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Música y Libros

El ‘escultor’ del sonido

James Francies tiene 27 años. Nació en Houston (EE. UU.).

James Francies tiene 27 años. Nació en Houston (EE. UU.).

Foto:Cortesía James Francies

James Francies busca una expresión más amplia en todos los espectros de la música.

JUAN MARTÍN FIERRO 
Los músicos de hoy ya no dependen de una disquera para grabar ni de una etiqueta en una discotienda para que alguien se anime a consumir su música. Las plataformas, la tecnología y las redes sociales –con todos sus males– facilitan como nunca las posibilidades de creación, disfrute y almacenamiento de la música. No me gusta la palabra ‘democratizar’ porque estoy convencido de que los músicos y una larga cadena de personas que trabajan con y para ellos no son remunerados como deberían, por ejemplo, a la hora de recuperar cuando menos los costos de grabar un álbum de su propio bolsillo. 
Y en toda democracia, por imperfecta que sea, debe haber un mínimo y equitativo reparto de cargas y beneficios, algo que esa gran industria musical reserva para unos cuantos en desmedro de los músicos independientes. Estos últimos lo son justamente porque no quieren hipotecar su concepto musical, y porque, quiero creerlo, en esa valiente honestidad queda algo que no se vende a la gran pirotecnia del espectáculo. Algo hecho para perdurar.
Quizás por eso me identifico tanto con los músicos independientes, sobre todo en el campo del jazz, donde además abundan las poses y los egos que insisten en ponerle cercas a una música que desde hace décadas dejó de tenerlas.
James Francies, pianista, compositor y productor nacido en Houston hace 26 años, es uno de esos jóvenes artistas que entienden la música en un sentido más amplio, sin las ataduras de la industria y los géneros tradicionales. Su extraordinario talento como pianista le ha valido un importante reconocimiento en el mundo del jazz, pero su música está impregnada de sonidos, voces y vivencias acumulados a lo largo del camino: aires urbanos, progresivos y experimentales. Atmósferas vocales, solos en espiral. La batería deslumbrante de Jeremy Dutton.
La de Francies es una música vibrante que no deja que nos asentemos nunca. A ratos instrumental, a ratos vocal, siempre cinemática. Deliciosamente soul en el tema 713, introspectiva en Leaps y dolorosa en Still here, donde se escucha la voz de Shawana, su madre, uniéndose a un cuarteto de cuerdas. Shawana murió al día siguiente de que él dejara de trabajar en Purest form, su segundo álbum, en enero del año pasado. Su padre, James, también participó en el tema Freedmen’s Town, relatando los altibajos de ese histórico vecindario de Houston que comenzó en 1865 como hogar de exesclavos de las plantaciones en Texas y Luisiana. Y hay más: Adoration, el corte con el que abre Purest form, es un guiño futurista a La consagración de la primavera, de Igor Stravinsky.
En síntesis, es un trabajo ambicioso que propone distintas narrativas. Y un reto para quien lo escucha. Como en Conversin’ with the elders, ese magnífico álbum de James Carter, la música de James Francies es un diálogo constante entre vanguardia y tradición.
“Quería que el disco se sintiera como entrar a una galería. Algo inmersivo y cuatridimensional, si te lo puedes imaginar. Pensé en cada pista como un escenario diferente”, dijo Francies en una entrevista con el Houston Chronicle. Allí mismo destacó el trabajo de su bajista, Reggie Workman, de quien dijo: “A él no le gustaba hablar de tal o cual género. Y para mí se trata de afectar el sonido. Reggie lo llamó ‘escultura de sonido’. Simplemente doblando ondas y afectando vibraciones. Por eso bauticé el álbum Purest form. Para nosotros es solo sonido. Sin género. Eras tú antes de que existiera el género. Pensaba en la vida y en la música antes de que alguien les pusiera una etiqueta”.
Francies se graduó del High School for the Performing and Visual Arts (HSPVA) en su natal Houston, pero vive desde los 18 años en Nueva York. Allí grabó sus únicos dos álbumes hasta el momento: Flight (2018), y Purest form (2021). Para Don Was, presidente de Blue Note Records, y uno de sus mentores, “James Francies es uno de los más creativos y visionarios pianistas, compositores y productores de la música en los últimos años. Es un tipo al que vas a escuchar durante mucho tiempo”.
Todo esto suena muy impresionante, pero cuando lo tuve frente a mi pantalla para entrevistarlo, sentí que estaba hablando con un hombre sumamente aterrizado. Había pausa y sentimiento en sus respuestas. La muerte de una madre es un duro golpe para cualquiera. El 2021 fue un año de duelo, pero también de alumbramiento musical.
Antes de despedirnos, James Francies me confiesa que le gustan las arepas, la salsa y la cumbia. Que le va bien con la cocina y que tiene ganas de tocar en Colombia. El género es lo de menos: tocar y darlo todo en el escenario es lo único que realmente le importa. Después de trabajar con Yabba (por cierto vean su Tiny Desk Concert en YouTube), sigue girando con el legendario guitarrista Pat Metheny mientras prepara su tercer álbum. Enhorabuena, James, desde ya lo estamos esperando.

¿Cómo describiría el espíritu de su música y su estilo en el piano?

Siento que es mejor dejar que el oyente describa mi música, me gusta que la música sea por sí misma. Trato de no poner muchas expectativas en ella. Muchas veces mi música es la respuesta a algo o solo la forma en que me estoy sintiendo en el momento y la forma en que se sienten todos en la banda, así que se trata de permitir que la música suceda. Es menos sobre mí y más sobre una imagen mucho más amplia de la música, es dejar que ella dicte lo que va a ser. Siempre que estoy tocando dejo que lo que está sucediendo a mi alrededor lo dicte.

