Tolima juega este domingo frente a Santa Fe por el título de la Liga. El equipo pijao ha tenido una buena campaña de la mano del entrenador Alberto Gamero y de sus jugadores. Uno de ellos es un sanandresano que se siente orgulloso de sus raíces: Ángelo Rodríguez, quien con sus goles tiene a los tolimenses a punto de lograr la segunda estrella.
El isleño es el orgullo de su familia, sus hermanos y de sus paisanos. La vida no le ha sido fácil y desde muy pequeño se hizo hombre. El baloncesto y el béisbol lo tentaron, pero al final, se decidió por el fútbol.
El 4 de abril de 1989, nació Ángelo José, en una familia humilde y trabajadora. Su infancia fue muy “gomosa”, como él mismo lo relata, llena de diversión al lado de su compañero inseparable, su hermano Arley, el mismo que ahora viste los colores de Nacional.
“Mi infancia fue muy chistosa, éramos muy gomosos desde pequeños porque siempre andaba con mi hermano (Arley Rodríguez) de arriba pa’ bajo. Mi papá jugaba fútbol, lastimosamente no pudo llegar a ser profesional”, contó Rodríguez en charla con FUTBOLRED.
Precisamente a Grau, Ángelo le estará eternamente agradecido, pues él lo entrenó desde que estaba ‘pelaito’ en San Andrés, en la escuela 11 de Enero, con la que llegó a la selección de la isla.
Pero además de patear la pelota en la arena, el deportista, de 27 años, se entretenía en su infancia con la ‘pelota caliente’, incluso estuvo a punto de entrar en un equipo. Su padre, José Rodríguez, lo pilló y le dijo que él no podía jugar eso.
Ese orgullo se hace más fuerte ahora que ya es un adulto y ve que su sueño se ha cumplido, salir de San Andrés, una zona del país en la que han surgido pocos futbolistas profesionales.
Al del barrio Nueva Guinea, en San Andrés, de 1,83 metros y que como todo buen isleño entiende el inglés y lo habla, aunque algo pausado, los sacrificios y los valores que le inculcaron sus padres fueron importantes en Medellín. Los regaños de su madre Gloria Henry y ser muy estricta le ayudaron a convertirse en el hombre que es hoy: un buen ser humano, un gran padre (tiene dos hijos, Thiago, de 3 años, y Ángelo, de 10 meses) y un gran delantero, pues tiene nueve tantos en la Liga con el vinotinto y oro.
“En Tolima me han acogido de la mejor manera, el apoyo de mi familia, de los compañeros, el cuerpo técnico... Gamero es un entrenador que les da confianza a los jugadores, de los mejores técnicos que he tenido. Además de ser tu entrenador, es tu amigo, habla contigo y eso le ayuda mucho al jugador y le agradezco mucho por eso”.
MARIANELLA RAMOS
Redacción Futbolred