El plan A que tenía el seleccionador colombiano de ciclismo, Carlos Mario Jaramillo, para la prueba de ruta del Mundial de Ciclismo sobre 267,5 km, se cumplió.
La idea era llevar a Fernando Gaviria para que en el embalaje rematara, pero el corredor del Quick-Step no tuvo fuerzas para el final y quedó de octavo, con el mismo tiempo del oro, Peter Sagan; la plata, Alexander Kristoff, y el bronce, Michael Matthews, en el Mundial que se llevó a cabo en Bergen (Noruega).
Una lástima que la transmisión de la televisión no pudo mostrar lo que pasó cuando faltaban 2,9 kilómetros para la meta, porque ahí estuvo la razón por la que Gaviria llegó mal al embalaje y no tuvo piernas para luchar por las medallas.
En ese tramo, el que primero tuvo que controlar las fugas fue Rigoberto Urán, quien se encargó de que del pequeño grupo nadie saliera, pero eso fue imposible, por eso tuvo que esforzarse al máximo para controlar.
Cuando Urán logró su cometido, el que se pellizcó fue el belga Philippe Gilbert, un hombre fuerte, especialista en carreras de un día, hábil para saber en qué momento saltar del grupo. Faltaban 2.5 km.
Gilbert, clave en el equipo de su país, campeón del mundo en el 2012, buscó la de él, con la que ha ganado e intentó la fuga. Gaviria se movió, fue en su búsqueda, abandonó la rueda de Sagan, del que siempre estuvo pendiente y más en esos 10 kilómetros finales.
2015, 2016, 2017! MAJSTER SVETA / WORLD CHAMPION (Merci @francetvsport / @stade2) pic.twitter.com/TOD8DdmBXg
— Peter Sagan (@petosagan) 24 de septiembre de 2017
Urán ya había gastado energías metros atrás y Sergio Luis Henao, otro de los llamados a controlar por el equipo colombiano en algún momento a hombres de la talla de Gilbert, Greg van Avermaet y Matthews, se cayó con su primo Sebastián y ni pudo volver a conectar, por lo que le tocó a Gaviria.
Al colombiano se le vio activo, le llegó a Gilbert y se encargó de poner paso. Gaviria se la jugó así, se lanzó a buscar al belga, lo alcanzó y decidió seguir la marcha, buscar el golpe de pedal ideal para ganar de lejos, como lo hizo en el 2016 cuando se impuso en la París-Tours, pero esta vez no le salió.
Cuando el antioqueño y Gilbert entraron en la pancarta del último kilómetro todo acabó para ellos, el sueño de ser campeones mundiales quedó atrás, porque el lote les llegó, los alcanzó.
Unos 200 metros más adelante volvió la señal de la televisión y el mundo vio el final, en el que Sagan y Kristoff llegaron a definir el oro y la plata, la que ganó el eslovaco por tercera ocasión consecutiva, con lo que se convierte en el primer ciclista de la historia que lo hace, un verdadero fenómeno en esta clase de eventos.
Fernando Gaviria se vio enredado en el final, fue bloqueado por los que iban por adelante, pero lo más importante es que las fuerzas que lo acompañaron en el Giro para salir de esos enredos esta vez no lo acompañaron, porque ya las había gastado en el intento de ir por Gilbert.
Claro, como Gaviria no ganó, tal vez se vea como un error, porque no debió gastar y seguir a la rueda de Sagan para llegar al embalaje y rematar la faena, pero si hubiera ganado, pues era el mejor del mundo y nadie estaría hablando de un error.
“La carrera me dejó triste porque no tuve piernas y al final venía con el corazón. No pude dar más”, dijo Gaviria, de 23 años.
Y agregó: “Lo entregamos todo y creo que lo hicimos bien hasta el final. El equipo se portó como lo habíamos planificado. No podemos pedir más, era lo que había en nuestro cuerpo”.
No hay excusa, Fernando Gaviria se fue en busca de una buena rueda, la de Gilbert, que era uno de los que podía dar el golpe de lejos, y perdió la opción de ganar la medalla de oro.
LISANDRO RENGIFO
Redactor de EL TIEMPO
En Twitter: @LisandroAbel
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