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Cultura

Imagine que a John Lennon no lo hubieran asesinado

John Lennon fue asesinado el 8 de diciembre de 1980, pocos días después de haber cumplido 40 años y de haber publicado su álbum de regreso, 'Double Fantasy'.

John Lennon fue asesinado el 8 de diciembre de 1980, pocos días después de haber cumplido 40 años y de haber publicado su álbum de regreso, 'Double Fantasy'.

Foto:Archivo EL TIEMPO

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Este 8 de diciembre se cumplen 40 años de la muerte del ídolo. ¿Cómo sería hoy Lennon, con 80 años?

“En la noche del 8 al 9 de diciembre de 1980, John y Yoko volvían a casa después de haber estado grabando nuevas canciones en el estudio (...). Al entrar en el vestíbulo del edificio Dakota, un muchacho de 25 años, que horas antes le había pedido un autógrafo a Lennon, se le acercó y le disparó el cargador de una pistola en presencia de Yoko. Las únicas palabras que John pudo exclamar antes de morir fueron: ‘¡Oh, Dios!’ ”.
La escueta narración del escritor español Jordi Sierra i Fabra en su libro ‘Imagina que esto fue real’ esconde el dolor que embargó a millones de aficionados al rock por un magnicidio que cumple 40 años: el asesinato de John Lennon.
Con él, murió el símbolo del pacifismo, el líder de la banda que cambió el rock para siempre, la estrella que a finales de 1980 recobraba el fulgor luego de cinco años de receso musical y nunca sabremos cuántas obras maestras dejó de escribir y si alguna vez habrían vuelto a tocar juntos los Beatles.
“Un par de años antes había comenzado seriamente a oírlos –cuenta el periodista Gustavo Gómez, uno de los seguidores más reconocidos de Los Beatles– y, con 13 años, uno cree que la gente no se muere. Me la pasaba recortando cosas, que era lo que hacíamos los muchachos con los periódicos y revistas en esa época, y tengo algunas cosas de ese día triste. Han pasado 40 años y ya entendí bien que la gente se muere. Mueren, pero no necesariamente se van”.
La tristeza estaba plenamente justificada: la muerte había alcanzado a Lennon apenas semanas después de reanudar su carrera, con el lanzamiento del álbum ‘Double Fantasy’, que ponía punto final al retiro que anunció el músico en 1975, cuando nació su hijo Sean.
El álbum salió al mercado en noviembre, días después de que Lennon cumplió 40 años, e incluía un sencillo muy significativo que hoy es un himno de las segundas oportunidades, ‘(Just Like) Starting Over’: “Es como si nos estuviéramos enamorando de nuevo / Será como volver a empezar”.

Han pasado 40 años y ya entendí bien que la gente se muere. Mueren, pero no necesariamente se van

