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Música y Libros

‘Nunca he dejado de amar el rock’: Juanes

Juanes, en una reciente presentación en Gran Canaria. En marzo hará su show en Bogotá.

Juanes, en una reciente presentación en Gran Canaria. En marzo hará su show en Bogotá.

Foto:Ángel Medina G. EFE

Para el cantante paisa, el 2020 ha sido un año muy productivo y movido.

(Esta entrevista fue publicada cuando Juanes se preparaba para su concierto en el Movistar Arena, en Bogotá, el pasado 14 de marzo. Sin embargo, ese evento se suspendió por la emergencia del nuevo coronavirus. EL TIEMPO publica de nuevo este artículo con motivo de la presentación del cantante paisa junto a la Filarmónica).
Aún es reciente el recuerdo de Lars Ulrich, leyenda del rock, baterista de Metallica, entregándole el galardón de Persona del Año a Juanes, en el Grammy Latino 2019. Era el premio a la trayectoria y Juanes, en su emoción, parecía volver a ser el chico de 13 años que una vez llenó su habitación con afiches de esa banda.
Era el ídolo de los afiches de antaño, de quien se declaraba seguidor, y lo alababa en español, el idioma del que el paisa jamás se aleja, porque confiesa que le cuesta cantar en inglés.
Más de dos décadas atrás, en 1997, Juan Esteban Aristizábal se mudó a Los Ángeles, ya lejos del grupo Ekhymosis, que lo dio a conocer en el país. Iba sin nada que perder, porque musicalmente “Colombia no podía ofrecerle más”, dijo ante los medios.
En la ciudad estadounidense, gestó 'Fíjate bien', el disco que marcó el inicio de su carrera como solista, el que le dio nombre internacional y sus primeras nominaciones al Grammy Latino. El disco salió en el 2000; ya cumple 20 años.
Ahora que ensaya para el espectáculo 'Juanes para Todos' –14 de marzo en el Movistar Arena de Bogotá–, vuelve a los recuerdos de esa primera etapa. “Cuando estaba ensayando para el concierto, montando las canciones de Fíjate bien, repasando acordes y letras, caí en cuenta de dónde estaba mi mente en esa etapa –relató–. Era un momento muy oscuro de mi vida, pero demasiado importante, porque me abrió la puerta hacia la luz. Ha sido algo que siempre recordaré con todo el cariño del mundo”.
Musicalmente, vivía la transición entre la imagen del roquero duro que pretendió ser y el roquero latinoamericano que tenía que hablar de su historia desde la música. Así lo explicó en una rueda de prensa reciente y, minutos después, en una entrevista aparte con EL TIEMPO.
“Nunca he dejado el rock –aclaró–. Desde los 13 años marcó la historia de mi vida. Sigo escuchando las bandas que siempre me han gustado: Metallica, Sepultura, Slayer. Siguen siendo parte de mí. Ha sido un proceso entender que no soy americano, no nací en California ni en Inglaterra. Nací en Medellín, escuchando guasca, cumbia y a Diomedes Díaz. Ellos también son parte de mí y de mi ciudad. He ido experimentando a lo largo de los años con esos elementos. Cuando escuchas el disco nuevo, Más futuro que pasado, encuentras esos elementos, pero en vivo verás el rock también”.

No nací en California ni en Inglaterra. Nací en Medellín, escuchando guasca, cumbia y a Diomedes Díaz. Ellos también son parte de mí y de mi ciudad.

