Yuberjen Martínez ha sido un muchacho que ha mostrado gran responsabilidad en los entrenamientos y de allí sus resultados. Él no es de los que se inventan una enfermedad ni de los que dicen mentiras, dos cosas que ocurren mucho entre los boxeadores. Al contrario, siempre está al frente para cualquier trabajo, ya sea en la mañana, a la hora del trote, o por la tarde, en el gimnasio.
Él entrena duro y compite duro, como lo ha hecho aquí en estos Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, entregando todo, hasta el extra, en cada uno de sus combates, desde la primera pelea hasta la última, todo por Colombia, su familia y él mismo.
‘Yúber’ es una persona noble, humilde, educada, aunque no sea muy instruido. Me explico: nosotros los cubanos somos muy instruidos, pero no somos educados. Y lo digo por mí. Antes de llegar a Colombia, yo nunca saludaba ni a nadie le decía buenos días. Ni pedía permiso, ni me despedía. Eso lo aprendí en Colombia, aunque venía con los estudios de Cuba. Yuber no ha ido mucho al colegio, pero es educado y respetuoso.
La final fue un combate distinto. Llegamos con la opción de ganar el oro y no nos vamos tristes. Martínez hizo lo que pudo, lo que le mandamos a hacer. El primer asalto no lo tengo tan claro a favor del rival, más bien creo que lo ganamos, pero cuando nos dimos cuenta de que perdíamos, pues cambiamos la estrategia. Salimos con cautela, a buscarlo, porque ya estábamos abajo en las tarjetas, pero ustedes se dieron cuenta de que el campeón no se dejó ver.
Se movía y se movía y cuando Yuberjen intentaba lanzarle, pues le pegaba al aire, porque se corría de un lado para el otro y así es difícil. La gente dice que ‘Yúber’ es una sorpresa en este torneo, para mí no, porque acá a los Olímpicos llegamos con varias cartas, él era la segunda opción, la primera es Íngrit, luego Martínez y después Céiber, que pelea hoy.
Estamos satisfechos con lo que ha hecho, es un muchacho capaz de llegar lejos.
Yo insisto en su disciplina. Otros le ponen peros al trabajo. Este muchacho no pone problema, es disciplinado cuando muchos otros se molestan. Siempre acata las órdenes al pie de la letra y esa dedicación y disciplina le han dado resultados positivos hasta ahora. Río es una muestra.
Pero esa disciplina no solo la tiene como boxeador. También como persona. Porque es buena persona. No es de los que se van a beber, prefiere la amistad, compartir con sus amigos y con su familia en vez de desgastarse por el mal camino.
Y esa ruta del bien que ha tomado lo tiene en el podio en estos Juegos Olímpicos. Como su entrenador yo me siento orgulloso que Colombia haya ganado una medalla en boxeo después de 28 años, pero más orgulloso me siento que ese boxeador es una persona callada, sencilla, trabajadora y dedicada por conseguir sus objetivos. Como esta medalla.
RAFAEL IZNAGA
Para EL TIEMPO
*Entrenador de la selección Colombia de boxeo
