Cerrar
Cerrar
'Los personajes de este relato deben sobrevivir sin referentes reales'
fg

'La literatura es una aventura estética antes que un acto banal de decir a la ligera lo que a uno se le ocurra', opina De Francisco.

Foto:

Will van der Vlugt

'Los personajes de este relato deben sobrevivir sin referentes reales'

La actriz Margarita Rosa de Francisco habla de su primer libro para EL TIEMPO.

“El libro de Margarita Rosa está de primero en la lista de los más vendidos de no ficción”, comenta el responsable de las reseñas literarias de EL TIEMPO.

“Debe haber un error, porque se trata de una novela”, responde el reportero que entrevistó a la autora la víspera.

‘El hombre del teléfono’, el debut literario de Margarita Rosa de Francisco, se mueve en esa delgada línea que separa a las memorias de la imaginación. “No me atrevería a decir qué porcentaje es real, pero puede ser alto. La base es la realidad: los personajes están inspirados en personas de carne y hueso, y mis emociones y sentimientos son genuinos. Diría que es como un lapso de mi vida ‘ficcionado’, si pudiera usar esa palabra”, explica la famosa actriz caleña, que el 8 de agosto cumplió 51 años.

Comencemos con la pregunta que la psicoanalista infantil Florentina Londoño, a quien usted dedica el libro, le hizo cuando tenía 9 años. ¿Quién es usted, Margarita?

Esa es la mejor pregunta que pueden hacerle a uno porque es la más difícil de contestar. Lo único que puedo decir es que soy una mujer en constante búsqueda de sí misma. De todos los proyectos que he emprendido, el de reconocer mi propia forma de ser y de pensar ha sido el más grande.

Cuando uno se explora tanto, también aprende a conocer a los demás, siempre y cuando lo haga con disciplina y sin tratar de contestarse todo, porque a medida que uno se hace mayor tiene muchas más preguntas que respuestas. Cada vez se me da más fácil vivir conmigo misma, ya no peleo tanto con mis equivocaciones.

(Además: No tener hijos)

¿Sigue psicoanalizándose?

No, pero lo hice mucho. Florentina fue la que me introdujo en el psicoanálisis. Hoy tal vez no lo recomendaría porque me parece que toma mucho tiempo y que, a pesar de que enseña a explorar y a relacionarse con lo simbólica que es la vida, no es para todo el mundo. Te puedes acostar diez años en un diván y seguirá siendo muy interesante, pero poco práctico para el que necesita una solución urgente.

¿De dónde sale la idea de ‘El hombre del teléfono’?

Yo escribo desde chiquita, por necesidad y por placer. Tengo cajas enteras con notas de cosas que me han pasado, que siento o que veo.

Este relato empecé a escribirlo, de forma muy irregular, hace unos cuatro años. Dije: “Voy a ver cómo me sale una narración más extensa, que no sean unas notas sueltas”. Lo empecé sin saber que iba a ser un libro, cuando para mí era una fantasía escribir para un periódico. Comienzo a publicar en ‘El Espectador’, en ‘SoHo’, me empieza a ir bien y llega la oferta de Roberto Pombo. Como un año después de empezar a escribir en EL TIEMPO, recibo la propuesta de Penguin Random House para publicar algo.

“Pueden ser sus columnas, algo sobre el ejercicio, sobre feminismo”, me dijeron.

“Pues tengo algo diferente. Se los voy a dar a ver cómo les parece”, les contesté, y les pasé lo que llevaba, que era un 80 por ciento. “Bueno, necesitamos saber qué final va a tener esto”, me respondieron. Entonces, me puse en la tarea de terminarlo y de revisar todo de arriba abajo.

De todos modos, el libro tiene un poco ese carácter de notas sueltas. Da la impresión de que llevaba un diario...

Sí, esa fue la base, pero ese diario lo perdí. No podría decir que los hechos pasaron tal cual están contados, porque tuve que recordar desde muchos años de distancia. Empecé a descargarlo de alguna parte de mi memoria y a remendarlo con mi imaginación.

¿Por qué esa parte de su vida y no otra?

Me pareció una historia insólita y muy interesante, deliciosa de contar. Esto que yo vi –todas estas cosas que pasaban en España y las sensaciones que tenía con respecto a mi confusión de ese momento, a estas nuevas personas que intervenían en mi vida– era muy jugoso para no hacer el experimento de contar- lo, escogiendo bien las palabras, ojalá las más precisas y bellas.

¿Sigue tan pendiente de la opinión de los hombres como en el libro?

Ya no. Hace varios años empecé a no esperar mucho de la opinión de los hombres. Pensé que nunca iba a tener una pareja... Aunque fue algo muy paulatino, llegó un momento en que dije: “Bueno, no creo que el objetivo de estar aquí sea buscar con quién estar”. Desde que eso me cuadró, me fui relajando con este tema. Mi pareja de hoy (el fotógrafo holandés Will van der Vlugt), con quien llevo ya siete años, vino como cuando uno no busca las cosas. Y ahora que estoy bien acompañada, con mucha menos razón siento tensión alguna o ganas de representar algo especial para un hombre o para la gente.

rtyhfgh

Foto:

(Lea: La trampa del matrimonio)

Usted habla en el libro de una canción que le compuso a su primer esposo, ‘Ay, mi amigo’...

Esa canción fue la primera que compuse, basada en una conversación telefónica que nunca ocurrió.

¿Cómo definiría a su exmarido Carlos Vives?

Es de esas personas que vienen a este mundo para brillar. Desde que lo conocí era una estrella. Su aura es muy poderosa y brillante.

