Todas las mamás lo dicen: “Mijo, mi Dios sabe cómo hace sus cosas. Por algo será...”. Esta Navidad sí que estuvo agitada por el lado de Millonarios con la renuncia del entrenador Diego Cocca y la contratación inmediata, con buenos reflejos, de Miguel Ángel Russo que aterriza hoy en Bogotá.
Como trinó Paché Andrade, el narrador y comentarista: “Si me ponen a escoger mano a mano entre Russo y Cocca me quedo con Russo”. ¿Ya entienden por qué me acordé de las mamás?
Cocca se fue por plata. Le doblaron el salario. Aquí se ganaba 700.000 dólares mal contados y allá le consignarán 1,5 millones. No hubo nada más. Luego, si a ese ‘doblete millonario’ se le suma que el tipo se quedaba en el equipo de su corazón, en su país, sin alejarse de su familia, pues la decisión era aún más fácil de tomar. Ni mercenario, ni traidor… ¡Un bofetón de realidad!
Las versiones de supuesta inconformidad por unos jugadores contratados o no contratados que puso a circular el mismo Cocca son poco creíbles y para justificar su simple condición humana. Eso no oculta que, mal que bien, hizo lo suyo al agarrar un muerto y clasificarlo a los cuartos de final con unos números de rendimiento muy buenos.
La reacción inmediata de la horda azul es el insulto a los directivos. Sus desatinos recientes, sus números rojos en los libros de cuentas y el andar de derrota en derrota los convierte en blanco fácil. Pero en este caso puntual ni el dueño ni el presidente tuvieron la culpa. Por el contrario, se movieron muy rápido y reaccionaron. Esa es una buena señal. En serio. ¡Siempre fueron muy leeeeentos! Y, claro, trajeron un DT con hoja de vida, serio y, lo más importante, disponible.
Russo tiene un reto inmediato: armar en un mes un equipo práctico, efectivo, para entrar a la jaula del Atlético Paranaense y peinarlo en el arranque de la Copa Libertadores, torneo que el entrenador ya ganó una vez. Complejo. Sin embargo, el fútbol es de los futbolistas y la idea generalizada es que Papá Noel solo ha dejado paquetes en Millos. Seis jugadores del medio. Algunos pintan. A mí no me dan ni frío ni calor, como no me los daban las nóminas del campeón Santa Fe, del subcampeón Tolima, del sorprendente Bucaramanga o del casi finalista Patriotas. ¿Me entienden…? ¡Otro golpe de realidad!
Russo aterriza hoy en Bogotá. Él, más que un ‘proyecto’, tiene que armar un equipo y rápido. Para eso necesita, de verdad, dos o tres refuerzos serios que den peso y sean real factor de diferencia. Ojo, directivos: no pierdan los reflejos. No hay mucho tiempo. Y aunque Dios sabe cómo hace sus cosas, siempre es bueno echarle una manito.
GABRIEL MELUK
Editor de deportes
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