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Música y Libros

‘Me crie bebiendo agua de tortuga’: Jorge Luis Borges

Gloria Valencia, Álvaro Castaño, Patricia Castaño, Jorge Luis Borges y Chavela Vargas.

Gloria Valencia, Álvaro Castaño, Patricia Castaño, Jorge Luis Borges y Chavela Vargas.

Foto:archivo emisora HJCK

Charla de Gloria Valencia de Castaño con el autor argentino, de la biografía 'Gloria en colores'.

Hace quince años, en una mañana soleada, la emisora HJCK inauguraba sus transmisores. En esa época, un grupo de intelectuales, de poetas, de escritores, de cantantes y de artistas se habían reunido allí para festejar este acontecimiento. De pronto llegó, erguido, acompañado de Leonor Acevedo, Jorge Luis Borges. Leonor, su madre, iba adelante, guiándolo. Allí se entabló el primer diálogo de Borges con Daniel Arango, Ramón de Zubiría, Eduardo Carranza. Allí lo conocí yo entonces, lo vi por primera vez.
Tuve, naturalmente, ese destello que deja él siempre cuando habla con alguien, esa transmisión de la palabra, de la imagen que entrega siempre. Sin embargo, como dijo alguna vez Victoria Ocampo, es indudable que la presencia del escritor entrega mucho más de lo que pueden entregar sus libros, por eso desde entonces yo pensé que algún día tendría que hacer esta entrevista frente a las cámaras, para presentarlo a ustedes.
Después, cuando volvió, también estuve con él, tampoco hice la entrevista. Finalmente, esta noche está a las 7:30 para conversar con nosotros. Yo quiero tratar de entregarles a ustedes un Borges que no hayan tenido hasta ahora, inclusive los que lo conocen con su obra. Esa juventud que ha acudido, inquieta, curiosa, a cada una de sus presentaciones. Voy a tratar de entregarles el otro Borges, ese Borges que, como decía Saint-Exupéry, “viene del país de la infancia”, como venimos todos. Vamos, entonces, a dialogar con él.
Usted nació en una casa de la calle Tucumán, yo quiero que empecemos ahí, en esa casa.
Muy bien. Esa casa, como todas las casas de Buenos Aires en aquella época, era una casa baja, con azoteas, con dos patios, creo que eran, con un aljibe, con un zaguán, y recuerdo una circunstancia singular que mi madre me comunicó un poco antes de morir, que no sé si corresponde también a Bogotá, a los aljibes de Bogotá. Siempre en el fondo del aljibe había una tortuga para purificar el agua. En los aljibes de Montevideo, un sapo. De modo que yo me he criado bebiendo agua de tortuga y eso no me ha hecho mal. Mi madre se crio bebiendo agua de tortuga y llegó a los 99 años, sí.
'Gloria en colores' fue escritor por su hija Pilar Castaño y su nieta María López Castaño.

'Gloria en colores' fue escritor por su hija Pilar Castaño y su nieta María López Castaño.

Foto:Archivo particular

(Risas). Esa es la casa que usted recuerda de Tucumán.
Sí, esa es la casa de la calle Tucumán. Es decir, en el centro de Buenos Aires había esa manzana de casas bajas. Bueno, todas las casas eran bajas entonces. Todas las casas tenían azotea, patios y aljibe. Y el último partido, patio se lo llamaba, aunque desde luego ya no había esclavos, pero seguía llamándose el patio de los esclavos, que era un patio de tierra. El primer patio era un patio ajedrezado. El segundo patio era un patio con baldosas coloreadas. El tercer patio era un patio de tierra con huerta, con gallinero. Iban decayendo los patios, y luego había un zaguán y, naturalmente, un llamador, porque no había timbres.
Bueno, a mí siempre me asombra esa memoria suya.
Pero, de nuevo, estoy hablándole de un Buenos Aires de pretérito. De un Buenos Aires... esto ya no se conserva. Se conserva un poco en el barrio sur, por el lado de San Telmo, de Monserrat, pero ya se conserva de un de modo un poco ficticio.
Ese Buenos Aires fue el Buenos Aires que usted compartió con su hermana Norah, la pintora.
Háblenos de su hermana Norah.
Bueno. Yo diría que mi hermana Norah es una persona realmente extraordinaria. No lo digo por sus cuadros, por sus dibujos, porque, ¿qué puede valer la opinión de un ciego en esa materia? Pero, por ejemplo, recuerdo que ella me dijo una vez: “Solo hay que decir cosas que den alegría”.
Qué bello.
Es muy lindo. Porque yo había dicho no sé qué frase áspera, pero entonces ella me dijo eso. Luego quiero contar otra cosa de ella: que durante la dictadura de Perón, ella padeció un mes de cárcel.
Con Victoria Ocampo.
No, con Victoria Ocampo fue mucho después. Fue con otras señoras. Tuvo que cumplir un mes de prisión y, para insultarla a ella y a sus amigas, las mandaron a una cárcel de prostitutas. En esa cárcel había un solo cuarto de baño y novecientas mujeres.
Álvaro Castaño Castillo, fundador y director de la HJCK, con Jorge Luis Borges.

