Varios de los zagueros de la Selección son suplentes y andan sin ritmo para enfrentar a Venezuela y Brasil en la eliminatoria ¿Y cuál es el miedo? Acaban de verlos en la Copa América Centenario a pesar de pasar casi inadvertidos en sus clubes ¡y fueron terceros! Es más, en el mejor resultado histórico de Colombia, los cuartos de final del Mundial de Brasil 2014, la realidad no era muy distinta. ¿Entonces?
Antes del debut en Brasil, Pablo Armero apenas tenía cinco partidos con el West Ham inglés; Camilo Zúñiga con solo seis juegos era suplente del Nápoles; Cristian Zapata había perdido la titularidad y tenía 14 suplencias a cuestas; Mario Yepes era el más firme en Atalanta, con 24 juegos a sus 38 años. En el arco, David Ospina sí gozaba en Niza de la confianza que no tiene en el Arsenal. Era titular.
Hoy la realidad es similar. Jeison Murillo se alejó de los titulares de una de las más pobres versiones del Inter de Milán; Óscar Murillo se recupera de una lesión; a Stefan Medina le daría igual ser titular en el Barcelona o en el Pachuca (donde juega) porque los hinchas y un sector de la crítica no le creen; aunque Farid Díaz al menos es fijo en Nacional. Ospina, uno de los pocos indiscutibles, lleva a Barranquilla no más que una ‘buena pretemporada’. Eso por no hablar que la estrella, James Rodríguez, que es tercera y hasta cuarta línea en el Real Madrid.
Y aun así, no hay razón para angustiarse. Cuando falta el ritmo la carta tapada es la memoria. Estos jugadores que van a enfrentar a Venezuela tienen claro el libreto y apenas tendrán que sumar un par de datos (nombres, posiciones) para salir a hacer lo que les resulta familiar. La apuesta es clara y el DT, un genio para aplicarla: confiar, creer, soñar. Dio resultado tantas veces, ¿por qué debe ser distinto ahora?
