La voz de Inés Granja suena de una manera especial. Cantadora desde siempre, descendiente de una extensa familia de músicos, oírla emociona. Nacida en Timbiquí, Cauca, en 1951, es reconocida porque sus canciones se han ido convirtiendo en himnos de la región.
Sobre esta faceta de su vida, hay quienes dicen que la han visto caminar por la orilla del mar con una libreta pequeña en la cual anota lo que le va llegando. Pero ella cuenta: “Las canciones las guardo en un fólder, y son como 18 carpetas. Hay currulaos, jugas, bundes y pasillos (del Pacífico) y también, vallenato y salsa”, dice desde México, donde estuvo en días pasados.
Ahora llegó a Bogotá para presentarse este domingo 19 de noviembre en Tornamesa, a las 12:30 p. m., con el músico y marimbero bogotano Juan David Castaño, el guitarrista Jorge Galicki y el africano Babou Diabaté, intérprete de la kora.
Suyas son canciones como La marea, Soy timbiquireña, Que baile el abuelo, A navegar, Memoria, Marimba e, Soy el currulao, Los camarones, Baila negro y Queremos la paz, por nombrar algunas.
Su caminar por el mundo con el marimbero Castaño no deja de sorprender, pues al margen de la tradición con este instrumento, es blanco y del interior.
Pero Castaño no solo ha estado al lado de Granja, también cuenta que ha sido cercano al maestro José Antonio Torres, ‘Gualajo’.
Cuenta que hace más o menos diez años tenía la intención de irse a África a buscar los ancestros de los sonidos tradicionales colombianos. “Pero conocí al maestro Gualajo y la marimba de chonta. Tenía toda la historia y ese instrumento ancestral a unas 15 horas de camino hasta el Pacífico desde Bogotá y no al otro lado del mundo. Quedé embrujado con la marimba, los cultores y las cantadoras”, agrega.
De la maestra Inés Granja Herrera habla con respeto: “Ella es un ángel, cuando estoy a su lado sé que todo estará bien. Somos más que socios y colegas, somos familia”, comenta el músico.
La maestra Inés sigue componiendo. Para ella, lo importante es que no se muera la tradición, “hay que transmitirla a otras generaciones, sin parar”, sostiene.
En ese trasegar no le pueda faltar la marimba (que también interpreta). “Ella es la que me guía, es la que me da la nota para yo cantar. Sin la marimba no puedo hacer mis currulaos”, dice Granja.
Cantadora y marimba se hacen uno. Los palos de chonta resuenan con la voz de la maestra, recientemente homenajeada en el Petronio Álvarez, de Cali, junto con Julia Estrada, de Buenaventura; Zully Murillo, del Chocó, y Eva Pastora Riascos, de Nariño.
Su voz es necesaria. En ella están sus ancestros y la tradición, la vida de una región que ha hecho de sus canciones una especie de himnos, de cantos de niños jugando, de llamado a preservar la historia.
19 de noviembre, 12:30 p. m. Tornamesa Zona G. Calle 70 n.° 5-23, Bogotá. Teléfono 3221639. Boletas: 25.000 pesos.
OLGA LUCÍA MARTÍNEZ ANTE
EL TIEMPO
olgmar@eltiempo.com
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