Cuando tenía 6 años, el maltés Joe Sacco decidió crear junto con su hermana una tira cómica para su madre enferma, con el fin de levantarle el ánimo. Desde entonces no ha parado de dibujar y, 50 años después, es uno de los nombres más famosos de lo que se ha dado en llamar el periodismo gráfico: contar historias reales, de actualidad, por medio de cómics.
Sus trazos ya no alivian dolencias: son, por el contrario, un sacudón a las conciencias dormidas. Por ejemplo, dibuja en una página completa el fusilamiento de un grupo de bosnios, a manos de soldados serbios, en Srebrenica.
Casi con saña, se regodea en un alto nivel de detalle: briznas de hierba y piedras desplazadas por una retroexcavadora, que abre el surco macabro de una fosa común a la que caen cinco, diez, veinte cuerpos vendados y atravesados por las balas. Manos crispadas, bocas jadeantes. En una esquina, impone una leyenda: “Los exterminaron junto a los miles de hombres y niños que los serbios habían capturado mientras trataban de huir a Tuzla”. Al borde opuesto, dispara otra etiqueta de contexto: “Hacía 50 años que Europa no veía una masacre así”. Sobre los muertos, flota una conclusión: “En total, entre emboscadas y ejecuciones, murieron más de 7.000 varones musulmanes”.
Fragmentos de esta contundencia son comunes en libros como ‘Gorazde. Zona segura’, ‘Notas al pie de Gaza’, o como ‘Palestina’, que le tomó tres años y medio, y le deparó el American Book Award, en 1996. También ha recibido dos veces el Prix France Info, de Francia; el Eisner Award, de Estados Unidos, y el Prix Regards sur le Monde, del salón de Angoulême, el más importante de Europa.
Pero su mayor trofeo es el impacto de sus obras. No en vano, el polémico escritor británico Christopher Hitchens escribió para el prólogo de ‘Gorazde. Zona segura’ un agradecimiento intelectual por hacernos reflexionar: “¡Cuán grato resulta que, mientras todos nos perdonamos los unos a los otros, Joe Sacco dé un paso adelante para aclarar su garganta y, también, nuestra perspectiva!”.
Desde su hogar en Oregón, Estados Unidos, Sacco se ufanó de ello, en respuesta a un cuestionario de EL TIEMPO, poco antes de viajar al Festival Gabriel García Márquez de Periodismo, donde esta semana será una de las estrellas invitadas: “Siempre tengo opiniones de los lugares que veo. Los periodistas pretenden ser neutrales, y tal vez lo crean, pero un periodista occidental que va al Oriente Medio o a Suramérica viene con sus propios prejuicios. Llevamos nuestra crianza con nosotros dondequiera que vayamos. Creo que es importante reconocer los prejuicios y no engañarse pensando que uno es totalmente neutral”.
Si bien ha dibujado todo el tiempo, desde aquella tira cómica infantil, su vocación de historietista fue tardía, ya que no pensó que pudiera ganarse la vida haciendo cómics. “Nunca leí historietas de superhéroes, pero leí un montón de historietas de guerra estadounidenses y británicas. Mis cómics que muestran la realidad de la guerra son una especie de penitencia por los pecados de mi infancia”, asegura.
En la secundaria descubrió el periodismo, cuando se vinculó al diario escolar y quedó enganchado con la adrenalina del cierre. Decidió seguir esta carrera en la Universidad de Oregón, pero el ejercicio lo decepcionó y retornó a Malta, su tierra natal, donde se reencontró con los cómics, pero decidió aplicar las técnicas aprendidas en las salas de redacción: observar, tomar fotos, apuntar detalles, consignar cifras.
Empleando la misma técnica, le pido que describa su oficina, y esboza una viñeta con palabras: “Mi espacio de trabajo es un dormitorio convertido, y es un completo desastre. Trabajo en una mesa con fotos de referencia y las páginas y los materiales de arte se amontonan por todo el lugar. No importa cuántas veces limpie las cosas, en pocas horas estoy trabajando en un área pequeña porque todo se apila de nuevo”.
