Mariana Pajón cruzó la meta, levantó su bicicleta y se fue a la tribuna a celebrar con su familia el segundo oro que ha ganado en unos Juegos Olímpicos. Minutos más tarde se encontró con Vincent Pelluar, su novio, la persona a la que conoció en el 2013 en el Mundial de Nueva Zelanda y de la que se enamoró. (Lea también: Mariana Pajón, la reina indiscutible del BMX)
Este francés, campeón nacional de su país ese año y bronce en el Mundial de 2009 en BMX, vive un sueño, el de ver a su novia en lo más alto del podio.
“Es una victoria increíble. Mariana ha luchado por esto por años. Desde que la conozco, siempre ha querido revalidar lo que hizo en Londres, y lo ha conseguido”, dijo el francés, mientras veía a la colombiana recibir la medalla de oro.
Pelluar vive en Medellín, cerca de Mariana, a la que destaca como mujer, como deportista, como la figura que es en el país.
“Estar con ella me hace feliz, orgulloso. Siempre me he dado cuenta de cómo la quieren, y eso para uno es sensacional. La tribuna coreaba su nombre, y eso es emocionante”, precisó.
Pelluar dice que lo que más le gusta de Colombia es la gente, porque ve en ella la alegría de una región.
“Es que el deporte es una religión, y que Mariana sea una estrella me parece bien, me parece que ella responde a ese amor de la gente con sus títulos”, señaló.
Siempre que va a competir habla con ella, le da algunos consejos, la fortalece mentalmente, aunque advierte que la paisa domina muy bien esos temas.
“Me pregunta si quiero ir a las carreras, si me siento capaz de estar a su lado, y nunca le digo que no. Fue emocionante verla como campeona del mundo en Medellín y ahora como campeona olímpica en Río”, dijo
LISANDRO RENGIFO
Enviado especial EL TIEMPO