Álvaro Castaño Castillo, fundador y director de la HJCK, con Jorge Luis Borges.

Foto:archivo emisora HJCK

Qué barbaridad.
Sí, y entonces Norah, para tranquilidad de mi madre, le mandó una carta diciéndole que estaba en un lugar lindísimo, que sus compañeras eran encantadoras, que además qué lindo estar en un lugar en el cual no hubiera cocktail parties (risas).
A su madre le dieron la casa por prisión, ¿no es verdad?
Sí, la casa por prisión. Entonces vino el comisario del distrito para ofrecerle disculpas porque él estaba avergonzado de tener que ejecutar esa orden, y le dijo a mi madre: “Bueno, usted tiene su casa por prisión, pero usted puede salir cuando quiera”. Mi madre le dijo: “No, porque si me ven en la calle, usted pierde su puesto”. Entonces ella se quedó y se hizo muy amiga del vigilante, y le enseñaba historia argentina y le mostraba los retratos acá en casa, entre ellos el de mi bisabuelo Suárez, que comandó una carga de caballería peruana y colombiana en el Altar de Junín, en 1826.
Yo sé además que usted vive muy orgulloso de ese bisabuelo militar suyo, usted le hizo un poema.
Sí, le hice un poema, claro, porque él comandó esa carga de caballería y tenía 26 años...
Sí, sí.
...y sin esa carga la batalla estaba perdida, luego él cargó a la guardia española y le cambió la suerte a la batalla.
Sí, ya lo sé.
Sí. Estoy muy orgulloso de él. Además, hay otro hecho importante. Es que él era pariente del tirano Rosas, sin embargo, fue honrosamente unitario y se batió contra los montoneros de Rosas.
Es una bella historia. Usted vive muy orgulloso de sus antepasados militares.
Yo sí, y de mi abuelo Borges, que se hizo matar en la batalla de La Verde. No sé qué razones políticas, es una historia bastante larga y no tengo por qué referirla ahora, pero yo sí sé esto: sé que una vez perdida la batalla por los revolucionarios, se puso un poncho blanco, montado en un caballo tordillo, y seguido, no sé si por quince o veinte gauchos, fue al trote, no al galope, a las trincheras enemigas y naturalmente recibió dos balas de Winchester. Era la primera vez que se usaba el Winchester, importado de Estados Unidos, donde recién se había usado durante la guerra de Secesión; y se hizo matar.
Fue bellísimo, vestido de blanco para ser un blanco fácil.
Exactamente. Fue de blanco y no al galope, sino al trote.
Otra cosa, Borges. Hay un personaje también en su infancia, que a usted le impresionó mucho: Frances Anne Haslam.
Sí, mi abuela. Pero mi abuela era la mujer del coronel Borges. Mi abuela vivió cuatro años, curiosamente, en Junín. Que era, digamos, la última población, porque más allá estaba la pampa, la pampa de los indios nómades, y mi abuelo era jefe de esa frontera, era jefe de Las tres fronteras, se llamaba. Es decir, frontera del norte y oeste de Buenos Aires y sur de Santa Fe. Y mi abuela, una muchacha inglesa que venía de Londres, que había conocido en París un segundo imperio, me decía que pasó los años más felices de su vida allí, en Junín, en medio de la pampa. [ALLÍ]tuvo ocasión de conversar con los caciques, tuvo ocasión de conversar con Pincel, Liquedo, Catriel.
Qué bello. ¿Ella fue su maestra?
Sí, bueno, y ella estaba allí con su marido, que adoraba, con Dickens y con la Biblia, que sabía de memoria.
Usted, en el libro que ella le enseñaba, se inventó una curiosa palabra para definir ese libro. Usted lo llamaba: “leccionario”.
Es cierto. Sí, “leccionario” (risas). Bueno, caramba, usted recuerda mi vida mucho mejor que yo. Sería mejor que usted se encargara del resto de la entrevista, que yo le hiciera las preguntas a usted y que me informara.
No, no, no (risas). ¿Por qué inventó esa palabra, ‘leccionario’?
Yo no sé.
Era como una reunión.
O, quién sabe, una premonición de que en el diccionario se aprende, de que el diccionario es un leccionario también. No sé por qué lo hice, a lo mejor por torpeza pueril.
Pero además hay una mezcla muy linda en sus antepasados, tiene esa abuela inglesa, pero está Lafinur.
Sí. También está Juan Crisóstomo Lafinur, el primer poeta romántico. Yo soy sobrino bisnieto de él, y luego mi bisabuelo fue un capitán portugués, un marino. Y mi apellido es realmente un apellido portugués, se debe pronunciar Borlles. Cuando yo estuve en Lisboa, fui a buscarlo. Quería saber si tenía parientes. No sabía que mi bisabuelo se había llamado Borlles de Medeiros.
GLORIA VALENCIA DE CASTAÑO
*Fragmento del libro 'Gloria en colores'
Cortesía Editorial Planeta

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