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Ciclismo

La etapa que perdió Colombia en la Vuelta a España en el último km

Álvaro Lozano.

Álvaro Lozano.

Foto:Archivo particular

#TBT Pasó en la edición de 1990. Esta es la historia contada por el protagonista. 

Era el 12 de mayo de 1990. La Vuelta a España estaba cuatro etapas del final y la general no estaba definida. La jornada entre Benasque y Zaragoza fue de 223 kilómetros, un día que pudo ser gloriosos, pero que resultó, al final, triste.
Ese año varios fueron los colombianos que disputaron la competencia, entre ellos, Álvaro Lozano Moncada, un pedalista nortesantandereano que había disputado la prueba en 1988, un año después del triunfo de Luis Herrera en la general.
Un día antes de esa jornada, Martín Farfán se impuso en la fracción en la Estación de Cerler, era de Kelme, pero la ilusión de los dirigidos por Jorge Tenjo  en Pony Malta era ser protagonistas de la prueba, ganar una etapa, pero hasta ese momento no pasaba.
Minutos antes de la partida, en la charla técnica, Tenjo dijo que ese día era ideal para un ataque, para intentar ganar, pues no tenía dificultades, era llana y sus corredores estaban lejos en la general. Los señalados para el ‘asalto’ fueron Martín Farfán y  Pablo Wilches.
"Tanto Martín como Pablo estaban conscientes de que hacer una locura a su edad no era lo más indicado y me dijeron a mí, que era más joven. Tenía 26 años, había que probarlo, no tuve ninguna disculpa y lo intenté”, le contó Lozano a EL TIEMPO.
Y agregó “Salí detrás de los carros y se me dio. Llegué a tener más de 20 minutos sobre el lote. Tuve, al comienzo, en la primera parte después de que arranqué, a los pocos kilómetros, un afán, nerviosismo, porque hubo intentos de fuga y me descontaron. Los tuve como a 5 minutos, pero después de ese arranque del grupo estuvo como a dos minutos, pero no lograron alcanzarme”, recordó Lozano.
Álvaro siguió pedaleando. En su mente solo estaba ganar, así que le tenía sin cuidado la lucha por la general, pues lo suyo era levantar los brazos en Zaragoza.
“En el kilómetro 150 había una zona de alimentación y se presentó otro leñero, vientos de costado que hicieron que la carrera se moviera. A eso, súmele que más adelante se quedó Julián Gorospe, que estaba peleando la carrera y, claro, todos se metieron en la lucha. Los de adelante por sacarle tiempo y los de atrás por conectar, eso me perjudicó. El lote más apretó. Había equipos interesados en no dejar llegar al español y eso no pasó, Gorospe perdió como 7 minutos y la opción de pelear la carrera, señaló Álvaro Lozano, quien hoy vive en Cúcuta.
La etapa

La etapa

Foto:Archivo particular

El ciclista colombiano contó que mientras pedaleaba pensaba muchas cosas y tenía la ilusión de ganar la etapa.
“En ese tiempo, bueno, y en este, pues eso era lo máximo. Imagínese, ganar una jornada en una grande era figurar en el plano internacional. De paso, era la opción de que un equipo europeo se fijara en uno, que lo tuvieran en cuenta, hacerse notar, que lo vieran a uno, por eso pedaleaba tan duro, señaló.
Cuando Álvaro llegó al ciclismo se estrelló contra una pared. Tuvo muchos problemas. Tuvo la opción de entrar al equipo de Postobón, pero un dictamen médico se lo impidió debido a un problema de corazón. Lozano se derrumbó, entró en depresión, no volvió a montar en bicicleta.
Marcos Ravelo y Lisímaco Reina le dieron la mano. Le ayudaron y corrió la Vuelta de la Juventud, la que ganó José Vicente Díaz, él fue tercero y Josué López, segundo. Volvió al ciclismo y retomó el camino.

