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Cómo usar las comillas / En defensa del idioma

El diccionario ha incluido palabras que, por costumbre, se añadieron al lenguaje.

El diccionario ha incluido palabras que, por costumbre, se añadieron al lenguaje.

Foto:123rf.com

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Para citas textuales, títulos de artículos, apodos, extranjerismos y hasta expresiones irónicas.

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Muchas personas asumen que el uso de las comillas está centrado solo en destacar una o varias palabras dentro de una oración. Sin embargo, esta percepción entraña algunas carencias, que se difunden porque muy pocos usuarios de la lengua lo constatan.
Para empezar, recordemos que hay tres clases de comillas: angulares («…»), dobles (“…”) y sencillas (‘…’), y por supuesto pueden escribirse seguidas cuando los contenidos así lo demanden, por ejemplo cuando hay una cita dentro de otra: «Roquelina me aclaró lo siguiente: “Siempre estaré pendiente de mi ‘parche’ para recibir apoyo”». Y se recomienda el uso en ese orden.
Las siguientes sugerencias rigen para los escritos de recurrente y regular uso, como informes de oficina, correos electrónicos, memorandos, circulares, etc. Por ahora, dejamos de lado los documentos académicos y los periodísticos (cada medio parece aplicar hoy sus usos), que se ciñen a un mayor detalle y cuidado de las comillas, sobre todo para las citas textuales.
1. Cita textual. Para transcribir con cierta fidelidad las ideas, palabras o pensamientos que alguien dijo, escribió o leyó. Carlos se expresó con contundencia: «Aquí mando yo». También pueden alternarse la cita y la atribución dependiendo de qué dato resulte más relevante: «Aquí mando yo», se expresó Carlos con contundencia. Y puede intercalarse un aporte de quien escribe la cita: «¡Hoy triunfaremos —gritaba el futbolista--, porque somos mejores atletas!».
2. Para encerrar palabras impropias, irónicas, inventadas o que proceden de otra lengua. Por ejemplo: Ese sospechoso señor obtuvo dinero con «transacciones» muy acertadas. O también: El novio de la gerente muestra una «inteligencia» a toda prueba.
3. Al comentar un término desde el referente lingüístico. Hemos de afirmar que «llover» es un verbo impersonal. O también: La palabra filosofía está conformada por ‘filius’ (amor) y ‘sophos’ (conocimiento): amor al conocimiento.
4. Títulos de artículos, poemas, capítulos de un libro, reportajes, etc. El reportaje «Una vida ejemplar» ganó un premio nacional. O quizás: Los versos del poema «Lirios de fuego» entrelazan un bello ritmo.
5. Nombres de algunos establecimientos comerciales. Ayer almorzamos en «El pollo farsante»; Compraste el collar en la miscelánea «La Fresita»,
6. Algunas aclaraciones:
-Los títulos de los libros, periódicos o revistas se escriben en cursiva: Hoy, Los Miserables, la gran novela de Víctor Hugo, sigue siendo un monumento a la conducta humana; Esta mañana leí El Tiempo; La revista Semana cuenta con excelentes columnistas.
-El punto final de una oración entrecomillada va después de las comillas finales. A él le dijeron: «Tienes un gran talento para la pintura».
-La puntuación de una oración entrecomillada es independiente. Por eso, es incorrecto decir y escribir La doctora Fernanda dijo que «trabajaremos por la paz», porque quien escribe se está incluyendo. Se vale siempre y cuando haya concordancia de persona y tiempo: La doctora Fernanda dijo que «es provechoso trabajar por la paz». Si no, también resulta claro: La doctora Fernanda dijo: «Trabajaremos por la paz».
Casi siempre al final de sus textos, Jairo Valderrama escribe: «Con vuestro permiso».
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