Entregarse al público en cuerpo y alma es una promesa de músico que puede sonar a frase de cajón, pero en el caso de la banda estadounidense Slipknot –que estará en concierto este sábado en Bogotá– representa una consigna, sin importar consecuencias.
El frenesí desbordado, la fuerza, la energía y sus ‘locuras’ le han significado a esta banda ovaciones alrededor del mundo, pero también varias visitas al quirófano y decenas de heridas graves, como la que sufrió el percusionista Joey Jordison durante un concierto, cuando su colega Shawn Crahan le arrojó un tambor de acero en la cabeza.
También, aquella ocasión en la que Sid Wilson, conocido como ‘#0’, se causó quemaduras de tercer grado en su pierna tras prenderse fuego accidentalmente, o cuando en el 2008, durante el festival Rockstar Energy Mayhem, saltó de la tarima y se fracturó ambos tobillos.
Eso, sin contar las varias demandas que se han ganado por lesiones personales, en medio de sus zambullidas sobre el público.
Historias de este calibre han estado siempre presentes en la carrera musical de Slipknot, una agrupación polémica que desde su creación, en 1995, viene despertando sentimientos tan opuestos y extremos como la admiración casi devota de sus seguidores, la repulsión que dicen sentir sus detractores, y el miedo que experimentan algunas personas al ver sus máscaras y su estética industrial y macabra.
Sin embargo, el gran logro de esta banda radica en el hecho de haber podido unir en un mismo sonido el carácter de sus nueve integrantes, como se ve reflejado en el logo que los distingue. Creado por Jordison, es una estrella de nueve puntas que representa un eneagrama, una figura usada en la psicología para clasificar el comportamiento y la forma de ser de los individuos.
Ser nueve no es solo una excentricidad: también es una búsqueda sonora en la que se embarcaron. Es por ello que tiene, por ejemplo, dos percusionistas y un baterista que llenan de potencia el ritmo, además de bajo, teclados, guitarra e incluso tornamesas.
Acerca de las máscaras terroríficas, su vocalista, Corey Taylor, dijo una vez que las han usado casi desde sus inicios, son extensiones de la personalidad de cada uno.
Hasta el momento, Slipknot ha publicado 5 álbumes de estudio: primero el homónimo Slipknot (1999), que les valió una invitación al festival Ozzfest de ese año y que significó su salto a la fama; luego, Iowa (2001), que fue hecho en honor a su lugar de origen.
Tres años más tarde llegó Vol. 3: (The Subliminal Verses), que incluye clásicos como Duality y Vermilion; después All Hope is Gone (2008), que según una entrevista publicada por el portal Noisey, es el disco que menos le gusta a Taylor, y finalmente .5: The Gray Chapter (2014), una composición nostálgica que se hizo para honrar al exbajista Paul Gray, quien murió por una sobredosis –al parecer accidental– de morfina.
“La muerte de Paul ha sido una de las situaciones más tristes que he vivido. Es muy duro perder a un ser querido, y aún más cuando se trata de un verdadero amigo”, dijo Crahan en una reciente entrevista con EL TIEMPO, que se puede encontrar en nuestra sección de Música.
Gray es recordado, entre otras cosas, porque su primera máscara, hecha en látex, y que hacía alusión a la cara de un cerdo, representaba también un problema respiratorio que el músico padecía desde su juventud.
Slipknot estuvo por primera y única vez en Colombia el 18 de septiembre de 2005. Ahora, 11 años después, regresa al país para recordarles a todos los Maggots (gusanos o larvas, como les dicen de cariño a sus seguidores) que la frase All hope is gone (toda la esperanza se ha ido) quiere decir realmente: “Si crees que nos conoces del todo, es mejor que pierdas la esperanza, porque nunca lo conseguirás”.
DANIEL TORRES
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO
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