Con la novela ‘Los abismos’, la escritora Pilar Quintana ganó este jueves la edición XXIV del Premio Alfaguara de Novela. De esta manera, la caleña se convierte en el cuarto autor en traerle este galardón internacional al país, que recibieron antes Jorge Franco (2014), Juan Gabriel Vásquez (2011) y Laura Restrepo (2004).
Durante la lectura del acta de la obra ganadora, el escritor Héctor Abad Faciolince, quien además presidió el jurado este año, destacó que ‘Los abismos’ “se adentra en la oscuridad del mundo de los adultos a través del punto de vista de una niña que, desde la memoria de su vida familiar, intenta comprender la conflictiva relación entre sus padres”.
Al confesar, en rueda de prensa virtual desde su residencia con la prensa latinoamericana y española, que tenía los mismos nervios que cuando fue escogida en Bogotá 39, Quintana dijo sentirse todavía como en un programa televisivo de ‘Cámara escondida’.
(Lo invitamos a leer: Lea un fragmento de 'Los abismos', ganadora del premio Alfaguara 2021)
“Yo venía hace años intentando hacer una historia sobre una niña. Antes de ‘La Perra’, estaba trabajando una historia sobre una niña en una casa grande con los abuelos y no se me daba el tono. Creo que es difícil conseguirlo y acá otra vez volví a intentarlo y terminé la novela que ganó el Premio Alfaguara, que todavía no puedo creerlo. Yo todavía estoy esperando que me digan: ‘¡Estas en una cámara escondida!’”, dijo emocionada.
(Lea además: Así comienza 'Los abismos' de Pilar Quintana')
Recordó que, paradójicamente, a ese primer encuentro literario al que fue en su vida estaba también acompañada de Abad Faciolince. “Todavía estoy sin palabras. Es como mi primer evento literario, en el que a mí me tocó sentarme al lado de Héctor, que era el presentador, y yo era una escritora jovencita. Él fue muy bello ese día porque me agarró de la mano y me dijo: ‘Tranquila que todo va a salir muy bien’”.
De esta manera, Quintana se hace acreedora a una bolsa de 175.000 dólares (unos 608 millones de pesos), una escultura del artista español Martín Chirino y la publicación simultánea del libro en todo el territorio de habla hispana.
Sobre esa posición que siempre ha tenido ella de lo que representa el territorio literario en su vida, la autora recordó que sumergirse en esta zona es un sinónimo de libertad.
“Cuando a mí me decían: ‘De eso no se habla’, como si me taparan la boca, literalmente me salían letreros. Y creo que eso ha sido lo que he hecho toda mi vida: poner en palabras lo que estaba vedado que dijera, porque estaba mal visto, de mal gusto, porque ‘una mujer no dice esas cosas’, porque ‘una madre no se comporta así’. Entonces, para mí, la literatura ha sido mi refugio y el lugar donde pude ser yo misma y libre”, explicó la escritora nacida en 1972.
Como dato curioso, muy propio de su estilo fresco, Quintana mandó el manuscrito de su novela, bajo el seudónimo de ‘Claudia de Colombia’.Además: La reveladora entrevista de Bocas con la escritora Pilar Quintana
Entre risas, Quintana contó que si bien se parece al nombre de la famosa cantante colombiana, se trata de un guiño a la protagonista. “El personaje narrador del libro se llama Claudia y su mamá se llama Claudia. La historia va sobre una hija y una mamá que se llaman Claudia y entonces, yo quería poner ese seudónimo. Me pregunté: ‘¿Sonará muy ridículo que se llame Claudia de Colombia?’. Pero yo quería que se llamara como el personaje de la novela”, dijo la autora.
Desde hace mucho, el nombre de Pilar Quintana venía despuntando con fuerza en el panorama de la literatura colombiana, como una de las voces contemporáneas más interesantes.
Así da cuenta no solo el aplauso de la crítica, tanto nacional como extranjera, sino los muchos reconocimientos que venían teniendo la obra de la caleña. El más reciente, la selección de su novela ‘La perra’ como una de las cinco finalistas en la categoría ‘Mejor traducción literaria’, en la reciente edición del National Book Award 2020, de Estados Unidos.
