El 8 de diciembre, Aníbal Ángel y Gustavo Quintero se cruzaron por última vez. Una entrevista para televisión volvió a reunirlos, después de cuatro años.
“Cuando Gustavo me vio en la puerta de su casa, se puso a llorar. Y cuando nos despedimos, se quedó llorando otra vez”. Hace 65 años, Ángel y Quintero se conocieron como un par de noveles músicos antioqueños y formaron una murga en la cual el ‘Loko’ Quintero (así con k) cantaba y él tocaba el acordeón.
Los dos, al lado de Jaime Uribe de Codiscos, recordaron en la entrevista los inicios musicales de Quintero, quien tendría una presentación dos días después en La Macarena en Medellín. Sería su última aparición en público.
Gustavo Quintero decía con frecuencia que retirarse no era una opción y que se iba a morir cantando. Casi. En esas coincidencias raras y tristes, el 18 de diciembre –en plena novena navideña y a cinco días de que cumpliera 77 años– quedará como la fecha en que la alegría del ‘Loko’ se apagó.
“Siempre sostuvo que aunque estuviera muy golpeado por cualquier enfermedad, seguiría cantando. Que lo haría hasta sus últimos segundos de vida”. La frase de Humberto Moreno, gerente de la disquera MTM, estuvo cerca de hacerse realidad.
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Después de ese concierto del 10 de diciembre, donde el histrionismo y la energía del incontrolable ‘Loko’ se vieron minimizados, el rey de la música de fin de año se sintió mal.
A finales de la semana pasada llegó a la clínica Las Américas de la capital antioqueña con fuertes dolores estomacales “que se le acreditaban a una hernia que padecía años atrás. Los resultados de los médicos no fueron nada alentadores”, expone el comunicado que confirmó su deceso a la 1:40 a. m. de este domingo.
El ícono de la música tropical colombiana, la voz líder de los Teen Agers, Los Hispanos y, hasta este sábado, de Los Graduados padecía un cáncer de estómago en un estado muy avanzado.
“Con Gustavo Quintero se va la voz más representativa de los diciembres en Colombia, un hombre irreverente que les puso cara a temas como ‘Juanito preguntón’ ”, dice Jaime Monsalve, director musical de la Radio Nacional.
‘La cinta verde’
Entre otros galardones, obtuvo dos Congos de Oro en el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla y el trofeo de los Valores Humanos en Nueva York al mejor artista latino. Foto: Archivo particular.
“Hoy enredé a tu balcón, un lazo verde esperanza. Con la esperanza de verlo prendido a tu pelo mañana en la plaza…” (Los Teen Agers).
La primera canción que Quintero grabó en Codiscos al lado de los Teen Agers se titulaba ‘El gordo’. Fue para el segundo disco de la agrupación y el primero suyo como vocalista.
“Él no se acordaba de eso –acota Ángel–. La memoria ya le estaba molestando mucho”.
En 1958 y después de sus fallidos intentos por estudiar economía en la Universidad de Antioquia (de donde fue expulsado al adherir a los brotes revolucionarios) y por ser torero (hasta cuando recibió la primera cornada en las lecciones iniciales), el ‘Loko’ aceptó la propuesta de su amigo Aníbal Ángel para cantar con los Teen Agers.
“Yo tocaba el piano, dirigía y cantaba. Para el segundo disco les dije a los muchachos que no podía seguir haciendo todo, y llamamos a Gustavo, que por esos días trabajaba en el almacén Sterling vendiendo ropa. ¿Te imaginas? Como era tan inquieto. Su voz fue una sensación”, cuenta Ángel de Quintero, que ya venía haciendo una reputación, gracias al desparpajo y espontaneidad en las presentaciones que tenía en bares de Lovaina.
‘La cinta verde’, ‘La gallinita Josefina’ y ‘Color de arena’ fueron los éxitos que posicionó la agrupación en la que Quintero interpretaba ocasionalmente el contrabajo.
“Algo que la gente no tiene muy presente es que el ‘Loko’ era intérprete de salsa, guarachas, baladas, boleros y ‘rock and roll’. Se les medía a todos esos géneros sin temor, con unas características vocales impresionantes. Fue nuestro Leo Dan, nuestro Enrique Guzmán. Después de eso se convirtió en la figura emblemática de la música tropical colombiana, el loco que más conocimos”, cuenta Monsalve.
Con la voz entrecortada, Ángel recuerda su último encuentro con Quintero: “Emocionado, él me dijo en esa entrevista que fui como su papá musical (…). Ese día, yo no lo vi tan mal. La señora sí me dijo que él estaba tomando muchos remedios, que estaba muy maluco. Pero su sentido del humor estaba intacto”.
