Ofrecerles a los asistentes la experiencia de estar en un mundo de fantasía, donde la psicodelia y el ambiente campestre se unen para transportar al público hacia una dimensión multicolor, diferente y alejada de la rutina diaria ha sido la consigna del Festival Estéreo Picnic desde su primera edición, realizada a comienzos del año 2010.
Para cumplir este objetivo, el evento creó un departamento de arte, conformado por Max Lehder, Pablo Salazar y Sergio Pabón, que se especializa en la planeación y el diseño de las estructuras, el mobiliario y todos los elementos visuales que, junto con la música, son la esencia de este universo envolvente y surrealista.
“Lo que muy poca gente sabe es que el proceso de la decoración y de la conceptualización de todo lo que sucede dentro del festival se empieza a pensar con 10 meses de anterioridad. Es decir que dos meses después de terminar cada edición, nos reunimos y empezamos a buscar esos elementos que le puedan aportar estéticamente a la idea de un picnic gigante en el que la gente convive alrededor de la música”, explica Salazar.
Debido a que cada año el festival se lleva a cabo en el Parque 222 –es decir, deben abarcar un espacio al aire libre con más de 90.000 metros cuadrados (ver el mapa)–, el equipo de diseño debe pensar en una decoración que se acople orgánicamente a este ambiente exterior y que, al mismo tiempo, responda a las necesidades conceptuales del espectáculo.
“Exploramos materiales como el heno, manteles de picnic, banderas, retazos de telas con colores fluorescentes, bombillitos de feria, distintos tipos de maderas, láminas y metales que contrasten con el verde del pasto y el azul del cielo, dos elementos fundamentales en un ambiente de picnic”, añade Salazar.
Estos elementos constituyen la indumentaria básica del festival y se han convertido en un símbolo característico de su identidad. Sin embargo, otros conciertos que se realizan a las afueras de la capital han replicado la misma idea, obligando a los diseñadores del Estéreo Picnic a pensar en estrategias diferentes, que hagan del evento algo único.
“Para eso, asistimos a otros festivales alrededor del mundo, miramos miles de referencias en países que sobresalen por su diseño, como Alemania y Japón, y buscamos qué es lo que no se ha visto en Colombia y cómo podemos llevar a otro nivel todo eso que vimos”, dice Lehder.
Aunque gran parte de su inspiración la han encontrado en festivales de Estados Unidos como Coachella y Burning Man, el principal reto para estos artistas está en no copiar absolutamente nada, sino en crear diseños impactantes que el público no ha visto antes.
“No se trata de hacer estructuras normales, sino de hacer arte a través de esas estructuras. Hacia allá hemos tratado de guiar todos nuestros esfuerzos, buscando que el Estéreo Picnic sea algo sumamente artístico”, recalca Lehder.
Además de intervenir en el diseño y en la infraestructura del espectáculo, el departamento de arte también desempeña una función crucial en todo lo que tiene que ver con la temática, la paleta de colores y los personajes que dan vida a las campañas publicitarias que se realizan cada año.
Por ejemplo, para la edición del 2015 crearon tres criaturas peludas que venían de otra dimensión para absorber a toda la gente y llevarla al festival. Los nombres de estos extraterrestres eran Hermandad, Locura y Euforia.
“Eran unas estructuras y un diseño de vestuario que nunca se había hecho para algo diferente a televisión. Entonces fue un reto gigantesco construir monstruos que funcionaran digitalmente y a nivel de video, pero también en la vida real”, recuerda Salazar.
La siguiente campaña consistió en apagar la emisora La X para que la gente pensara que un dictador se había tomado la ciudad y había acabado con la música en Bogotá, pero al cabo de 12 horas el sonido regresó, el mandatario fue derrocado y se reveló la lista de músicos que se presentaron en aquella edición.
En esta ocasión, el video promocional se grabó en un apartamento de Chapinero, y aunque fue pensado con la estética de un colegio estadounidense de los años 50, incluye detalles muy colombianos, como un afiche de Andrés Caicedo.
El Estéreo Picnic es uno de esos eventos que siempre sobresale por su diseño y la creatividad invertida. Es por eso que este año sorprenderá a los asistentes con una máquina de chicles gigante y unos hongos que brillan en la oscuridad, respiran y se mueven al ritmo de la música que sonará en este ‘mundo distinto’.
DANIEL TORRES
Cultura y Entretenimiento