Regreso interrumpido

La promoción del disco, que se convirtió en un clásico por éxitos como ‘Woman’, ‘Beautiful Boy’ y ‘Watching The Wheels’ (aparte de ‘Just Like Starting Over’), mantuvo ocupado a Lennon durante sus últimos días de vida. El 6 de diciembre dio una entrevista de tres horas al disc-jockey inglés Andy Pebbles, para BBC Radio Uno, cuya transcripción fue recogida en un libro titulado ‘The Lennon Tapes’. Una de las preguntas de Pebbles fue si vivir en Nueva York le daba una sensación de seguridad. Y Lennon respondió afirmativamente: “Ahora puedo salir directo por esta puerta e irme a un restaurante. ¿Sabes lo fantástico que es eso? (...) Hay personas que vienen a pedirme un autógrafo y dicen: ‘Hola’, pero no te molestan”.
En efecto, el día de su muerte, al salir de su casa rumbo a los estudios Record Plant, Lennon atendió a un aficionado hasta entonces desconocido: Mark David Chapman. Este le pidió un autógrafo en la carátula de ‘Double Fantasy’ y el momento fue captado por el fotógrafo aficionado Paul Goresh, quien pasó luego a la posteridad por haber tomado la única foto en la que aparecen Lennon y su futuro asesino. En ella se ve a Chapman como un gordito de gafas, con cara de ansiedad.
Paradójicamente, Chapman era un gran fanático de los Beatles y en el colegio se la pasaba cantando sus canciones. A finales de los 70 se había mudado a Hawái y por alguna razón solía firmar como John Lennon. En su pasado turbulento, había consumido drogas, intentó suicidarse y protagonizaba altercados con compañeros de trabajo. Tenía, además, una obsesión con el libro de J. D. Salinger ‘El guardián entre el centeno’ y se identificaba con su rebelde protagonista.
En la tarde, luego de este premonitorio encuentro, Lennon llegó al estudio de sonido, a bordo del carro de Radio RKO, emisora para la que había concedido otra entrevista. Trabajó con Yoko Ono en una canción de ella, que luego se conoció como ‘Walking on Thin Ice’. Los gritos de Ono, que resuenan por encima de la guitarra de Lennon, parecen presagiar en la canción lo que vendría esa misma noche. En un receso de la grabación, Lennon llamó a su tía Mimi, quien lo crio de niño y ocupó el rol de su madre. Fue la última vez que hablaron.
Hacia las 10:30 p.m. de ese 8 de diciembre de 1980, Lennon se sintió satisfecho con la grabación y regresó a su vivienda junto a Yoko, portando las cintas del día. Ambos vivían en el apartamento 72 del edificio Dakota, ubicado en la calle 72 a pocos metros del costado occidental del Central Park.
El escritor y periodista Philip Norman cuenta en su biografía del artista otros detalles de la tragedia: “En vez de cruzar por el arco para entrar en el patio interior ya seguro, la limusina se paró en la acera. Cuando John salió, Chapman se adelantó, aferrando su copia autografiada de ‘Double Fantasy’. Llamó con voz suave, “señor Lennon”, y luego sacó un revólver calibre 38, lo esgrimió con las dos manos poniendo la postura de combate tan familiar (...) y disparó cinco tiros. John continuó andando, subió los escalones hasta el vestíbulo de la portería y allí se derrumbó en el suelo, desparramando a su alrededor los casetes que llevaba”.

Cuando John salió, Chapman se adelantó, aferrando su copia autografiada de ‘Double Fantasy’. Llamó con voz suave, “señor Lennon”, y luego sacó un revólver calibre 38...

Asombro y desolación

John Lennon fue declarado muerto en el Hospital Roosevelt a las 11:07 p.m. y la noticia se regó como pólvora. En Madrid, donde estaba terminando un viaje de juventud, el periodista Eduardo Arias leyó los titulares de prensa: “La verdad, me tomó por sorpresa porque no le veía ninguna lógica al asunto. Lennon hacía rato no grababa nada y yo no sabía que acababa de lanzar ‘Double Fantasy’. Tuve el impulso de comprarlo pero al final no lo hice. Ya en Bogotá tuve tiempo de leer lo que había pasado. Recuerdo que mi papá compró la revista ‘Time’ donde aparecía Lennon en la portada. De pronto anda por ahí”.
En Argentina, donde los adolescentes habían adoptado el rock como bandera, el impacto fue colosal: “Enterarme de la noticia de su asesinato fue una profunda tristeza –recuerda el periodista Roque Casciero, quien escribe sobre música para el diario argentino ‘Página 12’–. Yo era adolescente y vivía en Junín, mi ciudad natal. Recuerdo que volví a mi casa y puse un disco doble de baladas de los Beatles y lloré un buen rato, aunque en ese momento no conocía tanto a la banda. Sin la devoción de tantos fans, igual sentí que algo muy malo había pasado para el mundo. Y después de tanto tiempo, es la primera muerte que recuerdo, como si antes de eso la infancia me hubiera mantenido a salvo de la sensación de duelo (y en el caso de Lennon, hasta de cierta orfandad)”.
Al día siguiente, EL TIEMPO incluyó en su portada una foto a una columna con el pequeño título ‘Asesinado exbeatle’. En la página 17-A, el titular era más grande, a seis columnas: “Asesinado ayer a tiros el exbeatle John Lennon en N.Y”. La noticia venía acompañada de dos fotos: una de los 4 de Liverpool y otra de Lennon con su esposa, sobre una leyenda que hoy suena risible: “John Lennon y su esposa japonesa Yoko Ono. Después de que el grupo ‘The Beatles’ se desintegró, a la pareja le dio por retratarse de frente y desnudos en escenas íntimas en la cama, y en las más extrañas actitudes”.
El reconocido hombre de radio Manolo Bellon despertó abruptamente a las 5:30 a. m. por la llamada de un amigo que le leyó la noticia. Conmovido, corrió a la emisora Caracol Estéreo y grabó un programa especial. “Con voz entrecortada y lleno de imprecisiones –confiesa Bellon–, dejé fluir los sentimientos que terminan cuando paso la canción ‘#9 Dream’ ”. Esa canción que hizo Lennon en 1974 inspiró también el cierre de una nota que Bellon publicó en EL TIEMPO dos días después del insuceso, en la misma fecha en que el Central Park de Nueva York acogió a medio millón de personas en silencio: una profunda manifestación de dolor.
El artículo se tituló ‘John Lennon: Genio, loco, músico’ y allí Bellon relata brevemente la historia de los Beatles, con un tributo final a manera de epitafio: “Sueña, John, sueña tu sueño No. 9, sueña tu sueño eterno, sueña tu sueño de paz, frustrado por las balas de un loco que no pudo compartirlo contigo”.

