Tras siete años de haberse presentado por primera vez en Colombia, la banda californiana Korn cumplió una nueva cita con sus fanáticos en Bogotá y el efecto fue devastadoramente más intenso y emotivo.
El público estaba ansioso, gritaba al unísono el nombre del grupo y hasta practicaba dando pequeños saltos, como preámbulo a la descarga musical que se veía venir. Tras la presentación de los caleños Electric Sasquatch -banda invitada para abrir el recital-, el escenario del Chamorro Entertainment City Hall apagó las luces unos segundos y luego se inundó de una tonalidad azul que le dio la bienvenida al vocalista Jonathan Davis, quien saludó efusivamente.
Antes, los asistentes ya habían demostrado un poco de euforia cuando un integrante del equipo de producción de la banda colocó el mítico micrófono diseñado por el artista suizo H.R. Giger en la tarima. Sin embargo, con los primeros acordes de ‘Right Now’, el piso tembló y la multitud comenzó a saltar desenfrenada.
De un momento a otro apareció el pequeño Tye Trujillo, el bajista de 12 años e hijo del músico Robert Trujillo (que hace parte de Metallica), quien acompaña a la banda en el inicio de la gira latinoamericana que, precisamente, comenzó en la capital colombiana.
El aplauso descontrolado de los más de cinco mil asistentes fue respondido por el joven bajista con un tímida sonrisa. Al principio se le vio un poco quieto, pero después no se intimidó con la responsabilidad de sustituir a Reginald ‘Fieldy’ Arvizu, el bajista original de Korn.
Luego se acopló la canción ‘Here to Stay’. en la que Korn ya tenía en el bolsillo a todo el mundo. “Realmente los amo, son una audiencia increíble (…) En serio los amo Bogotá”, gritó extasiado Davis, tratando de incrementar la escala telúrica que se sentía en el piso y en las paredes donde chocaba con fuerza el sonido de sus canciones.

Jonathan Davis se mostró muy enérgico y efusivo en su segundo concierto en Colombia.
Juan Diego Buitrago/ EL TIEMPO
“Todos vamos a levantar el dedo medio y a sostenerlo en el aire a la cuenta de tres”, bromeó el cantante mientras corría de un lado al otro del escenario con su infaltable falda y una risa de complicidad con el guitarrista Brian ‘Head’ Welch, a quien se le notaba también la alegría durante el concierto.
Sin importar que por momentos el cantante tuviera que tomar un par bocanadas de oxígeno, dada la altura de Bogotá, el show fue erupcionando como un volcán, sobre todo cuando se escucharon canciones como ‘Falling Away for Me’ o ‘Freak on a Leash’.
Con los destellos de las luces aparecían las hordas de amantes incondicionales del grupo que tocaban sus guitarras imaginarias, cerraban los ojos para sentir cómo se metía en la piel el golpe de la batería y los bajos de un pequeño Trujillo que ya había perdido todo el miedo y movía su larga melena, mientras que su padre orgulloso lo aplaudía al lado izquierdo de la tarima.
También fue interesante ver a una mujer mayor agarrada a la barrera metálica que separaba las dos localidades del concierto. Ella no ocultaba su satisfacción y de vez en cuando movía la cabeza, exhibiendo con orgullo una camiseta negra que decía ‘Korn’ en un azul intenso.
Cerca a ella había un muchacho con una franela del concierto ‘El gusto es nuestro’, que se hizo en Bogotá hace un par de meses y contó con la presencia de Joan Manuel Serrat, Ana Belén, Víctor Manuelle y Miguel Ríos. Ese fanático no perdió de vista ningún detalle de la presentación, como tampoco un hombre con un suéter de rombos quien se abrió paso entre todos para grabar en su celular buena parte del show.
Uno de los momentos más emotivos del recital de Korn en Bogotá fue cuando Ray Luzier hizo un solo de batería que luego desencadenó en la interpretación de la canción ‘Blind’, una de las más populares de la banda.
Así mismo, le hicieron un tributo a Queen con ‘We Will Rock You’, a Cameo con ‘Word Up’ y a Metallica con una demoledora versión de ‘One’.
“Fue un concierto muy bueno”, grito una fanática que trató infructuosamente de alcanzar uno de los ‘pics‘ que lanzaron los músicos, entre ellos Brian Welch, que aprovechó para enseñarle a su bajista invitado cómo tirar a mayor distancia esos valiosos recuerdos de una noche en la que tembló Bogotá.
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