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Música y Libros

Así fue el último concierto de Diomedes Díaz antes de morir

Diomedes Díaz

Diomedes Díaz

Foto:Archivo particular

'El Cacique de la Junta' falleció el 22 de diciembre de 2013, pocas horas después de su último show.

Se cumplen ya nueve años desde aquel domingo de diciembre en el que Diomedes Díaz ya no despertó. Quienes estaban en su entorno no se preocuparon, porque como todo buen músico -y uno que había titulado su álbum postrero como La vida del artista- trasnochaba y por eso no madrugaba. 
A muchos de sus seguidores -a los que él llamaba "su fanaticada"- se les quedó en la mente, grabado, ese triste relato del paso de las horas sin verlo por ahí, el hecho de que un niño fuera el encargado de entrar a su habitación por la ventana para abrir la puerta ante el silencio que reinaba, pese a los llamados. El niño, decían, ya había cumplido esa misión varias veces, porque así era la vida de este artista. 
Pero Diomedes ya no respiraba. Había ido a dormir de madrugada, tras una conversación larga con su mánager Jose Zequeda. Ambos habían llegado poco antes a Valledupar provenientes de Barranquilla, donde el cantante de vallenatos inmortales como Tú eres la reina, Amarte más no pude, Mi muchacho o La plata, había cumplido sin saberlo con el último concierto de su vida
El testimonio de Zequeda con los detalles de ese último show han rodado en el recuerdo por estas fechas, año tras año: que llegaron a la discoteca Trucupey, de la capital del Atlántico, el 20 de diciembre, dos días antes de que la noticia de la muerte del más grande de los cantantes del folclor tiñera de luto  la Navidad del mundo vallenato. 
Pasada la media noche, la estrella musical se dirigió al escenario. Había vivido una vida de excesos, polémicas y hasta una condena por homicidio (con fuga de la cárcel, tiempo prófugo, regreso y libertad). Sus quebrantos de salud eran ampliamente conocidos hasta el punto de parecer estar hecho a prueba de todo: había sobrevivido a un par de accidentes de tránsito en años recientes y a varias cirugías a corazón abierto que habían puesto a rezar a la fanaticada. 
Era obvio que ya no era el mismo de antes, ese de la voz que en sus comienzos alcanzaron a tildar de "fea", pero cuyo sentimiento había rendido a mareas de personas que compraban sus álbumes cada vez que los sacaba y los seguían en caravanas, que más bien parecían procesiones cuando llegaba a Valledupar con un álbum nuevo. Diomedes había sido el mayor vendedor de discos (cuando había LP y, después, CD) del país.
Que se agotaba en el escenario, que cada vez más seguido los coristas ayudaban a disimular las imperfecciones en vivo, que no tenía el mismo ánimo de antaño, todos lo sabían. Sin embargo, el público lo seguía a donde fuera, era una leyenda de la música vallenata y querían verlo, así tuviera fama de llegar tarde (o no llegar) a los conciertos. Y en la discoteca Trucupey había gente esperándolo.
El relato de Zequeda habla de la llegada del artista a la presentación, de su deseo de cambiar su atuendo. El asistente le mostró la camisa atigrada final, que acompañó un jean y un cinturón de brillos dorados. Relató que el artista, se había mirado al espejo y se había dado un autoelogio, antes de salir a la tarima, a las 12:20 a.m. 
En tarima lo presentaba, con la calidez de siempre Jaime Pérez ParodI, el presentador oficial del Festival Vallenato y también de la agrupación de Diomedes Díaz. También estaban allí sus músicos y entre ellos el rey vallenato Álvaro López, con quien había hecho equipo musical en dos etapas. Con López -que años después sería Rey de Reyes del Festival Vallenato- grabó sus últimas producciones, entre estas La vida del artista, que había lanzado al mundo en esa misma semana.  
Por eso Pérez Parodi les hizo saber a los asistentes de Trucupey que estarían ante una primicia musical. "Ustedes van a escuchar por primera vez el trabajo de Diomedes Díaz y Álvaro López, La vida del artista", les dijo.
Sin embargo, pese a que interpretó la canción que le daba título al álbum nuevo, el grueso del repertorio de Diomedes en este último show fue más bien de clásicos. En tarima, poco se movía.  Ya se ha dicho que no cantaba igual, pero estaba ahí. Cuando interpretaba el clásico de Calixto Ochoa, La Plata, pidió una silla en la que se sentó varias veces durante el resto del "baile". Su agotamiento era visible, pero seguía cantando con el sentimiento que la gente quería ver. 
Y así interpretó Tú eres la reina, Caracoles de colores, Mi muchacho y muchas otras canciones. A veces mencionaba el escenario en el que se encontraba, pero en vez de decir Trucupey, decía "Cutupey"... hasta un saludo le dedicó: "Ay 'Cutupey', donde pagan barato, pero pagan temprano", dijo Diomedes.
También les dedicó un saludo general de Navidad y Año nuevo a los presentes. "El último baile del año -recalcó el cantor de la versión más clásica de  Sin medir distancias (de Gustavo Gutiérrez Cabello)-. Y les anticipo el Feliz Año. Saludos a la casa: desde la abuela, a quien la tenga viva, hasta el bebé, hasta el último niño -dijo Diomedes con su particular carisma-. No aplaudan, que esto es de verdad, en nombre de mis hijos, de mi mamá, de mi papá en el cielo...."
Videos de estos momentos están en Internet. Diomedes estaba agotado, aún así viajó a su casa en Valledupar casi inmediatamente, tras regalarles a sus seguidores de Barranquilla una canción de más. 
El público no volvería a verlo con vida. Diomedes sería hallado muerto en su cama en la tarde del domingo 22 de diciembre. La noticia se confirmaría en últimas horas de la tarde, lo habían dado por muerto tantas veces, que a por momentos no se podía creer. 
Martín Elías, durante el sepelio de su padre, Diomedes Díaz.

Martín Elías, durante el sepelio de su padre, Diomedes Díaz.

Foto:Carlos Capella. Archivo EL TIEMPO

Seguiría el multitudinario sepelio en medio de la navidad. Cantantes, acordeoneros, amantes del vallenato, folcloristas -la mayoría vestidos de blanco- se concentraron en Valledupar para darle el último adiós.
Rafael Santos, Martín Elías, Jorge Oñate, Silvestre Dangond, Peter Manjarrés, Iván Villazón e Iván Zuleta, además de los Niños del Vallenato del Turco Gil se despidieron cantándole a su "Cacique", en la plaza Alfonso López.
Diomedes Díaz sería enterrado el 25 de diciembre, pasada la noche de Navidad y después de que miles de personas, muchas que llegaron a Valledupar provenientes de diferentes lugares del país, pudieron verlo por última vez y darle el último adiós.
Sus restos reposan en el el cementerio Jardines del Eccehomo de Valledupar, donde sus seguidores no han dejado de visitarlo a lo largo de estos nueve años de ausencia. 
LILIANA MARTÍNEZ POLO
REDACCIÓN DE CULTURA
@Lilangmartin
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