El gran culpable de que este lunes Nairo Quintana no sea el campeón del Giro de Italia no es él, no es la falta de fuerzas en la última semana ni, mucho menos, la estrategia del equipo Movistar; el que impidió una gran celebración fue el holandés Tom Dumoulin, quien se encargó de hacerle la vida imposible, hasta el punto de ver desesperado al ciclista boyacense.
Nairo hizo su trabajo, lo que tenía que hacer, a lo que vino al Giro. Siempre buscó ganar, en ningún momento tuvo dudas, no se escondió y corrió para cumplir con el rótulo de gran favorito para imponerse en la 100.ª edición de la competencia.
Claro, cuando en los últimos días se vio que Dumoulin les aguantaba en la subida y no le sacaban la diferencia que se necesitaba para llegar a la última y definitiva contrarreloj, las críticas llovieron.Algunos afirmaron que la estrategia del equipo no estuvo bien, que Nairo no llegó en la mejor forma a Italia y que no atacó, pero ninguno tiene razón.

Nairo Quintana, ciclista colombiano.
AFP
Movistar corrió para ganar, fue el mejor equipo, siempre respaldó a su líder y en las etapas claves, pues, mandó a sus hombres en las fugas y puso paso fuerte en el lote para desgastar.
Nairo sí atacó, no hubo un ciclista más ofensivo en este Giro que él. Lo hizo hacia el Blockhaus, etapa que ganó; lo intentó hacia Oropa, pero allí Dumoulin los dominó en el final.
Arañó segundos en el embalaje en Bergamo, hacia Bormio; el día del mal estomacal de Dumoulin también forzó la marcha. En la fracción con final en ST. Urlich, Quintana intentó irse a 53 km de la meta, pero fue controlado.
Hacia Piancavallo le salió a los arranques de Vincenzo Nibali y el sábado pasado intentó alejar a Dumoulin varias veces.
Quintana lo probó de cerca, de lejos, pero la única razón para que no ganara fue Dumoulin, un campeón que se dio el lujo de ‘regalar’ dos minutos y diez segundos en la etapa hacia Bormio, cuando le tocó parar por un mal de estómago.
El holandés tuvo un día malo, el que tienen todos: fue el viernes hacia Piancavallo donde, no obstante todos los intentos, solo perdió un minuto 9 segundos, porque cogió todo con calma.
Dumoulin fue un dolor de cabeza, no solo para Nairo sino para Nibali, Ilnur Zakarin y el francés Thibaut Pinot, porque los obligó a correr por un solo objetivo: sacarle tiempo, y les desvió la atención, los hizo que se olvidaran de la lucha entre ellos; por eso, el Giro llegó al último día y terminó con diferencias cortas.
Dumoulin hizo un gran trabajo en la montaña, se defendió, resistió e impuso su ley en las contrarreloj, su fuerte, su terreno, en donde se hizo casi que imbatible.
En los dos tramos, uno de 39,2 km y el último de 29,3 km, el campeón superó a Quintana por 4 minutos 17 segundos, tiempo que no le pudo descontar en la montaña.
Este domingo, en la etapa final, como se esperaba, Nairo se defendió, se reguló, tiró lo último que tenía de fuerzas y terminó de segundo en la general, a 31 s del título; de ó en el tercer lugar a Nibali y sacó del podio a Pinot.

Podio del Giro de Italia 2017
AFP
El resultado no fue sorpresivo; Dumoulin era uno de los favoritos, pero sus probabilidades de ganar no eran iguales a las de Nairo, Nibali y Pinot. De pronto, el ciclista del equipo Sunweb, de 26 años, se adelantó al plan que tenía, porque la proyección era lograr una victoria de estas dentro de dos años.
Nairo cumplió, hizo todo lo posible, hasta completó su sexto podio en las tres grandes en cuatro años, pero se le apareció Dumoulin, un verdadero sustituto de Chris Froome. Ahora irá a pelear el título del Tour, su gran deuda.
LISANDRO RENGIFO
Redactor de EL TIEMPO
En Twitter: @LisandroAbel
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