A finales de enero de este año, Madonna subió a su cuenta de Instagram una selfi tomada de abajo hacia arriba.
Cubrió sus desnudos pechos con un tachón negro, el derecho, y con un lujoso accesorio Louis Vuitton el izquierdo. “Todavía babeando por un bolso”, escribió.
“Es patético que muestres tus viejas tetas con casi sesenta años”, “lo siento por tus hijos; si fueras mi madre, estaría avergonzado”, “las mujeres no deberían mostrar el busto después de los 40, deberían asumir su lugar en la sociedad”, “¿estás borracha?”, fueron algunos de los comentarios más benignos que recibió.
Años atrás, Madonna Louise Veronica Ciccone también escandalizaba. Así, por ejemplo, el 2 de octubre de 1992 lanzó Erotica, su quinto álbum de estudio, en simultánea con un videoclip del mismo título, y Sex, un libro de fotos. Era un combo de fantasías sexuales: sado, homosexualidad de ambos géneros, travestismo, tríos, orgías y sexo con ancianos.
Mientras los sectores más conservadores ponían el grito en el cielo y se preguntaban “¿hasta dónde iremos a llegar?”, ella reivindicaba su autonomía sexual y, sobre todo, el derecho como mujer de gozar de su cuerpo.
Pero el precio que pagó fue altísimo. “Recuerdo verme en las portadas de todas las revistas y periódicos. Todo lo que leía era dañino. Me convertí en una puta y una bruja. Un titular me comparó con Satán. En aquel momento Prince enseñaba el culo. Pero él era un hombre. Fue el primer momento en que me di cuenta de que las mujeres no tenemos la misma libertad que ellos”, dijo la artista en su momento.
Recuerdo verme en las portadas de todas las revistas y periódicos. Todo lo que leía era dañino. Me convertí en una puta y una bruja. Un titular me comparó con Satán
De hecho, YouTube censuró el videoclip y hasta el entonces exitoso canal MTV lo sacó de un tajo de su parrilla. El tiempo, sin embargo, la recompensaría. Se convirtió en ícono de los colectivos LGBTI, millones de jóvenes la elevaron a categoría de diosa y, aunque bastante tarde, un cuarto de siglo después, el Salón de la Fama del Rock and Roll incluyó a Erotica como obra revolucionaria con la sentencia de que “aún hoy sigue siendo la expresión más audaz de la sexualidad femenina en la historia de la música”.
A los millennials hay que contarles que esa irrupción de Madonna, de dominatriz, con látex, cuero, antifaz y fusta fue trascendental para sus padres e incluso para sus abuelos, quienes gozaban con su atrevimiento y del rey de entonces, Michael Jackson. Y, sobre todo, por el eco de su música que volaba libre por los cinco continentes.
Porque Madonna fue, es y será la soberana. “No solo fue importante para la música –reflexiona Alejandro Marín, disc jockey y analista musical–. Lo fue para la mujer en general. Para su papel en la sociedad. Sacudió los cimientos del patriarcado, convirtiéndose en heroína, empresaria, marca y producto, sin sacrificar una sola pulgada de su independencia, de su sexualidad y de su estatus. No la llaman la ‘reina’ por capricho”, dice él.
Su reflexión es respaldada por las frías estadísticas: 13 álbumes de estudio, 5 discos de remezclas y 4 recopilatorios. Ha vendido 300 millones de discos; en su gira Confessions Tour, en 2006, recaudó 200 millones de dólares, la mayor en la historia de una artista femenina; su nombre está solo un escalón abajo de The Beatles en la lista Billboard de los mejores de todos los tiempos. Son algunos de sus registros que ningún otro solista puede exhibir.
Y, claro, también sus creaciones musicales están hoy en los altares de clásicos: Material Girl, Like a Virgin, La isla bonita, Papa Don’t Preach, Like a Prayer, Hung Up, 4 Minutes, Beautiful Stranger, Hollywood, Human Nature, Frozen, Express Yourself, Vogue, Ray of Light, What It Feels Like For A Girl, Frozen, Sorry, Open Your Heart, Give It 2 Me, Die Another Day y Music, para citar solo algunos.
