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Música y Libros

‘El tiempo es una evidencia de nuestra brevedad’

Federico Díaz-Granados nació en Bogotá en 1974.

Federico Díaz-Granados nació en Bogotá en 1974.

Foto:Ana María García / EL TIEMPO

El poeta Federico Díaz-Granados publica la antología ‘Adiós a Lenin’.

Diana Rincón
“No sé cómo será la muerte / pero como en la vida / seguiré llegando tarde a todas mis citas, mis exilios, mis adioses / y puntual a mis nostalgias”.
Este verso del poema La otra casa, del bogotano Federico Díaz-Granados (1974) toca uno de los elementos existenciales que para él, como para tantos otros poetas a lo largo de la historia de la literatura universal, han sido siempre materia obsesiva.
Junto a la muerte, Díaz-Granados les revela a sus lectores otras tantas preocupaciones poéticas que van tejiendo sus versos, reunidos en su más reciente antología, 'Adiós a Lenin', publicada por el sello editorial de la Universidad Javeriana.
El título, como anota el autor, se inspira en la película del mismo nombre, del director alemán Wolf-gang Becker, que a él lo marcó, pues se le presentó como un espejo de lo que había sido su temprana juventud, en la década de los 80.
“Era esa entrada a la adolescencia en medio de un mundo bipolarizado y donde había unos íconos soviéticos y una utopía qué pensar, que cuando se derrumba, de alguna manera, se derrumba mi infancia. Y se le da un largo adiós a esa niñez”, explica.
Díaz-Granados anota que en el fondo esa sensación también resume “el sentir de una generación”, que vivió con la caída de esa utopía la desaparición de muchos sueños.
“En última instancia, solo la palabra poética es capaz de evocar el paraíso perdido de la infancia, la familia, los amores, el cuerpo deseado, la añorada plenitud. Sí, evocarlos, pero solo en fragmentos y retazos, en sus huellas y sus ausencias, en su ‘breve tránsito por la palabra’ (Estación). De ahí la trágica hermosura de la poesía de Federico Díaz-Granados”, comenta en el prólogo el profesor Anthony L. Geist, de la Universidad de Washington (EE. UU.).

Si la infancia es un paraíso perdido, como afirman muchos, yo trato de buscarla y recuperarla a través de cada línea que escribo

¿Por qué la muerte es un concepto que atraviesa varias de las imágenes narrativas de su poesía?
La muerte ha sido uno de los temas universales de la poesía y un asunto recurrente en muchos de los poetas que me interesan. Permite indagar alrededor de un gran misterio, lo que nos concede un lugar para interpretar y crear. La muerte es una ratificación de los finales, de los adioses, de las despedidas que tanto nos definen a todos.
El hambre es otro elemento muy presente. ¿A qué alude?
El hambre evidencia no solo que somos absolutamente frágiles, sino que es uno de los motivos por los cuales se movilizan muchos de los grandes conflictos de nuestra época.
Este tema me permite reflexionar sobre el cuerpo y su derrota. El hambre forma parte de la naturaleza humana y nos conecta con nuestras emociones primarias.
Miguel Hernández decía acertadamente que “el hambre es el primero de los conocimientos” o Neruda cuando la definió en Estravagario como “un incendio frío”. Desde ese incendio persigo algún tipo de lucidez sobre lo que somos.
Sin duda, la infancia es otra de las figuras recurrentes en muchos versos…
Trato de encontrar en las voces y rostros de la infancia algo del asombro e inocencia que necesita la poesía y la mirada limpia de la vida. Cada vez, con el paso del tiempo, la infancia se hace más luminosa y aquellas conversaciones, juegos e instantes se traducen en un registro muy personal y honesto.
Si la infancia es un paraíso perdido, como afirman muchos, yo trato de buscarla y recuperarla a través de cada línea que escribo.
Y digamos que encerrando todos estos elementos está el tiempo. ¿Podría decirse que es una metáfora que alude a la vida?
El tiempo es la más nítida evidencia de nuestra brevedad, de nuestro efímero tránsito por el mundo. Es una certeza sobre nuestras pérdidas, pero también sobre la celebración del existir, el triunfo del amor sobre todas las cosas y el intento por alcanzar la belleza y la felicidad. El tiempo fija en la memoria los afectos y las verdades más hondas.
CARLOS RESTREPO
EL TIEMPO
Diana Rincón
icono el tiempo

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