‘Así empezaron papá y mamá’
El 'Loko' (centro) con Los Hispanos, agrupación que fundó con su hermano Gilberto (sentado a la derecha) y con su amigo Guillermo Jiménez (segundo de pie, de izquierda a derecha). Foto: Archivo particular.
“Así fue que empezaron papá y mamá y ya somos 14 y esperan más...” (Los Graduados).
En la familia Quintero Morales no fueron tantos como en la canción. Los de la vena musical en la casa eran Gilberto y Gustavo, que nació en Rionegro el 23 de diciembre de 1939.
Con la complicidad de Guillermo Jiménez, los hermanos formaron el conjunto Los Hispanos, donde permanecieron hasta finales de la década de 1960.
Gustavo de Jesús Quintero Morales había intentado negarse a su destino. Sus dotes vocales habían quedado demostradas desde que era un chiquillo, en la iglesia del barrio Buenos Aires, donde se radicó su familia recién llegada a Medellín, la capital que lo vio crecer y de donde jamás quiso salir.
Convertido en monaguillo, su voz acompañó las semanas santas y las misas dominicales. Terminó estudiando en el Instituto de Bellas Artes de Medellín; pero su inquietud musical era tanta que hizo de las suyas y ni la misma academia, la economía, las ventas o el toreo lograron arrebatarles a los escenarios la voz del ‘Loko’.
“Yo me retiré de los Teen Agers en 1960 y él siguió con Los Hispanos. Nuestros caminos profesionales no volvieron a unirse”, expresa Ángel, quien admiraba el estilo arrebatado, enérgico y teatral que impuso Quintero. “Siempre le decía: vos sos loco, pero es porque te hacés”.
Los Hispanos significaron la proyección internacional de Quintero. Participó en el primer Festival de la Canción en México e impuso canciones como ‘Fantasía nocturna’ –conocida como Lucerito, que le abrió las puertas en el exterior–, ‘Quinceañera’, ‘Carita de ángel’, ‘La cañaguatera’, ‘Los gansos’, ‘Tan bella y tan presumida’, ‘Caracoles de colores’ y ‘La charamusca’.
En 1969, una discrepancia entre los fundadores hizo que el ‘Loko’ formara su propio grupo, Los Graduados, y que Los Hispanos contratara a alguien que tuviera un carisma y energía similares a los de él: Rodolfo Aicardi. Con Los Graduados, Quintero permaneció vigente hasta su muerte.
“Él fue pionero en la transición de los grupos de música tropical en Colombia: de las ‘big band’, como las de Lucho Bermúdez y Pacho Galán, a los conjuntos de 12 músicos”, explica Humberto Moreno, quien produjo varios álbumes del ‘Loko’ en los estudios de Codiscos, en Medellín.
Ganador de dos Congos de Oro en el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla, y del trofeo a los Valores Humanos en Nueva York al mejor artista latino (que le entregó Tito Puente), entre otros, el máximo reconocimiento para Quintero, así como la razón de ser de su carrera, era el público. “Para mí, el mayor trofeo es el aplauso de la gente”, dijo en una entrevista reciente.
‘Fantasía nocturna’“Lucerito, ¿por qué has perdido tus raros encantos? En la tierra, allá muy lejos se escucha tu llanto…” (Los Hispanos).
La alegría y el histrionismo que siempre lo caracterizaron, brincos, risotadas, muecas, gritos y hasta llanto parecían haberse desvanecido durante su último concierto.
Con una chaqueta café, ataviado con una bufanda al cuello, Gustavo Quintero se movía lentamente por el escenario de La Macarena.
“El ‘loko’ siempre fue explosivo, muy alegre, sus expresiones espontáneas estaban presentes, en cualquier parte”, agrega Moreno.
Casado desde hace 40 años con Consuelo Ruiz, le sobreviven ella y sus tres hijos: Javier Gustavo, que es piloto comercial, y los mellizos Melissa y Jonathan. Su esposa fue también su mánager, quien se encargó de su agenda y de sus finanzas.
“Al único que le hacía caso era a mí, porque me sentía como su papá y yo lo consideraba como un hijo putativo –comenta Ángel–. A él le admiraba todas las pendejadas que hacía porque le salían naturalmente. En esas épocas de los Teen Agers, en las que tocábamos un pasodoble, era un espectáculo ver a Gustavo bailando y tocando la pandereta, parecía un malabarista. Para mí, es el primer cantante que ha sido, fue y será el más grande ‘showman’ de la historia de este país”.
SOFÍA GÓMEZ G.
Cultura y Entretenimiento