Sacco es un viajero empedernido, que ha vivido en Malta, Australia, Alemania y diferentes ciudades de Estados Unidos, así como en los lugares sobre los que ha dibujado reportajes. Para su libro sobre el conflicto de Gaza, pasó casi siete años buscando información, escribiendo y dibujando, dos disciplinas que no son simultáneas, pero que conviven de manera natural: “No creo que el texto y el dibujo puedan ser separados. De hecho, el cómic trata de hacer que los dibujos y el texto trabajen juntos en una especie de síntesis”.
Dibujar me permite contar cosas que en realidad son horribles. El dibujo se convierte en un filtro
Usualmente, escribe un libreto, un texto base sin fijarse aún en la parte gráfica. Luego comienza a hacer bocetos y en algunos casos reproduce de manera casi literal las fotos que ha tomado. “Dibujar me permite contar cosas que en realidad son horribles. El dibujo se convierte en un filtro”, dijo en una conferencia.
Esta posibilidad hubiera sido imposible hace 20 años, cuando el cómic solo era visto como diversión. Su trabajo hace eco del de otros dibujantes con temas difíciles, como Art Spiegelman con el nazismo, Marjane Satrapi con el mundo musulmán, o Robert Crumb, con el sexo y la política. En el caso de Sacco, los choques bélicos forman en primera fila, aunque no de modo exclusivo.
“La gente me ha sugerido, de manera informal, trabajar sobre el conflicto colombiano. El problema es que no puedo saltar sobre cada oportunidad que se presenta. Mi trabajo tarda mucho tiempo en completarse, así que solo hay unas cuantas historias en las que podré meterme en el transcurso de mi vida”, comenta.
En cualquier caso, Colombia no es ajena para Sacco. En el 2014, asistió como invitado al Hay Festival de Cartagena y ahora viene a Medellín, convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. “La pasé muy bien en el Hay Festival de Cartagena –reconoce–. Estoy contento de volver. Y espero conocer mejor la escena del dibujo animado colombiano”.
El artista abordará el tema ‘Periodismo en cómic para un mundo visual’, el próximo sábado, a las 5 p. m. Conversará en el Jardín Botánico de Medellín con la periodista brasileña Sylvia Colombo, de la ‘Folha de São Paulo’.
La guerra también cansa, y para tomarse una pausa en su temática bélica, Sacco incursionó hace seis años en la ciencia ficción, con un cómic titulado ‘El proyecto Nostradamus’. La idea era predecir lo que sería el mundo dentro de 50 años, con el apogeo de las nuevas tecnologías, algo que no parece haber influido radicalmente en su trabajo: “No mucho, para ser honesto. Trabajé en un cómic web para una revista española de noticias sobre la masacre de Srebrenica. Me pareció una experiencia interesante, pero no sentí que la pudiera dominar por completo. Creo que prefiero mucho los impresos. Vamos a asumirlo: soy un perro viejo, y no quedan muchos nuevos trucos en mí”.
El oficio del reportero
Desde el jueves y hasta el sábado, se abordarán temas como periodismo narrativo, inteligencia artificial, redacciones multimedia, noticias falsas y avances en el uso de datos, entre otros.
Premio a la excelencia
El periodista mexicano Jorge Ramos será galardonado el viernes con el Reconocimiento a la Excelencia periodística. Esa noche se entregarán también los premios en texto, cobertura, imagen, innovación y al editor colombiano ejemplar. A las 12 del día, Ramos dará la charla ‘Desobedezcan, siempre desobedezcan’, junto con María Elvira Arango y Rosental Alves.
No solo de periodismo
Además de charlas y talleres, habrá muestras de documentales y de fotoperiodismo, conversatorios sobre música, cine, libros y un consejo de redacción satírico, con Actualidad Panamericana.
Concierto de homenaje
Totó la Momposina ofrecerá un recital gratuito en el cierre del evento, el próximo sábado a las 9 p. m. en el Jardín Botánico de Medellín. Además, la cantante folclórica, que estuvo con Gabriel García Márquez en Estocolmo, cuando este recibió el premio Nobel de Literatura, dará una charla en el parque Explora, el viernes a las 6 p. m., junto con Juan Mosquera.
JULIO CÉSAR GUZMÁN
Editor Cultura y Entretenimiento
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