Además de haber sido seleccionada por el Hay Festival, en el 2007, entre los 39 escritores menores de 39 años más destacados de Latinoamérica, Quintana ganó en 2010 el VIII Premio de Novela La Mar de Letras por 'Coleccionistas de polvos raros'.
Con ‘La perra’, que está siendo traducida a 14 idiomas y de la cual ya se negociaron sus derechos audiovisuales, la escritora caleña ganó también el Premio de Narrativa Colombiana en 2018.
Al preguntarle a ella sobre el desafío de sentarse a escribir, luego de una novela tan exitosa y “potente” -como la calificó una de las miembros del jurado-, la autora aceptó que fue complejo. Sin embargo, se trata de una situación sobre la que ha tenido la oportunidad de reflexionar mucho.
“Fue bastante difícil escribir luego de ‘La perra’. Creo que tuve el mismo sentimiento cuando quedé en Bogotá 39. Yo era una escritora joven, que había publicado poco, y luego tenía que probar que seguía siendo una escritora. Fue un período de crisis terrible en el que boté muchos escritos. Pero en ese momento de mi carrera, ya sabía que la carrera del escritor tiene altibajos, y que uno puede hacer un libro que le guste a la gente, y de repente otro que no tanto. Entonces, pensaba, luego de ‘La perra’, que no tenía que probar nada, solo escribir un libro bien”, comenta Quintana.
De allí que ‘Los abismos’ haya tenido múltiples reescrituras y muchas miradas de los que ella llama “sus lectores de confianza”, un grupo de amigos escritores a los que siempre les confía de primera mano los manuscritos inéditos de sus obras.
La novela ganadora reúne muchas de las preocupaciones literarias y vasos comunicantes que Quintana ha venido desarrollando en el conjunto de su narrativa: la exuberancia de la naturaleza, como escenario protagónico, su Cali natal y, sobre todo, su postura femenina.
Así lo destacó también el jurado en su acta. “Con el telón de fondo de un mundo femenino de mujeres atadas a la rueda de una noria de la que no pueden o no saben escapar, la autora ha creado una historia poderosa narrada desde una aparente ingenuidad que contrasta con la atmósfera desdichada que rodea a la protagonista. Con una prosa sutil y luminosa en la que la naturaleza nos conecta con las posibilidades simbólicas de la literatura, y los abismos son tanto los reales como los de la intimidad”.
Quintana aborda, en el libro que llegará a las librerías hacia mediados de mazo, la historia de una niña que deberá enfrentarse a varias situaciones complejas, pero que sin embargo, vive con intensidad su niñez, en la Cali de los años 80.
En este punto, los diálogos, como anota la autora, cobran un protagonismo en la estructura de la obra, teniendo en cuenta de que se tratan, muchas veces, de un fluir de conciencia de la protagonista; de “diálogos no dichos”.
“En esta novela tenía un reto especial, y era que estaba contada desde el punto de una niña, aunque la narradora sea una adulta. Y los niños entienden todo a su alrededor, pero no lo entienden como nosotros. A veces no son capaces de ponerlo en palabras, a pesar de que ellos saben lo que está pasando. Tuve que dedicarle mucho trabajo a esa parte para lograr que la novela nos pudiera contar lo que estaba pasando”, explica la autora.
La autora comenta que, precisamente, lo primero que aprendió a escribir fueron diálogos, gracias a la escuela que hizo en sus inicios como guionista de televisión. De allí que sean tan importantes en su obra. “Siempre me trato de trabajarlos de manera natural”.
Recordó también, una imagen de su niñez al momento de hacer el ejercicio de ubicar la historia en la infancia. “Yo descubrí a los 6 años, cuando un niño se cayó por un hueco y se murió en Cali, que los niños se morían. Y para mí fue asombroso que eso podía pasar. Pero creo que los niños siempre tienen un miedo racional a la muerte de sus padres. Y esta novela reflexiona sobre le miedo a la muerte y a la orfandad”, dice.