Eso es lo que, entre otras cosas, ha hecho esta mujer que este jueves cumple 60 años y que ha disfrutado del placer y llorado sus lágrimas de un sinnúmero de amantes. “A veces piensas que conoces a la gente y luego te das cuenta de que no es así. Te pueden sorprender. Hay gente que finge muy bien y hay unos que son verdaderos sociópatas”, ha revelado.
Pero, eso sí, no se rinde. Y apela a su extraordinaria capacidad para reinventarse. Así ha sido desde 1977, cuando con solo 35 dólares abandonó su natal Michigan para irse a Nueva York, en donde inició una carrera forjada en la disciplina.
Este jueves llega al sexto piso con sus seis hijos –cuatro adoptados y dos biológicos– en la apacible Portugal, donde ahora vive. ¿Por qué? Por dos razones. Para complacer a su niño David Banda, de 12 años, quien sueña con ser futbolista profesional. “El nivel de fútbol en Estados Unidos es muy inferior al resto del mundo. Me pareció que era el momento de asumir un riesgo”, dijo. El pequeño delantero zurdo fue fichado por el Benfica.
El otro motivo también tiene nombre propio: Donald Trump. “Creí que necesitábamos un cambio y quería estar lejos de Estados Unidos una temporada. Como saben, el país no está atravesando su mejor momento”, explicó.
¿Cómo será ser hijo de Madonna? Algunos creerán que un privilegio musical porque cada noche ella les da un recital. “Por supuesto que les canto, como toda madre, aunque no voy a revelar las canciones. Algunas son realmente simples y completamente inocentes”, ha contado.
¿Después de haber conquistado el planeta, qué le puede pedir a la vida? “Más soledad”, ha reiterado en varias entrevistas. “Quisiera un espacio para salir a caminar con mis niños con libertad, sin que nadie nos estuviera mirando”.
La fama cuesta. Una paradoja para alguien que se crió en solitario y que salió de su pueblo con un estandarte: “Quiero conquistar el mundo”. ¿Por qué tan ambicioso propósito?”. Ella misma ha dado la respuesta: “Supongo que fue el hecho de crecer en el medio oeste y sentir que no pertenecía a ese mundo de provincia en el que vivía.
Me crié sin una figura materna y me apasionaban las artistas como Frida Kahlo y escritoras como Anna Sexton y Sylvia Plath. Me sentía atraída por todas esas mujeres independientes
Me crié sin una figura materna y me apasionaban las artistas como Frida Kahlo y escritoras como Anna Sexton y Sylvia Plath. Me sentía atraída por todas esas mujeres independientes y que llevaban un estilo de vida nada convencional. Yo solo pensaba en salir de allí y convertirme también en una artista”.
Ese era su sueño, pero en el horizonte había nubarrones: “Veía que estaba en un entorno en el que nadie iba a animarme a ello. Luego el hecho de no crecer con una madre. Hubo muchas muertes a mi alrededor en mi adolescencia, por eso he sido siempre consciente de la fragilidad de la vida. Tenía la sensación de que el tiempo es oro y que había que vivir rápido”.
Ahora celebra 60 años. Una ocasión en la que de nuevo se le pondrá una lupa a su vida. Otra vez será tendencia mundial en las redes. ¿Existe otra mujer que haya sido tantas veces fotografiada, tantas veces entrevistada, tantas veces deseada?
Pero ¿deseada a los 60 años? ¿Por qué no? ¿Acaso las mujeres tienes fecha de caducidad? “Vivimos en una sociedad sexista. No estamos tan avanzados en lo que respecta a las mujeres y sus derechos. Y las mujeres son las primeras en atacar a otras mujeres. No nos apoyamos mutuamente, y hace falta que hagamos más de lo que hacemos”, ha reclamado.
Sus palabras tienen un impacto global, como siempre, porque es una megaestrella que hace y dice lo que le viene en gana. Como mostrar con desenfado sus senos, a los 60 años. Por todo esto, ¡feliz cumpleaños, Madonna!
ARMANDO NEIRA
EDITOR DE CULTURA DE EL TIEMPO @armandoneira
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