Fue una mañana linda. Nairo Quintana atacó con todo lo que tenía. Intentó el asalto por el título, como el capo que es del Molvistar, y a 43 kilómetros de la meta era el líder parcial.
Fue una mañana linda. Egan Bernal defendió esa camiseta amarilla de campeón como comandante de la locomotora del Sky. El equipo, firme y demoledor, recortó la ventaja. Ya era suya la legendaria París-Niza, la tercera carrera más importante de Francia, debajo del Tour y el Dauphiné Liberé. Egan, campéon. Nairo, segundo. Un podio cundiboyacense, un ‘uno-dos’ colombianísimo, sensacional, cuando apenas empieza la temporada ciclística europea.
Fue una mañana linda. Sí. James Rodríguez se apuntó con su primera tripleta en el Bayern Múnich. Su zurda mágica al cubo. Pegándole de primera, acomodándose en la frontera del área o ‘pinchándola’ para un globito corto y suave.
En esa mañana linda de alegría rodante de bicicletas y balones da, de la nada, un ataque de esa neurosis que brota en la piel del país; un episodio de esa neurosis tan colombiana que impide festejar, que quita el gozo; de esa neurosis amarilla, como la camiseta de campeón de Egan; azul, como la de Nairo, y roja, como la de James.
Y en lugar de festejar los triunfos, la valentía y la clase mundial de nuestros ciclistas y futbolistas, ebrios de triunfo empezamos a disparar insultos, a escupir odios en ese campo de batalla que son las redes sociales. Igual que los borrachos que en el Día de la Madre agarran a puños al vecino o buscan un revólver y...
“Que vean los del fútbol que el ciclismo sí da triunfos”, “el fútbol es la vergüenza de la patria y el ciclismo, el honor nacional”, “nada de lo que haga el fútbol este año superará esta París-Niza”, disparan de un lado. “Qué se ganen algo de verdad, como un Tour de Francia”, “no se gana nada nunca y le dicen campeón”, “ganan cuando no están ni Froome ni Dumoulin”, disparan del otro.
No es ‘fuego amigo’, pues no se suelta la lengua viperina por error. No es un accidente. Es un ataque frontal, premeditado, consciente. En eso sí que somos campeones mundiales. Como lo dijo el viejo Martín Emilio Cochise Rodríguez, uno de los ciclistas más grandes de nuestra historia: “En Colombia la gente se muere más de envidia que de cáncer”.
Dicen que la ingenuidad se vuelve pendejada después de los 14, pero confieso que no entiendo el porqué del odio de unos fanáticos del ciclismo al fútbol y al revés. Me encanta el fútbol, como me maravilla el ciclismo, como me deleita el tenis, como me apasiona el béisbol.
La etapa del sábado en la París-Niza, cuando Martínez ganó, López atacó, Nairo pedaleó a 700 vatios y Egan quedó a tiro de título fue buenísima y bellísima. La de este domingo fue linda y victoriosa. James hizo un partidazo goleador y llega a la Selección inmenso.
Sí, fue una mañana linda y todos ellos son héroes, héroes nuestros.
Meluk le cuenta...
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
En Twitter: @MelukLeCuenta
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