Con tan solo 24 años, Felipe Barón ya ha recorrido un camino importante en la escena musical. Su amor por los sonidos y la vocación temprana, lo llevaron a la escena desde los 10 años, donde ha tenido un acercamiento profundo con el jazz y lo clásico, sin dejar de lado su amor por la música colombiana y sus exponentes.
“Fundamentalmente es seguir el legado que dejó Lucho Bermúdez integrando nueva orquestación a la música colombiana –apunta Barón en entrevista con este diario-. Para mí, el jazz trae y tiene un vocabulario armónico extenso el cual enriquece lo colombiano. Por otra parte, el formato big band es una mezcla de colores, lo cual extiende las posibilidades de combinación en cada pieza”.
Graduado del Berklee College of Music, una de las más prestigiosas instituciones en su campo, y radicado en Los Ángeles, el alcance y la gama de las producciones de Barón son testimonio de su estatus como compositor, ya que ha hecho contribuciones a varias producciones populares de los últimos años.
Su trabajo se ha presentado en salas de arte y de conciertos de Estados Unidos, incluyendo el Lincoln Center, en Nueva York, donde se escuchó su aporte en la pieza 'Illegal Grooves', autoría del uruguayo Nacho González, en formato de big band jazz. Fue interpretada por alumnos del Manhattan School of Music y dirigida por Bobby Sanabria. También sus piezas han sido interpretadas en el Berklee Performance Center, en Boston, en múltiples oportunidades.
En los próximos días, este músico bogotano presentará su primer sencillo como compositor, guitarrista y arreglista: 'Cántale', un tema que está inspirado en la construcción de paz en Colombia y en el que se vincularon el israelí Yuval Ron (con quien trabajó en dos álbumes: 'Voyage Through The Chakras' y 'The Woman Who Went to Space as a Man'), el músico flamenco Jose Tanaka y el percusionista Joey Heredia.
“Mi interés es dar un mensaje de inclusión y ver la posibilidad que tenemos de construir un mejor futuro para Colombia (…) La música siempre ha sido un factor de unión, capaz de parar guerras y unir gente de diferentes pensamiento políticos y religiosos. Es increíble lo que puede llegar a hacer el arte”, expone.
Inquieto, amante del deporte, sobre todo, de jugar fútbol con sus amigos, Barón ha desarrollado una especial pasión por los sonidos del flamenco, no solo por la riqueza musical del género, sino por la tradición que conlleva.
“El flamenco es un arte de verdad, que se tiene que tocar con el corazón para que pueda sonar bien. Es interpretar con sentimiento, emoción, dolor, alegría. Es un arte al cual le tienes que entregar no solo tiempo y sacrificio, sino convertirlo en tu estilo de vida. Por eso me gusta, por la entrega que exige”, agrega el artista.
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