¿Y a Jaime Garzón?

Un genio, con todas sus letras.

¿Cómo fue su relación con él?

Es difícil de definir porque tuvimos un contacto muy breve y extraño. No sentí que fuera un hombre fácil de conocer. Tenía una gran escafandra, su máscara de comediante, y por su misma mente genial podía hacer de sí mismo un personaje fantástico. Eso fue él para todos nosotros, incluso para mí. No puedo decir que conocí a Jaime Garzón. Por eso, tampoco puedo decir que fuimos amigos. Fue un encuentro con características muy distintas al amor o la amistad, como el de dos personajes que hicieron una pequeña obra de teatro.

¿No la preocupa nada de lo que cuenta en el libro?

A la gente le queda fácil hacer asociaciones, pero mi intención como autora es que los personajes sobrevivan sin los referentes, que la historia siga siendo interesante sin necesidad de pensar en ellos.

Aunque me digan que este personaje es tal o cual, para mí el hombre del teléfono y los demás personajes viven en este universo y se llaman así: el amante, la psicoanalista, mi maestro... Este no es un libro sobre Jaime Garzón ni sobre ninguna otra persona real. Es un largo episodio donde la relación de todos ellos con la protagonista –pues yo también soy un personaje en esta narración– provoca en ella reflexiones sobre la belleza, la inteligencia, sobre las contradicciones del género humano, sobre su posición como mujer y su labor como actriz.

El público hambriento y su morbo siempre van a existir, sería muy ingenuo de mi parte pretender que el tema no conduzca hacia eso, pero este no es un libro de intimidades de gente que conocí, sino de lo que esos hechos representa- ron para mí: cómo se podía sentir una mujer de 25 años recién separada de un artista famoso, después de un matrimonio mediático; las ganas de ser actriz, su profesor y luego este encuentro extraño.

En ese entonces, yo veía todo como dentro de una nebulosa. Si hubiera conocido a estos personajes ahora, tal vez habría sacado mayor provecho de ellos, habría construido una amistad distinta.

¿Todavía sufre ataques de pánico?

A veces. Vienen de pronto, pasan por uno y se van, como un corrientazo. Es una sensación tremenda, difícil de explicar, como si mi mente se disociara de mi cuerpo y este fuera un trapo. El miedo es un aditivo que no tiene que estar ahí necesariamente, pero está.

¿Qué los detona?

Por ejemplo, todas las cosas en vivo, situaciones donde no puedo escapar, como una entrevista en directo en televisión. El pánico escénico ha sido una constante en mi vida. Por eso nunca he hecho teatro. Hice algo parecido, en las mismas circunstancias que me provocan miedo, y es un ‘one woman show’ que se llamaba A solas.

No me siento cómoda donde hay mucho público. Sin embargo, hace poco me presenté en un escenario a propósito de un encuentro de ‘youtubers’, respondiendo preguntas, y me sentí como en mi casa. Ya no sé qué pensar, ¿será que me curé?

¿Qué está leyendo ahora?

A (Stefan) Zweig, un autor vienés. Me apasiona el estilo. Más que leer un libro donde pasen cosas, me encanta ver cómo construyen sus descripciones, cómo usan el lenguaje. También les he metido muela a ladrillos que la gente ya no se lee, como ‘La montaña mágica’, de Thomas Mann, mi libro favorito. Me tomó unos dos meses, que es bastante. Yo leo despacio y subrayo con lápiz.

¿Cuál ha sido su etapa más feliz?

Esta.

¿Y la más miserable?

Esa (señala el libro).

(Lea también: Me arrepiento)

Cómo ha sido el proceso de llegar a la madurez

“Hay un momento en que uno se descoloca un poco, una pequeña crisis, que en mi caso fue antes de cumplir 40. Ver un poco distinta mi cara me produjo angustia. Pero uno va elaborando eso, y no sé en qué momento cumplir años se me convirtió en un evento de liberación. Hice el duelo y me siento exenta de la obligación de tener que aparecer bella. Miro para atrás y digo ‘ni un año menos’, no quiero volver a tener esa edad donde uno no sabe quién es ni dónde está parado (...).

Mi relación con la belleza tuvo un antes y un después a partir de mi personaje en la película ‘Paraíso Travel’ (Raquel). Por supuesto que ese personaje es invención de Jorge Franco, autor de la novela, pero el hecho de que Simón Brand, el director, hubiera querido que este personaje lo hiciera una actriz bella, transformada de esa forma en un monstruo, me pareció brillante. Cuando hago ‘La Ranga’ (serie web inspirada en Raquel) es cuando más feliz me siento, porque no estoy pendiente de la luz ni de cómo me veo (...).

Yo mando las fotografías para las publicaciones en las que aparezco porque hay medios que prácticamente te borran la cara con Photoshop. Pareciera que ellos se sienten más avergonzados de mis arrugas que yo misma”.

BERNARDO BEJARANO GONZÁLEZ
Editor Redacción Domingoberbej@eltiempo.com

Mis Portales

Llegaste al límite de contenidos del mes

Disfruta al máximo el contenido de EL TIEMPO DIGITAL de forma ilimitada. ¡Suscríbete ya!

Si ya eres suscriptor del impreso

actívate

* COP $900 / mes durante los dos primeros meses

Sabemos que te gusta estar siempre informado.

Crea una cuenta y podrás disfrutar de:

  • Acceso a boletines con las mejores noticias de actualidad.
  • Comentar las noticias que te interesan.
  • Guardar tus artículos favoritos.

Crea una cuenta y podrás disfrutar nuestro contenido desde cualquier dispositivo.