Han llegado nuevos e importantes actores a la temporada de festivales de jazz que se realiza en septiembre por todo el país.
En este caso me quiero referir a Atlantijazz, un encuentro coordinado por la Universidad del Atlántico y que se lleva a cabo en Barranquilla justo dos semanas antes de que inicie Barranquijazz, pero que a diferencia de este último, es totalmente gratuito.
En su décima edición, que se realizó del 7 al 10 de septiembre, ofreció conciertos en cuatro puntos de la ciudad, incluyendo un par de noches al aire libre, una de ellas en la plaza de Puerto Colombia, donde el Ensamble Sinsonte presentó su mezcla de jazz con música colombiana.
Los teatros José Consuegra y el de Bellas Artes también alojaron el festival con buenos resultados tanto en la parte del sonido como en la utilización de instrumentos de muy buena calidad, lo que mejora el nivel de las presentaciones artísticas.
Dentro de lo que supone presentar novedades en la programación, este festival asumió el riesgo de incluir a Laurent Wilde y Otisto 23, un inusual trío francés en el que el computador es otro instrumento musical que convierte el piano en un sintetizador en tiempo real, además de proyectar imágenes que ‘cantan’ a la vez con la música.
También acudieron a esta cita bandas como Sinujazz, de la Universidad de Córdoba, el grupo Inguna de Bogotá y un proyecto titulado Hombre de Barro, que recoge música indígena y cantos ancestrales colombianos presentados en un contexto urbano utilizando tiple, chelo, voz y percusión.
El plato principal de esta festividad corrió por cuenta de la Atlántico Big Band, liderada por el maestro Guillermo Carbó, que se ha establecido en la región Caribe con su apuesta por la improvisación y el talento local.
Es contradictorio que esta banda no circule más activamente por los grandes eventos de la región, como el Festival de Música de Cartagena o el Mompox Jazz Festival, para solo mencionar algunos espacios que se podrían beneficiar con su sonoridad.
En síntesis, los diez años de Atlantijazz demuestran la acogida que han tenido estos encuentros musicales que se extienden con rapidez por nuestra geografía.
No se extrañen si el año próximo aparece un nuevo evento en ciudades que no cuentan con su festival.
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