Hay varias canciones del maestro chocoano Octavio Panesso que son himnos en el Pacífico colombiano.
El director del grupo Saboreo se considera un “organizador de ideas de lo que dice la gente. Interpreto a mi comunidad, sus costumbres, sus leyendas, lo que son, y las vuelvo poesía”, como dijo en una entrevista, y tiene composiciones como Chumbimba, La arrechera y Ensayá pa’ ve, famosas en todo el andén pacífico, por donde van y vienen.
Pero hay una especial, La vamo a tumbá, que se canta, se baila y se oye con pura alegría, del Chocó a Nariño, y fue una de las escogidas por el grupo Herencia de Timbiquí para su disco Herencia Pacífica, con temas de los más importantes y reconocidos autores de esta región, vivos y muertos.
Es el primer sencillo que se lanza de un disco que, además, tiene composiciones de Abelino Acoró, Inés Granja, Zully Murillo, Ana Francisca Hernández, Peregollo y su Combo Vacana, Víctor Ramos González y Jairo Polo, Petronio Álvarez, Alfonso Córdoba, Mon Rivera y Alfonso Bengoechea.
Durante el resto del año se irán presentando las canciones del álbum, que, dice William Angulo, vocalista de Herencia de Timbiquí, “es una remembranza por los que ya partieron y un homenaje a los que están vivos, figuras icónicas del territorio. También esperamos que sea una forma de que los más jóvenes entiendan el autorreconocimiento y el reconocimiento a esos autores que le dan tanto valor a nuestra cultura”.
Río Timbiquí, La mujer del campo, Caldo piangua, La banda, A Tumaco lo quemaron, Negrito contento, Ola de la mar, La tunda, La pluma, La memoria de Justino y Mi Buenaventura son las otras canciones del nuevo disco, escogidas entre 22 preseleccionadas. “Las que no van esta vez quedaron listas para más adelante”, cuenta Angulo.
Este homenaje a compositores tan reconocidos es una forma de “honrar su camino, porque ellos hicieron el más duro caminar y nos abrieron la brecha a los demás. Nada de lo que se hace en la tierra es fácil, y es nuestra obligación rescatar su legado”, que está íntimamente ligado con la tradición que viene desde hace varias generaciones y que ha sido oral en la mayoría de los casos.
“En la región y en otros territorios, muchas canciones han salido de los corazones de sus autores, sin partituras. Se quedan en la recordación, pero van cambiando. Y lo que no se queda en la memoria y no se hace verbal desaparece. Por eso se han perdido muchas cosas de la cultura musical”, dice.
“Eso de DRA (derechos reservados de autor) solo se debe poner cuando se haya escudriñado lo suficiente. Las obras no se hacen solas, hay personas que las han construido, que han puesto su mente al servicio de los demás, por eso se les debe dar una retribución económica”.
En este trabajo de recopilación, en el que el grupo trabajó por tener la versión más fiel de muchas canciones, Angulo se encontró con unas muy nostálgicas como Negrito contento, de Alfonso Córdoba, el ‘Brujo’, “pero la que más me ha marcado es La mujer del campo, que lo lleva a uno a la niñez, a momentos que no volverán, una etapa insuperable”.
La gran mayoría de los integrantes de Herencia de Timbiquí vienen de familias musicales de este municipio del Pacífico colombiano. “Mi papá, por ejemplo, siempre ha sido músico, solo por divertirse, por liberar emociones, por bohemia. Hace presentaciones, al igual que mis tíos, pero su actividad principal es la agricultura.
Siembra plátano, yuca, caña, no para exportaciones ni en grandes cantidades, sino para su sustento y vender algo, lo que le permite una economía tranquila. También hace trueque y así obtiene otras cosas. Vive en su equilibrio”.
Su hijo, a su turno, ha llevado por el mundo unos sonidos que incluyen el mar, el río y la selva, un proyecto conocido en muchos países que les ha permitido hacer colaboraciones con artistas como Rubén Blades y otros.
Nada de lo que se hace en la tierra es fácil, y es nuestra obligación rescatar su legado
En el último año han tenido retos muy fuertes por la emergencia. Y aunque mañana empiezan una gira de conciertos, no ha sido fácil lograrla. “Hay que sacar permisos especiales y los aforos son limitados. Tenemos un virus que afecta a las personas, pero esperamos que la gente esté dispuesta, con ganas de vernos”.
Angulo y el resto del grupo compusieron mucho en el último año e hicieron jornadas de ayuda para Timbiquí y otros municipios del Pacífico colombiano, especialmente de envío de alimentos como arroz, que escasearon por la falta de transporte aéreo y fluvial.
También ofrecieron conciertos virtuales, y el vocalista cantó en dos hospitales: el de La Unión, Valle, y el Departamental de Cali, cuando fue a acompañar a un amigo y un sobrino, respectivamente, que necesitaban atención.
“Canté en los pasillos, y toda la gente lo valoró mucho. La música sí ayuda, sí es de primera necesidad para sobrellevar la vida en estos momentos tan difíciles para todos”.
19 de marzo, Marinilla.
27 de marzo, Manizales.
3 de abril, Cartagena.
10 de abril, Tumaco.
17 de abril, Villavicencio.
24 de abril, Medellín.
1 de mayo, Bogotá.
8 de mayo, Pasto.
29 de mayo, Timbiquí.
6 de junio, Popayán.
19 de junio, San Andrés
OLGA LUCÍA MARTÍNEZ ANTE
CULTURA
EL TIEMPO