Con voz entrecortada y lleno de imprecisiones –confiesa Bellon–, dejé fluir los sentimientos que terminan cuando paso la canción ‘#9 Dream’

Un Beatle de 80 años

Fanáticos y creadores llevan cuatro décadas preguntándose qué habría pasado si Lennon no hubiera muerto. La película ‘Yesterday’, que el año pasado llegó a Colombia, acaricia esa posibilidad.
“Creo que John Lennon habría optado, como Bob Dylan, por un aislamiento social –aventura el periodista especializado en música Carlos Solano–, al que no llegaran las noticias frustrantes sobre la continuidad de las guerras y el fracaso de la búsqueda de la paz, porque el mundo, de una u otra forma, no le habría dado el chance a la paz, como lo sugería la Plastic Ono Band. (...) Aunque en lo artístico, me lo imagino explorando esa misma intimidad en grabaciones caseras e introspectivas que serían de culto, centradas absolutamente en la faceta de cantautor”.
El propio Lennon había imaginado cómo sería su vejez, al lado de Yoko Ono, en una célebre entrevista que le dio en 1971 a Jann S. Wenner para la revista ‘Rolling Stone’ y que fue incluida en la antología ‘Las grandes entrevistas de la historia’, de Editorial Aguilar: “Espero que seamos una parejita de ancianos encantadores, vivir en la costa de Irlanda o algún lugar parecido y dedicar el tiempo a hojear nuestro álbum de recortes de la locura”.
Así también lo presume Gustavo Gómez, pero con una remota esperanza colombiana: “Viviría con Yoko. Amaría mucho a Sean. Habría pasado más tiempo con Julian, su hijo mayor. Algo habría hecho con Paul. No hubiéramos tenido Beatles Parte II jamás, pero ellos dos se habrían acercado personal y musicalmente. Habría pasado los últimos meses (o años) mortificado por Trump. Quizás Fernán Martínez lo habría traído a Colombia y lo hubiéramos visto en El Campín. Y, siendo periodista, es probable que yo hubiera tenido el gusto de conocer al hombre que tanto conozco sin nunca haberlo conocido”.
La misma fantasía de una visita a Suramérica seduce al periodista Casciero si Lennon aún viviera: “Supongo que los Beatles se hubieran juntado cada tanto, que él hubiera disfrutado de su paternidad con Sean y eventualmente se hubiese acercado a Julian, que hubiera seguido haciendo discos, que hubiera profundizado su lado experimental con Yoko ¡y que hubiera venido a la Argentina!”.
En cambio, el periodista Eduardo Arias prefiere subrayar su perfil político: “Imagino que Lennon, de 80 años, sería una voz dispuesta a comentar, criticar y denunciar lo mal que andan las cosas en el mundo. Lo imagino de antagonista de Trump y apoyando de manera un tanto lejana, más bien sarcástica, a Biden. Me cuesta mucho trabajo imaginar en qué estaría hoy su actividad musical”.
Finalmente, Manolo Bellon se aparta de la fantasía y acepta resignado la muerte de su ídolo: “Yo prefiero recordar a John como lo conocimos. Tratar de imaginar cómo sería hoy en día es algo que no hago, ni quiero hacer. A sus 80 años, ¿estaría vivo? ¿Estaría bien de salud? ¿Calvo? No. Prefiero al Lennon genial, brillante, rebelde, irreverente, músico, cantante, poeta, escritor de canciones, divertido, cáustico, pacifista... y como una docena más de epítetos que le podemos asignar”.
Julio César Guzmán
Editor de la Mesa Visual de EL TIEMPO
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