la Superliga.
Después de 111 partidos, de los cuales ganó 45, empató 37 y perdió 29, Russo se va de Millonarios “de común acuerdo”, según el comunicado del club. En cinco actos, así fue su paso por el equipo bogotano.
Un comienzo complicadoCon una nómina que armó su antecesor, el argentino Diego Cocca, de entrada le soltaron a Russo una papa caliente: debió enfrentar a Atlético Paranaense en la segunda fase de la Copa Libertadores. No pudo superarla: llevó la serie hasta los penaltis, tras perder 1-0 en Brasil y ganar por el mismo marcador en Bogotá, pero perdió. En la Liga le alcanzó para llegar a la semifinal, que perdió con Nacional con un gol de Dayro Moreno en el minuto 90 del partido de vuelta. Pero, pese a ello, Russo comenzaba a tener buen ambiente en la hinchada.
El título: punto de quiebreEl segundo semestre de 2017 comenzó mal. Junior lo eliminó en la Copa Colombia y hasta la fecha 12 de la Liga, el equipo parecía sentenciado al fracaso. Justo en esa jornada, con la derrota 3-2 frente a Nacional, se dio el punto de quiebre de la campaña. Millonarios no volvió a perder en el resto del semestre.
Comenzó a crecer, llegó a la final y se la ganó nada menos que a Santa Fe, con un gol de Henry Rojas en el minuto 85 para poner el partido de vuelta de la final 2-2. El de ida lo había ganado 1-0. Fue el punto más alto de la gestión de Russo, que por entonces solo había comentado a su círculo más cercano que tenía cáncer.
El 2018 comenzó con la noticia de que Russo había sido operado en Argentina, supuestamente, de un problema de vejiga. Pero en realidad, el argentino sufría por un cáncer de próstata. El tema vino a hacerse público casi un mes después, cuando Russo regresó a Colombia y dijo: “Esto se cura con amor, nada más”. Su asistente, Hugo Gottardi, se hizo cargo de la pretemporada y dirigió la final de la Superliga, que le ganaron a Nacional, y se la dedicó efusivamente. Pero esa situación terminó afectando el desempeño del equipo, que no pudo superar la fase de grupos de la Copa Libertadores ni llegó a las finales en el primer semestre, ya con Russo de vuelta: quedó por fuera en la última fecha, cuando no pudo ganarle a Santa Fe: perdió 1-0.
Suramericana, un fracasoMillonarios partió con grandes metas para el segundo semestre. Se reforzó con Christian Marrugo, Gabriel Hauche y Óscar Barreto, y mantuvo la base del título, a la que ya en el primer semestre le habían sumado a Wuílker Faríñez y Roberto Ovelar. Además de pelear por la Liga, la meta era tratar de llegar lejos en la Copa Suramericana. No pudo hacerlo: tras dejar por fuera a General Díaz, de Paraguay, enfrentó a Santa Fe en octavos de final. Después de dos 0-0, uno insufrible y el otro intenso, quedó por fuera en el desempate desde el punto penalti. Fue el primer gran golpe de varios que vendrían.
Ni Liga ni CopaYa sin la posibilidad de ganar un torneo internacional, Millos le apostó a lo local. Pero su campaña en Bogotá fue terrible: solo ganó un partido en la Liga. Y en la Copa, Once Caldas lo sacó en semifinales. La última opción que le quedaba la quemó el sábado en Neiva, donde perdió 1-0 con Atlético Huila. Russo dio a entender que quería seguir: “No es un semestre bueno para nosotros, habrá que volver a pensar en todo lo que necesitamos para el año que viene”.
El adiós
Este lunes a las 3 p. m. se reunieron Gustavo Serpa, el máximo accionista de Millonarios; Enrique Camacho, el presidente, y Russo. Llegaron a un acuerdo: fue el final de un ciclo que comenzó bien, pero que no pudo revalidarse en un 2018 para olvidar.
JOSÉ ORLANDO ASCENCIO
Subeditor de DEPORTES
@Josasc
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