“No somos un supergrupo (banda integrada por músicos de otros conjuntos influyentes o famosos). No me gusta esa palabra, pues creo que a pesar de tener una historia ya consolidada, nosotros apostamos por algo propio”, explica el guitarrista Andreas Kisser acerca de su experiencia en el proyecto musical De la Tierra, que acaba de lanzar su nuevo disco, II.
Kisser, quien ya tiene un nombre en la escena del metal por el grupo Sepultura, se reencontró con Andrés Giménez (de A.N.I.M.A.L.), el bajista Flavio Cianciarulo (Los Fabulosos Cadillacs) y el baterista Alex González (Maná) para su nuevo álbum, que ofrece un recorrido sonoro entre el metal y el hardcore, explorando la crudeza y ofreciendo algunos elementos de ritmos latinoamericanos.
“Trabajamos unidos y contamos con el apoyo del productor Ross Robinson (Korn). Fue bueno tenerlo y que nos guiara”, explicó Andreas Kisser.
Las giras con Slipknot y Metallica también le dieron a De la Tierra la confianza necesaria para consolidarse.
“Tocamos con Metallica en Bogotá (2014) y ese fue nuestro primer concierto en escenario”, recuerda el guitarrista.
La banda consiguió romper ciertos estereotipos y lidiar con algunas críticas que veían con malos ojos el aporte de otros ritmos como un sacrilegio al rock pesado.
“Los radicales del metal siempre están ahí y son necesarios. Respeto su opinión, pero no estoy de acuerdo con que el metal debe tener un sonido definido y que no se pueda salir de él”, opina.
Para Kisser, lo que hizo que este tipo de música sobreviviera fue la necesidad de mezclar ciertos ritmos y de experimentar. “Nuestro primer disco llamó la atención de mucha gente que hoy sigue con nosotros y, al final, creo, vamos ganando la batalla”, finaliza.
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