El sonido de la Sierra Nevada estuvo en el origen del vallenato y la misión de José Ricardo Villafañe, de 30 años, desde que era un niño de 13, ha sido recordárselo a los seguidores del folclor a través de sus participaciones en el Festival de la Leyenda Vallenata.
Su reluciente traje blanco arhuaco siempre resaltaba. Al principio era una “rareza”: ¡un arhuaco tocando acordeón!, pero los Villafañe (él y su padre, Vicente) tenían claro que su camino musical obedecía a un mensaje más profundo.
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“Todo el mundo piensa que el acordeón está lejos de mi cultura –dijo hace un par de años–. Y nadie sabe ni reconoce que dentro de la música vallenata existe una historia perdida, paralela, y es la música que tenemos los pueblos indígenas y que los arhuacos, en especial, la traducimos y las transformamos en acordeón. El acordeón también vive en la Sierra y esa es una vivencia y un mérito que se le debe dar dentro del vallenato”.

José Ricardo Villafañe y su padre, en un festival Cuna de Acordeones, de Villanueva (La Guajira), en el 2005.
Carlos Julio Martínez. Archivo EL TIEMPO
El nuevo rey vallenato creció concursando: pasó por acordeonero infantil, juvenil y aficionado, en Valledupar, en Villanueva y en otros festivales. Decía su padre, Vicente, que la familia entera iba siguiendo la ruta de los festivales, todos viajando dentro del mismo carro con todo y acordeones, cargando con la ilusión de ver a José Ricardo ganar con una música que reivindicara el borrado aporte indígena a la música vallenata.
A la par, José Ricardo hizo la carrera de contaduría –trabaja en la Registraduría, a la que le agradeció el apoyo este año– y hace una licenciatura en música. Dicen que contó con la asesoría de otros reyes vallenatos para prepararse para el título.
Sin embargo, su llegada al grupo de los 5 finalistas fue sorpresiva. “Es, para mí, el palo de la final”, subió algún periodista especializado a sus redes sociales.
De haber apuestas, la gran mayoría estaban con Javier Matta, el último acordeonero de Jorge Oñate. Y estaban Jesús Ocampo, Camilo Guerra y Nemer Tetay. No hubiera sorprendido tanto el triunfo de cualquiera de los cuatro. Pero, al amanecer del domingo 18 de octubre, se dio el fallo: el nuevo rey era Villafañe.
Acompañado de Arnold Arrieta, en la caja, y Carlos Díaz, en la guacharaca, Villafañe había sido el último en subir a la tarima y su canción final fue la puya –ritmo en el que se siente fuerte– con el diciente título de Mi cultura es sagrada.
Sus primeras palabras como rey resaltaron la “nueva historia” que comenzaba a escribirse. “Creo que comenzamos a acercar dos pueblos cercanos como son los de la Sierra y el pueblo vallenato”.
Su triunfo, sin embargo, tiene un lunar -que no le perdonaron los críticos de las redes sociales-, que va más allá de la sorpresa y la música: una denuncia del año pasado por maltrato físico a su novia.
El anuncio de la corona de rey vallenato profesional marcó el final de la edición número 54 del Festival de la Leyenda Vallenata, que a lo largo de sus tres últimas noches fue dando a conocer los diferentes ganadores en distintas modalidades.
(Vea en imagenes las fotografías del cuadro de reyes vallenatos del 2021).
Antes de Villafañe, se anunciaron las categorías de acordeón infantil, juvenil, aficionado y las de acordeonera mayor y menor. En las categorías femeninas ganaron dos grandes favoritas: Nataly Patiño e Isabel Picón.

Yostimar Prada, el llanero que se coronó como rey de la piqueria (modalidad de mayores)
Leonardo Alvarado. Festival Vallenato
Si bien las coplas del llano, las trovas paisas y la piqueria vallenata tienen en común el premio al repentismo, al ingenio y la rapidez con la que los verseadores van improvisando palabras al son de la música y sobre la marcha.
No deja de sorprender que en la tarima de un festival vallenato se suba un coplero vestido de liqui-liqui, cotizas y sombrero a medísele a uno de los locales. El casanareño Yostimar Prada, nacido en Paz de Ariporo, tenía el reinado de la piqueria entre ceja y ceja desde hace unos tres años. Y no solo llegó a la final, sino que se llevó la corona por encima de los que se criaron entre versos vallenatos.
Prada afirmó que para lograrlo tuvo que estudiar mucho la cultura vallenata y concentrarse mucho.
LILIANA MARTÍNEZ POLO
REDACCIÓN DE CULTURA
En Twitter: @Lilangmartin