¿Qué músicos lo han influenciado?

Me encanta el arte en general. Diferentes pintores, comediantes, atletas, en fin, distintas disciplinas. Todos ellos me inspiran. Musicalmente, diría que el pianista cubano Gonzalo Rubalcaba. También Allan Holdsworth, un gran guitarrista, y otros músicos como Freddie Hubbard y Art Tatum. Por otra parte, admiro a comediantes como Redd Foxx y Richard Pryor, y a deportistas como Muhammad Ali y Michael Jordan. Para mí, todos estamos conectados. La forma en la que alguien hace un deporte, o la manera en que otro cuenta un chiste. Todo está relacionado con la narración de historias en la música y con dar algo a los demás. Aquí tengo que decir que amo a los raperos, me encantan los cantantes-hablantes y ese poder que tienen para convertir su cuerpo en instrumento. Admiro mucho a James Blake, J. I. D. y, por supuesto, a Kendrick Lamar. Amo a Khruangbin, una banda de Houston, y a una banda alternativa que se llama Crumb, y en general a las bandas de rock alternativo como Unknown Mortal Orchestra.

¿Cuál es su recuerdo feliz de infancia en Houston?

No sé, creo que tuve una infancia bastante feliz. Solo poder tocar música y tener padres que me permitieran disfrutar realmente de ella siendo niño fue lo más importante.

Como músico y productor usted ha logrado llegar a diferentes públicos trabajando en distintos géneros. ¿Definiría su música como jazz o siente que esa etiqueta se queda corta para lo que quiere expresar?

Definitivamente se queda corta. Quiero decir, nunca me he considerado a mí mismo como jazzista o de ningún otro género. Solo me veo como un compositor. O como alguien que escribe música y tiene en el piano un medio para ofrecerla, pero nunca usando un género, solo me defino como compositor o productor, como quieras llamarlo. Supongo que es un gran paraguas que te permite ser lo que eres sin que alguien diga: ‘oh, es de este género, por lo tanto debe ser solo eso…’.

¿Cómo ha evolucionado su música entre sus dos primeros álbumes Flight y Purest form?

Entre uno y otro hay tres años de diferencia. Muchas cosas me pasaron en ese tiempo. La más triste de todas fue la muerte de mi madre, en enero del año pasado. Probablemente sea la cosa más triste de todas. Pero también hubo cosas muy importantes, me casé, me hice más viejo (risas). Son muchos sube y baja. A los 22 años hice Flight y luego Purest form cuando tenía 24 o 25. Esos pocos años marcaron una gran diferencia. También he hecho mucha música en otros lugares, así que eso ayuda. Creo que estoy mejorando constantemente y así lo siento, lo cual es genial.

¿Hacia dónde cree que irá el jazz en los próximos años?

No sé. Mucha gente se está convirtiendo en su propio todo, así que antes tenías que encontrar estudios de grabación y contar la ayuda de tus productores y de los demás músicos. Pero ahora la gente es como una banda de una sola persona que se vale por sí misma gracias a la tecnología que permite hacer todo desde casa. Mucha gente puede hacer un álbum desde su computadora y tocar varios instrumentos, así que creo que el medio se está volviendo más individualista y eso también será interesante.

¿Considera que el jazz es una música que necesita nuevas audiencias? Si es así, ¿dónde encontrarlas?

Seguro. Si tan solo dejáramos de llamarlo jazz… creo que mucha gente asocia el término con lo viejo… Por ejemplo, cuando veo que más gente joven viene a mis conciertos con artistas diferentes, ocurre una especie de ‘sangrado’ en el público porque hay personas que ni siquiera me conocen como pianista de jazz o como quieras llamarme, compositor o productor, así que la gente que viene no sabe qué esperar, no sabe que ha tenido una cita a la que le quité el título de ‘espectáculo de jazz’ porque no lo llamé de esa forma. Bastaría entonces con simplemente llamarlo de otro modo o encontrar un nuevo término que ayude a que más jóvenes entren a ver algo que quizás no hayan visto. Eso los haría parte del proceso, como si también ayudaran a nombrar algo, lo cual sería muy bueno.

¿Cuál es su mayor preocupación como músico y como ser humano?

Como ser humano, creo que mi mayor preocupación es aquello sobre lo que no tengo control. El cambio climático, por ejemplo, es una de mis mayores preocupaciones.

Para cada músico el mayor desafío es él mismo. Todo el mundo se enfrenta a sí mismo, no lo sé, es una gran pregunta. Siempre trato de mantener las cosas interesantes y desafiarme a mí mismo, trato de no tocar cosas que suelo tocar o no tomar decisiones que suelo tomar. Intento decidir más en el momento y tomar las decisiones más eficientes posibles, si eso tiene sentido. Como ser humano, creo que mi mayor preocupación es aquello sobre lo que no tengo control. El cambio climático, por ejemplo, es una de mis mayores preocupaciones. Y en cuanto a lo que puedo controlar, intento comer saludable y ser la mejor persona que pueda.

¿Qué viene en cuanto a grabaciones y giras?

Grabaré un nuevo álbum con Pat Metheny. De hecho, estoy de gira con él ahora. Lancé un nuevo álbum el año pasado y espero lanzar otro en este.

¿Cómo quisiera ser recordado?

Como alguien que afectó positivamente la vida de muchas personas, sea lo que sea que eso signifique. Puede ser como músico, pero también ayudando de distintas maneras. Con que pueda lograr eso me daré por bien servido.
JUAN MARTÍN FIERRO*
PARA EL TIEMPO
(*) Abogado, periodista y escritor

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JUAN MARTÍN FIERRO 
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