Conjugar el amor, la magia y la fantasía en una carroza no es fácil, pero Gustavo Adolfo Freyre Rodríguez aspira lograrlo cuando su obra de arte de 4 metros de ancho por 6 metros de alto y 25 figuras monumentales haga su recorrido el 6 de enero, el día magno del Carnaval de Negros y Blancos, en Pasto.
Su carroza la bautizó con el sugestivo nombre de ‘Cazador de sueños’ porque él soñó hace unos meses construir una gran carroza. Pero también quiere hacer un llamado a la aventura y plasmar en la realidad lo imposible.
Frente a los momentos de guerra y violencia que vive el mundo, no puede faltar la exhortación al desarme y a la búsqueda de la paz como lo hizo Colombia.
“Tenemos que ser guerreros de la vida y cuidar la naturaleza”, dice este joven artesano pastuso, en una pausa en su extenuante jornada de trabajo de 7 a. m. a 1 a. m.
Heredó el amor al arte de su padre, el también cultor y otro soñador, Orlando Freyre, con quien coincidió al nombrar la carroza, cuyos movimientos serán innovadores. Es más, asegura que van “a impactar” con sus sistemas manual y mecánico. Los bastidores de 7 por 3 metros los adornarán caballos de mar, calaveras, armas y escudos cubiertos con los infaltables colores carnavalescos con los que su autor quiere demostrar que la muerte no es el final, sino un paso más.
La composición de la carroza incluye un enorme monstruo marino para representar las dificultades que deben enfrentar los humanos y su misión de acabar con presiones, ofensas, calumnias e influencias negativas.
La infaltable figura de toda carroza es en este caso un kraken, propio de la mitología escandinava, un animal gigante que hundía barcos y acababa con los guerreros.
“Lo que queremos es que los paisanos y turistas se compenetren en esa aventura y piensen que los sueños se pueden hacer realidad”, afirma este artista de contextura delgada y quien prefiere los temas mitológicos.
Freyre, que comenzó a trabajar hace tres meses en compañía de su padre, hermanos y primos –unas 20 personas continúan la tradición familiar–, aspira terminar la carroza en la noche del 5 de enero, es decir, en la víspera del desfile magno, “porque hay que tener en cuenta hasta los más mínimos detalles”, dice.
Las dificultades no han faltado, como la que tuvo que superar hace 15 días, cuando un muro del lote en el barrio La Carolina, donde está el taller, se derrumbó a causa de las fuertes lluvias, lo que ocasionó daños a la parte delantera del trabajo.
De no ser por el apoyo que obtuvo de la Asociación Santo Sepulcro, que le permitió montar dos grandes carpas y utilizar uno de los corredores y los salones de la sede ubicada en el barrio Bolívar, el artista cree que habría fracasado en su sueño de participar en el majestuoso e imponente desfile.
Hecho a pulsoEl artesano Freyre Rodríguez se ha hecho en el arte urbano a puro pulso y desde su condición de empírico no ha extrañado la academia. Para él, “el carnaval es una vena artística, es hereditario; es más, es muy familiar”. Y como pocos, ha hecho una “carrera” impecable y envidiable en su afán de llegar a ser un ‘maestro’ en la fiesta.
Cuando tenía 7 años, ingresó a la ‘escuela’, que viene siendo el Carnavalito. Le ayudaba a su padre a pegar papel en la elaboración de carrocitas y recuerda que la primera se denominó ‘La mejor herencia de nuestros padres es la educación’, con la que obtuvo un premio y aplausos.
Luego de unos años dio el salto al Carnaval de Negros y Blancos, participando en comparsas, y después ingresó a la exigente modalidad de carrozas, colaborando con el maestro Carlos Mena, quien lo estimuló a continuar.
En sus trabajos prefiere los colores vivos y fluorescentes, como el rojo, “porque la vida es un carnaval. También me gusta el negro, pero hay que saberlo cortar”, admite el artista.
Y someterse a la aventura de diseñar una carroza en esta temporada de Navidad y fin de año sí que significa un sacrificio, como dejar a un lado las exquisitas comidas y las bebidas, todo por amor al arte y al Carnaval de Negros y Blancos.
“En este tiempo no podemos compartir con la familia; no estamos en las novenas, y el 31 de diciembre nos toca darnos el abrazo en medio del trabajo”, reconoce. Pero espera desquitarse al atardecer del 6 de enero, cuando habrá tiempo de brindar, festejar si gana y descansar.
Mientras tanto, a quienes lo acompañan en su improvisado taller siempre les insiste en la responsabilidad y el respeto, aunque a veces no puede faltar la música bailable del momento y el son sureño, propio de la región, para fomentar la sana convivencia en un ambiente familiar.
Afuera, en las calles y avenidas de Pasto, la gente piensa en la cena del 31 de diciembre, en tomar y en jugar a los negritos y blanquitos, la esencia de este carnaval que empezó el pasado 28 de diciembre y termina el 7 de enero, y que muestra la tradición de la fiesta andina.
‘Cazador de sueños’ llevará 85 personas el próximo 6 de enero. Son las que dice el reglamento que deben ir, animando a la gente y haciendo parte del motivo de esta, una creación de un joven pastuso de 25 años que sigue la tradición.
¿Dónde y cuándo?Hasta el 7 de enero en Pasto, Nariño. Informes y programación en la página carnavaldepasto.org.
MAURICIO DE LA ROSA
Para EL TIEMPO
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