Bajaron segundos

“Se me pasó todo eso por la cabeza. La diferencia se fue bajando. Lo supe porque aunque en ese tiempo no había radio, pues el carro iba pegado a nosotros los ciclistas. Jorge Tenjo me iba animando, me decía la ventaja que llevaba y que podíamos ganar la etapa, pero eso fue una ilusión. La victoria era lo que quería, porque ese era mi regalo de cumpleaños, dos días después, el 14, lo quería celebrar”, contó.
“Se me vinieron encima. La verdad es que nunca supe cuándo fue eso. Me di cuenta porque no volví a sentir el carro cerca, las voces de aliento no las volví a oír. Entonces, dije que al carro lo habían echado para atrás. Lo que hice fue concentrarme, tratar de pedalear con lo que tenía, pero ya habían transcurridos muchos kilómetros y me sentía cansado”, dijo.
Lozano luchaba. Se hacía su contrarreloj individual y le llegó a la menta una esperanza: la entrada a Zaragoza. Creyó que las calles angostas y el público cerrado en la vía le ayudarían a que el grupo no tuviera buen paso, pero no fue así
Álvaro Lozano.

Álvaro Lozano.

Foto:Archivo particular

“Al contrario, eran unjas avenidas anchas, de 3 y 4 carriles y eso benefició a los que me perseguían. La gente no podía cerrarse y cuando eso pasa, pues el grupo no puede andar rápido. Eran los últimos 10 km y la diferencia era de dos minutos. Cuando entré al kilómetro final, pues me cogieron. No volví a sentir que el carro estaba cerca decidí no volver a mirar para atrás, me concentré en pedalear. Pasé la pancarta y me agarraron, el lote pasó como una bala y me quedé atrás, las piernas no me respondieron y mis compañeros me empujaban, estaba engarrotado, no daba más”, declaró el ciclista colombiano.  
Cruzó la meta. Sintió el esfuerzo que hizo. Ese día el promedio de velocidad fue de 42 km/h y, claro, la tristeza lo invadió, porque trabajó por un logro que le pudo cambiar la vida, irse a Europa, pero no fue así. No concretó lo que quería.
A pesar de todo le quedan varias satisfacciones, entre ellas, que la gente lo recuerda por eso. Le hubiera gustado que lo hicieran por haber ganado, pero el destino no quiso, sus fuerzas lo abandonaron cuando más las necesitaba.
“Me acuerdo que subí al podio a recibir el premio de la combatividad, los periodistas me entrevistaron, pero, pues, es una victoria moral después de semejante etapa. Faltaban tres etapas para acabar la Vuelta a España. Ese día ganó Asiate Saitov y el líder era Marco Giovannetti, quien ganó la carrera”, contó Álvaro Lozano, hoy con 55 años.

La gente podría pensar en que me debí de retirar, ¿saben por qué no lo hice?, sencillo, porque no salí victorioso

“Y ese final, pues imagínese cómo fue de lamentable. Estaba extenuado. Al otro día de esa dura y triste jornada hubo una contrarreloj de 36 km y no, no tuve fuerzas. La idea era terminar la carrera y a la postre eso fue lo que hice, acabar. Claro, es que después de semejante paliza, pues…", recordó. 
"La gente podría pensar en que me debí de retirar, ¿saben por qué no lo hice?, sencillo, porque no salí victorioso. Siempre escuché que uno podía abandonar cuando ganaba una etapa… ¡Y no lo hice!”, precisó.
Hoy, casi 30 años después, se acuerda de ese hecho y se le viene a la mente su mamá, Emma Moncada, porque a ella quería dedicarle el triunfo. Lo invadió la tristeza y hasta tuvo instantes bien complicados cuando habló con ella por teléfono ese día, porque esa jornada fue el 12 de mayo y al día siguiente se celebraba el día de la madre... No pudo darle ese regalo.
Álvaro Lozano

Alvaro Lozano.

Foto:Archivo particular

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Lisandro Rengifo
Redactor de EL TIEMPO
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