Cuando era niño y llegaba a casa del colegio, en su natal Bayonne, Nueva Jersey, Zakk Wylde siempre ponía los discos de Black Sabbath. Desde que conoció su música, a los 12 años, nunca ha dejado de escucharla.
Mucho menos ha dejado de tocarla. Desde el 2014, el guitarrista –que ha sido incluido por la revista Rolling Stone entre los 100 mejores de la historia del rock– sostiene una potente banda llamada Zakk Sabbath, junto con Rob ‘Blasko’ Nicholson (de Rob Zombie) en el bajo y Joey Castillo (Danzig y Queens of the Stone Age) en la batería, reinterpreta los éxitos de la agrupación que fue el origen de la historia del metal, liderada por Ozzy Osbourne y Tony Iommi.
Wylde es, por sí mismo, un hito del rock duro, pero también es todo un fanático. En 1987 presentó audiciones para ser el guitarrista de la banda en solitario de Osbourne, y pasó, reemplazando a Jake E. Lee. “Ahí fue cuando conocí a Ozzy, y no lo podía creer. Yo estaba muy asustado y nervioso. Fue un momento enorme para mí, tenía 20 años e iba a tocar con mi ídolo, pues crecí escuchándolo”, rememora Wylde, sin disimular la nostalgia.
La suya no es una banda tributo, aclara Wylde: “Nosotros tocamos nuestras propias versiones de las canciones, sin intentar imitar la forma como tocaban ellos. Joey y Blasko lo hacen a su estilo, y yo hago lo mío, toco la guitarra de la forma que me caracteriza. Hacemos canciones de Black Sabbath, pero les damos nuestro sello”.
El guitarrista agrega que “estas canciones las tocábamos en nuestra adolescencia, fueron nuestra educación de rock y heavy metal, siempre sonaban en las salas de nuestras casas (...) Ahora, con 50 años, seguimos tocándolas, y esto muestra lo atemporal que es la buena música. Por eso, las de Black Sabbath son clásicos, porque pasa el tiempo pero suenan igual de bien que cuando salieron, igual de bien que siempre”, afirma.
Todo empezó, más o menos, en 2012, cuando Wylde y Blasko se reunían a practicar. Cambiaban de baterista constantemente, entonces para practicar en su tiempo libre necesitaban temas que cualquier roquero supiera, como las de Black Sabbath.
“Nos gustaba mucho como sonaba, y Blasko dijo que éramos Zakk Sabbath. Luego, casi sin darnos cuenta, después de que llegó Joey, estábamos de gira y encontrando nuestro sonido con las canciones de Black Sabbath”, ilustra Wylde.
Sobre las giras, apunta que “es genial subirte a un escenario y celebrar el legado de una banda tan importante como Black Sabbath. Además, la gente, en todo el mundo se sabe las canciones y responde muy bien. Ya estuvimos en Argentina, Chile, Brasil y ahora vamos a Colombia”, relata.
Zakk Sabbath entrega un espectáculo divertido que funciona como un intermedio entre las distintas iniciativas de Wylde, pues también lidera la banda Black Label Society y sigue con Ozzy. “Es genial poder hacer esto, no estancarme, hacer cosas diferentes y que la gente vea mis distintas facetas musicales”, explica.
Es “un honor”, dice, poder tocar con Osbourne, así como emular las canciones que él interpretaba en Black Sabbath. “Ozzy es una figura muy importante en mi vida, sin siquiera contar la parte musical: es el padrino de mi hijo y uno de los mejores tipos del mundo. Siempre me río mucho con él, y él se ríe de sí mismo”, comenta con admiración.
21 de noviembre, 8:30 p. m. Auditorio Mayor CUN. Calle 23 n.° 6-19, Bogotá. Entradas desde 150.000 pesos.
SANTIAGO CEMBRANO
EL TIEMPO
@scembrano