A este elemento, la autora suma nuevamente la exuberancia de la naturaleza, tan presente en otros de sus libros, fruto de esa ciudad en donde creció, con barrios llenos de árboles inmensos y grandes jardines. “A nuestro apartamento en Cali le decíamos la selva porque era lleno de matas. Y ahora, de adulta, tengo un apartamento lleno de plantas”, cuenta.
En este punto, Quintana aprovecha para rememorar la naturaleza y la selva en su obra. “Mis dos primeras novelas y otros cuento transcurren en ciudades, pero en ‘Conspiración iguana’ si hay una selva en la azotea de un edificio, ‘La perra’ transcurre en la selva y esta nueva novela tiene una selva casera en un apartamento. Entonces, yo creo que sí es una presencia que está muy fuerte y me parece que va seguir estando. La naturaleza sí creo que ha sido una fuerza poderosa en mi literatura”, comenta.
De hecho, explica que en ‘Los abismos’, están muy presentes la visión de las montañas de Cali con su neblina y los precipicios enormes.
Quintana confiesa que si bien su Cali del alma ha estado presente en muchos de sus libros anteriores, en esta obra ganadora es la primera vez que la capital del Valle del Cauca aparece con nombre propio.
“Es la primera vez que intenté hacer una Cali sin cambiarle nada. Hice un retrato de la Cali de los 80 en la que yo crecí”, anota.
Y claro, toda esta estructura que edifican ‘Los abismos’ está atravesada, como tiene que ser con Quintana, por su mirada particular del mundo y la posición de femenina.
“Cuando yo estaba en el colegio, leíamos muchas escritoras clásicas, pero de autores contemporáneos no tenía ningún referente en una autora mujer. Nunca las leí. Y cuando empecé a escribir, a veces tenía cierta timidez de abordar temas, que pensaba que eran menores. No sé si se decía abiertamente, pero siento que la maternidad, por ejemplo, era vista como un tema menor, por ser de mujeres”, recuerda la autora.
Por eso, ella considera clave que las nuevas escritoras tengan modelos de escritoras contemporáneas, que reflejen su mundo sin temores.
“Es importante que media humanidad debe quedar representada en la literatura. Creo necesario que hayan voces de mujeres hablando de las cosas que nos preocupan, que nos molestan, que nos hieren, del deseo y de los grises de la maternidad, por ejemplo”, explica la autora.
Podría decirse que la de Quintana ha sido una vida juiciosa dedicada a las letras. Que ha tenido claro su mapa de navegación. Además de docente, también participó en 2011 en International Writing Program de la Universidad de Iowa como escritora residente y en 2012 en el International Writers Workshop de la Universidad Bautista de Hong Kong como escritora visitante. Sus cuentos han sido traducidos a varios idiomas y han aparecido en revistas y antologías de América Latina, España, Italia, Alemania, Estados Unidos y China.
Este año, el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince presidió un jurado compuesto por las también escritoras Irene Vallejo y Ana Merino, el periodista y escritor Xavi Ayén, la directora internacional del Hay Festival, Cristina Fuentes La Roche, el periodista y librero de Nollegiu, en Barcelona, Xavier Vidal, y la directora editorial de Alfaguara, Pilar Reyes (con voz pero sin voto).
Por primera vez, en esta convocatoria los participantes podían enviar sus originales tanto en formato físico como en formato digital, y eso supuso un récord de participación absoluto: se recibieron 2.428 manuscritos, de los cuáles 1.293 fueron remitidos desde España, 419 desde Argentina, 259 desde México, 187 desde Colombia, 74 desde Estados Unidos, 73 desde Chile, 88 desde Perú y 35 desde Uruguay.
CARLOS RESTREPO
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO
En contexto: Más de 2.400 novelas se presentaron para el Premio Alfaguara
Lo invitamos a leer otras noticias en CulturaPatricia Highsmith: 100 años de la incomparable reina del crimen