Una de las imágenes más impactantes que han dejado las protestas contra el régimen en Venezuela es la del descamisado y lloroso músico Wuilly Arteaga que toca su violín al lado de un policía protegido por un casco y una máscara antigás, quien empuña amenazante su bolillo con una mano y su escudo con la otra.
Esta foto congela un momento histórico en el que dos conciudadanos que nunca debieron ser enemigos se enfrentan entre sí con elementos que simbolizan los extremos opuestos de la fuerza bruta versus la delicadeza de la música como argumento de paz.
¿Qué pasará por la cabeza del uniformado al oír las conmovedoras tonadas tradicionales venezolanas que Arteaga interpreta con buena técnica durante las marchas? Pues bien, este violinista se ha convertido en un símbolo de alcance mundial que retrata lo insólito de la crisis venezolana: un país de gente pacífica y alegre llevado al caos por un pésimo gobierno.
Arteaga ha sufrido las consecuencias de su postura valiente con acciones igualmente simbólicas por parte de las fuerzas bolivarianas. Le destrozaron su amado violín en un intento de acallarlo, pero sus compatriotas venezolanos inmediatamente se lo repusieron por uno nuevo.
Estuvo hospitalizado por impactos de perdigón en una de las marchas, pero siguió tocando desde la cama del hospital. Fue sometido a torturas por sus carceleros durante 19 días que pasó en prisión, donde se denuncia que estos maltratos le causaron la pérdida parcial de la audición.
A las bestias que lo persiguen solo les faltó cortarle las manos o quitarle la vida, pero no creo que sus captores se atrevan a cometer semejante error, porque se les viene el mundo encima.
Quizás por eso Arteaga acaba de ser liberado tras pasar momentos durísimos en prisión. Lo soltaron con la condición de no asistir a las protestas, que han estado suspendidas, pero continuarán mientras Maduro siga en el poder.
Gustavo Dudamel debe pronunciarse sobre este caso con toda claridad, sobre todo después de cancelar su ya habitual temporada de conciertos en Colombia por la situación venezolana. Es un error no apoyar a sus músicos ante las dramáticas condiciones de vida que todos los venezolanos están padeciendo. Ojalá se sigan alzando los violines ante esta barbarie.
Óscar Acevedo
Músico y crítico musical
acevemus@yahoo.com
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