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Gemeliados
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Gemeliados

Columna de Óscar Acevedo, músico y crítico musical, que habla del concierto del grupo Bituín. 

Hacía muchos años que la canción latinoamericana no recibía el viento fresco de la innovación, parecía estar estancada en el pasado.

Sin embargo vi el concierto grabado en el teatro Jorge Eliecer Gaitán por el grupo Bituín, en la celebración de los 25 años del festival Jazz al Parque, y me convencí de que estos jóvenes encontraron un lenguaje que renueva y actualiza ese estilo musical al integrarlo con el jazz.

El cuarteto Bituín es único en todo sentido, son dos hermanos idénticos que tocan la batería y el contrabajo acompañando a dos hermanas gemelas en las voces. Esta es una instrumentación novedosa y muy arriesgada, sobre todo por la falta de un instrumento armónico que “amarre” la afinación.

Pero la ausencia de un piano o una guitarra es precisamente una de sus fortalezas, porque los libera de la congestión armónica que a veces producen esos instrumentos y le permite al oyente identificar con nitidez cada verso, cada timbre y cada pincelada instrumental.

La firmeza de los patrones rítmicos que sostienen la estructura del grupo está a cargo de Santiago de Mendoza en la batería y Daniel de Mendoza en el bajo. Incorporan métricas compuestas al folclor andino con una naturalidad asombrosa, como si esta música popular siempre las hubiera tenido.

Las hermanas Juanita y Valentina Añez son frescas y recursivas en su forma de cantar y de construir arreglos que no se repiten a lo largo del concierto. Unas veces hacen contrapunto vocal, otras imitan el sonido nasal del canto indígena y otras más añaden percusión menor; siempre con gusto y sorprendiendo al oyente.

En la canción Profeta, compuesta por el guitarrista Enrique Mendoza y con letra de Valentina Añez, logran un efecto hipnótico con sus voces cautivantes. De no ser por esta y otras canciones propias, el repertorio parecería sacado de un concierto de los años setenta, porque incluye canciones de Chabuca Granda, Atahualpa Yupanqui y Alfredo Zitarrosa. Estos clásicos parecen escritos en el 2.021 gracias a los ingeniosos arreglos con los que Bituín rejuvenece este repertorio histórico.



El Idartes se anotó un gran acierto invitando a estos hermanos con un concierto que seguro envidiarán los asistentes habituales a Carnegie Hall. Felicitaciones a Bituín por esa “gemaliada” musical, con esta música llegarán lejos.

Se puede ver: https://www.facebook.com/Idartes/videos/2801836040097290/

Columna de Óscar Acevedo, músico y crítico musical. Correo: acevemus@yahoo.com

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