'Fíjate bien' fue el primer paso de esa fusión que hoy, en 'Más futuro que pasado' –en el que se mete con el vallenato, la cumbia y la guasca–, se siente más libre.
Buscaba mostrar lo que soy yo. No necesariamente cumplir con un parámetro establecido por una banda americana, aunque fuera mi favorita. Buscaba decir lo que quería, mezclar los elementos que quería. Fue el comienzo de ese camino que viene hasta hoy, que mezcla esos mundos: la música popular con el rock, lo pop con el funk, o sea, lo que me gusta. No siento que haya ningún límite entre los gustos míos musicales. Me gusta la buena música, que es la que toca el alma.
Romper los límites... ¿Siempre pensó así, incluso en su etapa más roquera?
Nunca he dejado de amar el rock. De alguna manera, para mí la música es una oportunidad. Veo la música como si fuera arte. Literalmente, como si fuera un cuadro. Tengo una paleta de colores increíble. Si me gustan la música popular y el hip hop, ¿por qué no puedo darme la oportunidad de coquetear con algunos elementos de esas músicas o trabajar con sus productores y al tiempo hacer cosas de cumbia, vallenato y salsa? Quiero vivir la música como la siento, pero no significa que no escuche rock.
Lo estudia también...
Sigo estudiándolo con mi guitarra y con las bandas de siempre. Pero sigo haciendo mi música. Mis canciones hablan de un momento y son como un estado en una red social. Pero no son estables. Mañana puede cambiar y pasado mañana ser otra cosa. Es como si las canciones y los álbumes fueran una fotografía de un instante que va cambiando.
En la rueda de prensa dijo que soñaba con un álbum de cumbia. ¿Qué tanto lo llama el folclor?
Es que me encanta. No voy a ponerme límites para nada en este momento de mi vida y de mi carrera. Quiero explorar, de repente hacer algo más roquero, más fuerte o irme a otra forma de ver el rock, que es cumbia, vallenato desde otra perspectiva.
Siempre busco en los elementos de la música colombiana y en la latinoamericana. Con esa diversidad a la que tenemos acceso, la posibilidad es infinita. La imaginación es lo que te da el límite. Puedes encontrar nuevos géneros musicales y mezclarlos con una nueva forma. Es como lo que hacen los chefs, que se la pasan buscando nuevas formas y sabores.
En las épocas de Fíjate bien, cuando forjaba su imagen, había exigencias de la industria: ser joven, guapo, ojalá sin novia. ¿Cómo las contrasta con las de hoy?
Cuando miro esa parte de cómo se vivía la industria o el artista como tal, pienso que era muy fantasioso. Hoy es más real. Creo que lo imponen las redes sociales. Han hecho que la gente conozca más a la persona, que seas la persona que sos y ya, que tengas tu familia, tus hijos y sigas con tu carrera, tus canciones y tus conciertos.
¿Se aceptan o se resaltan más los defectos también?
Creo que la vulnerabilidad es parte fundamental del ser humano. Quien no es vulnerable no es humano. Creo que las redes sociales han cambiado la manera como veíamos las cosas. También es interesante.
Sin embargo, el comienzo de las redes sociales lo afectó en algún momento...
Afectaron mucho. Cuando Twitter empezó, yo no entendía lo que significaba y cometía muchas burradas. Decía cosas que no había que decir. Hoy comprendo más. Es importante conocer a la gente: estás ahí, contándole que vas a hacer un concierto. Simplemente hay un contacto directo y se está expuesto a que la gente diga cualquier cosa. Y hay que tomar eso con calma. Mucha gente te expresa el amor y otras personas dicen cosas malucas, pero es parte de la vida. Es normal.
Aun así, no lo deja ese temor cuando estrena un álbum...
En la época de Ekhymosis empezábamos a mezclar la música latina con el metal, eso nos dejó muchos enemigos. Pero con los años, me di cuenta de que es así. Como digo, me gusta la música popular y ese mundo hace parte de mí. A la hora de lanzar un nuevo proyecto hay siempre incertidumbre sobre lo que podrán decir, pero siempre dirán algo. No importa lo que hagas, alguien va a decir que es una mierda. Por esa misma razón no importa, hay que hacer lo que sale del alma y defenderlo.
Su camino fue muy diferente al de quienes comienzan hoy...
Me fui del país en el 97, porque en ese momento no encontraba nada acá, no hallaba una oportunidad para hacer lo que quería. En Los Ángeles conocí a Gustavo Santaolalla y el hip hop y encaminé mi carrera. Hoy no es tan necesario eso. La prueba está en Balvin, Karol G, Maluma, que viven en Medellín y desde ahí viajan por todo el mundo. Las tecnologías han acercado, han democratizado todo. Y le han dado un balance también al español. Por eso se dio Despacito, por eso los artistas anglo buscan a J Balvin para hacer sus duetos. Es lo que ha logrado la tecnología.
De Más futuro que pasado salieron antes varias canciones como La plata o Pa’ dentro. De las demás, ¿cuál quisiera resaltar?
Está Ninguna, que es pura parranda, como cumbia guasca, con un flow muy chévere. La letra de Más futuro que pasado, que le da nombre al álbum, es preciosa. Mala manera y Mi pueblo me encantan. Todas las canciones tienen video y van saliendo eventualmente en YouTube (este 28 de febrero, justamente estrenó el video de Ninguna). No queríamos dejarlas sin video, así que encontramos un grupo creativo de Medellín e hicimos como seis más que irán saliendo, además de La plata, Tequila y Bonita.
Y llega el concierto de Juanes para Todos, ¿quiénes son ‘todos’?
Adultos, niños, abuelos, exactamente para todos.
Hablamos del Juanes de hace 20 años. ¿Qué es lo mejor del Juanes de hoy dentro de la industria?
Estoy más preparado para cantar y tocar guitarra o para salir a hacer algún concierto. Tengo menos nervios, siento más tranquilidad para hacer lo que quiero hacer y salir de gira. Lo más difícil es viajar y dejar a la familia.
Hay otra faceta suya, la de Juanes activista. ¿Sí se puede hacer algo desde la música?
El hecho de ser artista no necesariamente significa que tengas que comprometerte con algo. Y la música tampoco ha cambiado nada, o si no, hace tiempo que The Beatles habrían cambiado el mundo. Pero hay una actitud importante en el arte, una fuerza para mandar un mensaje y es válido que la parte crítica esté también en los artistas.

Ser artista no significa que tengas que comprometerte con algo. Y la música tampoco ha cambiado nada, o si no, hace tiempo que The Beatles habrían cambiado el mundo.

Pero hay presión para que intervenga en asuntos políticos...
Caminas sobre una línea muy delgada. La gente quiere ponerte de un lado o de otro. Pero realmente uno no es lo uno ni lo otro. No hay ni un lado ni otro. Simplemente, uno también tiene su forma de ver las cosas. He vivido situaciones difíciles. Con el paro, mira lo que le pasó a Adriana Lucía ahora o a Mario (Muñoz, de Dr. Krápula). Es muy complicado caminar ahí. Justamente es el arte donde nos podemos encontrar. El arte es un lugar donde todo el mundo puede estar.
LILIANA MARTÍNEZ POLO
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO
En Twitter: @Lilangmartin
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