Dice Juan Esteban Constaín en su columna de EL TIEMPO que bizarro viene del apellido Pizarro, muy común entre soldados españoles de los siglos XVII y XVIII.
En España –explica– se veía a esos pizarros o bizarros como valientes, coronados de gloria con sus heridas y cojeras. En los demás países de Europa se los veía como fantoches, extravagantes.
De ahí que la palabra bizarro haya adquirido en español los significados de ‘lucido’, ‘espléndido’, ‘valiente’, mientras que la palabra inglesa bizarre significa ‘extraño’, ‘estrambótico’, ‘raro’.
Constaín dice que es mejor darle este último sentido, también en nuestro idioma, que es como más se usa. Y así lo entiende la Asociación de Academias de la Lengua Española, en cuyo Diccionario de americanismos, 2010, aparece como ‘cosa extraña, rara, insólita’ y ‘bajo, despreciable, malsano’.
Los medios informativos usan con frecuencia la voz bizarro con el sentido del inglés bizarre: “Mirá el bizarro paso de la Tigresa del Oriente por el Bailando” (Diario
Registrado), referido a una actuación tan deplorable que mereció dos ceros del jurado; “¡Qué bizarro! Brian Lanzelotta le dio un insólito uso al spinner” (Show), referido a la rara opción de enfriar un puré con el juguete de moda; “Añade otro matiz disonante al bizarro universo, onírico” (Arcadia), referido a la cinta Los ojos sin rostro.
Javier Lascuráin recuerda en El País (Madrid), que en sus orígenes italianos la palabra tenía el sentido de ‘iracundo’, y que el español Lope de Vega la usó en Las bizarrías de Belisa (1634), con el sentido de ‘encantos’.
La Fundación del Español Urgente, de la que Lascuráin es coordinador, dice: “Puede emplearse con el significado de ‘extraño, raro, insólito’. Aunque se ha censurado este uso por considerarse influencia del francés, se encuentra extendido. El Diccionario de uso del español, de María Moliner, ya en su primera edición señalaba que bizarro se empleaba con el sentido de ‘extravagante, sorprendente’”.
Volviendo a la columna de Constaín, Trump es bizarro para sus amigos, por ‘valiente, lucido, espléndido, encantador’, y bizarro para sus enemigos, por ‘raro, extraño, extravagante, iracundo y fantoche’.
Fernando Ávila
Experto en redacción y creación literaria