Hace apenas un año, tras el Mundial de Rusia, todos los grandes medios de prensa suramericanos hicimos profundos análisis del porqué de los reiterados fracasos de las selecciones del área en las copas del mundo: Brasil logró su última corona y la de Suramérica en el 2002, hace ya cuatro mundiales.
La Copa América, que ayer concluyó también con la victoria de Brasil, da ahora otras nuevas razones que van más allá del lugar común de la exportación de talentos jóvenes al mercado europeo y la falta de plata y tienen que ver con nuestra manera de ser, con eso de ser latinos y tercermundistas.
Empecemos por el afán de llenarse los bolsillos: la Conmebol hará cuatro copas América en apenas cinco años: Chile 2015, Centenario 2016, Brasil 2019 y Colombia-Argentina 2020. El cuchillo en la panza de la gallina para sacar los huevos de oro. Increíble. ¡Y la próxima tendrá una docena más de partidos! ¡Clink, clink! Suena la caja registradora. ¡Es lo único que suena! Plata hay.
El primer factor es claro: no tiene ninguna presentación hacer cuatro copas en cinco años.
Ayer terminó un torneo con un nivel apenas discreto. Flojito. De los 26 partidos del campeonato, para contar los buenos alcanza menos de una mano: Brasil 2-Argentina 0, Chile 0-Uruguay 1 y, quizás, Chile 0-Perú 3. Y, para nosotros, Colombia 2-Argentina 0. Muy poco.
Brasil, sin maravillar, fue el mejor casi que por peso específico y con ventaja. Por el simple hecho de ser Brasil... ¡y sin Neymar!
Los demás, muy parecidos, niveladitos en una mediocridad justificada por algunos en un supuesto cambio generacional.
Bueno, casi todos: Bolivia está para jugar contra Papúa Nueva Guinea, Laos o San Marino.
Como somos suramericanos, como somos latinos, hasta el VAR lo dañamos en esta copa. Lo mejor que tuvo el torneo terminó siendo la excusa de los malos perdedores. Argentina encontró la justificación al nuevo eslabón de su cadena de fracasos. El peor equipo argentino de la historia –dicho por ellos mismos– levantó una cortina de humo del ‘Chiqui’ Tapia, el presidente de la AFA, hasta la ‘Pulga’ Messi, su capitán sin corona. Las acusaciones de “corrupción” y “robo” en su contra sin pruebas, de “campeonato armado” para Brasil es demagogia interna pura, asumir el rol de víctimas. Es el nacionalismo de moda hecho fútbol.
Cada vez estamos más lejos del primer mundo del fútbol: Messi, el más grande, en un acto desafiante y arrogante, no fue por la medalla que ganó. Bueno: de eso hay tantos antecedentes argentinos...
En nuestra Copa América, la gran figura resultó ser Dani Alves, un marcapunta de 36 años que hoy no tiene equipo y Transfermarkt valora en 2,5 millones de euros. Y si bien se asegura que hay renovación, no hubo un solo jugador revelación y los que pintaban para serlo estaban todos por encima de los 25 años... ¡Plop!
Sigamos: las canchas de juego estaban muy malas. Esa fue una queja general. Peladas y con turupes. Mal cortadas. Y eso que son las mismas del Mundial del 2014.
Las tribunas estuvieron semivacías, y el ambiente general del torneo en Brasil fue frío.
Somos como somos y no cambiamos, y luego nos quejamos y buscamos el ahogado río arriba cuando los de Europa se ganan los mundiales.
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
@Meluklecuenta