Un frío pero acogedor paisaje alpino, con sus montañas nevadas y preciosos chalés de madera, fue el escenario que Karl Lagerfeld eligió para el último desfile de Chanel que llevará su firma, tras su muerte el pasado 19 de febrero a los 85 años.
Más de un millar de invitados acudieron al acto, en el que se presentó la colección otoño-invierno 2019/20, y que arrancó con un minuto de silencio en honor al diseñador que dirigió el diseño de la maison francesa durante los últimos 35 años.
Chanel recibió a los asistentes con un pequeño cartel de recuerdo, un dibujo de Lagerfeld a carboncillo en el que aparece hablando con Coco Chanel, fundadora de la casa, bajo el título ‘El ritmo continúa’, con lo que muestra su voluntad de que la transición sea lo más imperceptible posible.
Conforme a su voluntad, no se celebró ninguna gran ceremonia póstuma, por lo que este desfile fue la ocasión para su público más cercano de darle un último adiós. Bajo el impresionante techo de vidrio del Grand Palais de París, se escuchó la voz en francés de Lagerfeld, con su inconfundible acento alemán, hablando en una entrevista sobre sus inicios con Chanel y los desafíos a los que hizo frente para llevar a lo más alto a la firma de alta costura. "Hacer revivir una marca no era tarea fácil. Acepté la segunda vez porque todo el mundo me dijo que no debía hacerlo, que no funcionaría".
Tras esto, Cara Delevingne, durante años protegida del ‘káiser’ y ahora retirada de las pasarelas, abrió el desfile con un abrigo extralargo en pata de gallo, sobre un conjunto blanco y negro en "tweed" estampado a cuadros de pantalón de pata ancha y camisa con escote en v. Un sombrero de ala ancha tipo fedora completaba el estilismo.

Cara Delevingne abrió el desfile de prêt-à-porter de Chanel en el Grand Palais de París y una tanta de looks inspirados en los gángster americanos de los años 30.
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Este look, inspirado de los gángster americanos de los años 30, se repitió en los primeros pasajes, coloreados en tonos marrones y negros. Después, el blanco y el negro inundaron el escenario, con jerséis de punto con estampados fair isle en pedrería, abrigos jaspeados y faldas de lana en jacquard, a juego con la decoración alpina.
Cerraron la pasarela faldas cortas blancas con plumas y pedrería, una de las cuales vistió la actriz Penélope Cruz, que el año pasado se convirtió en la primera embajadora española de la firma.
La intérprete desfiló con una flor blanca en la mano y se mostró un tanto tímida pero sonriente, como lo hicieron también muchas modelos durante el carrusel final, al ritmo del clásico Heroes, de David Bowie.

Penélope Cruz (centro), embajadora de la marca, también desfiló por la pasarela de nieve, en la última tanda de atuendos totalmente blancos.
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La música indicaba que Chanel quería despedirse festejando la memoria de Lagerfeld, pero muchos invitados e incluso modelos, como Mariacarla Boscono, no pudieron contener las lágrimas durante la ovación final.
Especialmente dura fue la salida de su sucesora y durante años mano derecha, Virginie Viard, que salió a saludar cabizbaja y se retiró inmediatamente de la vista de los invitados. Ahora, empieza una nueva etapa, de momento con ella al frente, y la maison ha dado la orden: "El ritmo continúa".
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